POLÍTICA

Las 'cartas' de Uribe frente a Donald Trump

En la dura misiva que envió al Congreso de los Estados Unidos, el ex presidente asegura que el país va rumbo a ser Venezuela. La afirmación generó una ola de respaldos y críticas. ¿Qué espera el Centro Democrático de la Casa Blanca?

16 de abril de 2017
La reunión entre Uribe, Pastrana y Trump, y la carta enviada al Congreso norteamericano demuestra que Estados Unidos será un factor definitivo en la campaña de 2018. | Foto: Fotomontaje Semana y AFP

La reunión de los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana con Donald Trump ha generado una ola de especulaciones y críticas políticas. Quienes están del lado del proceso de paz rechazaron la visita argumentando que no tenía sentido buscar al presidente de Estados Unidos para poner en jaque unos diálogos que están terminando con más de 50 años de conflicto armado. Por el contrario, quienes se han distanciado de ese proceso, resaltaron que los dos exmandatarios expusieran los "excesos" que se pactaron con las Farc ante quien se ha convertido en una especie de Sheriff de la humanidad y destacaron el valor simbólico de que el magnate los recibiera a ellos antes que al presidente Juan Manuel Santos

Muy pocos, sin embargo, pueden opinar de fondo sobre ese encuentro. El mismo Uribe describió como "social" y Pastrana agregó en un trino que había sido una "muy franca conversación sobre problemas y perspectivas de Colombia y la región".

Pero aparte de esas dos frases no se conoce ningún detalle adicional de la reunión. No se sabe de qué hablaron ni si llegaron a alguna conclusión. Por ahora, lo cierto es que la presencia de ambos líderes de la oposición en vísperas de la visita del presidente Juan Manuel Santos a la Casa Blanca resultará incómoda para el gobierno.

Lo que sí tiene un contenido político claro es la carta que el mismo Álvaro Uribe le hizo llegar a los congresistas de los Estados Unidos. En términos generales, el expresidente repite lo que ha sido su discurso en los últimos meses, pero el documento puede tener eco en un escenario que él sabe manejar: el Partido Republicano y especialmente, frente al congresista Marco Rubio, quien en el pasado ha hecho afirmaciones generosas con quien fue el líder del gobierno de la seguridad democrática. El Senador, hijo de cubanos exiliados en Estados Unidos, ha hecho públicas sus reservas frente al proceso de paz en especial por cuenta del apoyo de la isla a los diálogos.  

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Uribe firma la carta como "expresidente y actual senador". La tesis principal es que Colombia, "desde mi perspectiva", tiene múltiples vínculos con la Venezuela de Maduro. Cita ocho puntos. 1) La producción de drogas ilícitas. Asegura que después de estar en 42 mil hectáreas, el país aumentó a 188.000. "Nuestra economía no está en recesión por esta plaga del narcotráfico", sostiene. 2) La prohibición de la fumigación con glifosato que, según él, es la causa de esta tendencia y es culpa de las Farc. 3) La impunidad en la justicia para las Farc que perdonará los más graves crímenes. 4) La "sustitución de la constitución" por el Acuerdo con las Farc. 5) El "conejo" al plebiscito pues el gobierno no hizo cambios sustanciales para el segundo documento y luego lo ratificó en el Congreso. 6) El camino a ser como Venezuela por la desprotección del sector privado. 7) La limitación del acuerdo de paz a esa inversión. 8) La negativa de las Farc a devolver las armas y los niños que han utilizado en el conflicto armado.

Uribe cierra su carta diciendo que "no podemos separar el caso de Venezuela de nuestra riesgosa situación. Chávez y Maduro han apoyado el terrorismo en nuestro país. Las Farc y el ELN han sido protegidas en Venezuela...".

La misiva del exmandatario tiene el mismo tono del polémico documento que el Centro Democrático aseguró que nunca firmó. Este terminó convertido en un escándalo político unos días antes de la marcha que esa colectividad lideró contra el gobierno el pasado primero de abril. En la posesión de Alfonso Prada, el presidente Santos reclamó por un documento, en teoría promovido por la oposición, para hacerle mala propaganda al país frente al Congreso norteamericano.

El primer mandatario incluso leyó unos apartes que también comparaban a Colombia con el vecino país. "El sistema económico de mercado colombiano está siendo seriamente comprometido por el recurrente llamado de las FARC a imponer su agenda marxista leninista, siguiendo el modelo de la vecina Venezuela”, decía.

De inmediato miembros del uribismo, como María Fernanda Cabal y Ernesto Macías, rechazaron la existencia de la carta, pero aseguraron que la firmarían si los invitaran. Finalmente, la senadora Paola Holguín aclaró que la carta sí existía, pero que ella era la única firmante por el Centro Democrático. Los demás eran 40 exsenadores, exgobernadores, exconcejales, exmagistrados, docentes universitarios, militares retirados, entre otros.  

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Los dos hechos, la carta y la reunión Uribe-Trump, tienen a la clase política inquieta. Entre otras, porque ante un gobierno tan impredecible como el de Trump no es fácil anticipar cuáles podrían ser los efectos de la intervención del ex presidente. 

Para el analista político Ernesto Borda, Colombia estará en la disyuntiva de si será más eficaz la diplomacia formal en Washington o la informal en Miami. “Esa diplomacia de Miami la está impulsando de manera muy radical el senador republicano Marco Rubio. Él es el referente de Trump para las relaciones políticas de Estados Unidos en América Latina. Él es una persona radical del castrismo y del gobierno de Maduro, y ha comprado la falsa tesis según la cual el proceso de paz de Colombia nos lleva al castrochavismo. Es por eso que tiene una gran alianza con el expresidente Uribe y Pastrana”.

La tesis de que Colombia va en camino a ser Venezuela, reafirmada por Uribe en la carta al Congreso -según Borda- significa una búsqueda para que se reformule la política de Estados Unidos hacia Colombia. “Probablemente buscan una política que regrese a la erradicación forzada de cultivos ilícitos y restarle apoyos políticos y económicos al proceso de paz. Nosotros vamos para unas nuevas elecciones y en el 2018 el uribismo debe tener una agenda que proponerle al país, que será la de irse contra el proceso de paz y hablar de la amenaza castrochavista en Colombia”.

El país político también se pronuncio. La bancada del Centro Democrático respaldó la cita entre Uribe, Pastrana y Trump así como la carta. Senadores como Paola Holguín, Nohora Tovar, Carlos Felipe Mejía, Ernesto Macías, María del Rosario Guerra; y los representantes a la Cámara María Fernanda Cabal, Margarita Restrepo y Álvaro Hernán Prada retomaron apuntes del documento enviado por el ex presidente al legislativo estadounidense.

Usando el hashtag #UribeSalveAColombia le hicieron eco a la misiva enviada este domingo al Capitolio.

Por su parte el exprocurador Alejandro Ordóñez también elogio el encuentro. 

Pero también llovieron las críticas.Horacio Serpa, por ejemplo, rechazó tajantemente el encuentro y señaló que Trump está más del lado de la guerra que de la paz.  

El senador del Polo Democrático, Iván Cepeda, fue más allá y pidió analizar si la reunión de Trump con los expresidentes Uribe y Pastrana se puede calificar como “traición a la patria”.

En ese mismo tono se pronunció la representante liberal Olga Lucía Velásquez quien se sumó a la tendencia en Twitter #UribeyPastranaVendenElPaís. 

Del gobierno, al domingo en la noche, solo se había pronunciado el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien desde Mocoa dijo que “al gobierno no le sorprendió la carta ni la reunión”. 

El Movimiento Voces de Paz, que representa a las Farc en el Congreso, fue mucho más crítico. El vocero Jairo Estrada calificó el contenido del texto como “penoso”, “inadmisible” y “sarta de falsedades”. En 10 trinos refutó alguno de los puntos centrales del escrito de Uribe. 

Este lunes, en una entrevista con la W Radio, el embajador de Colombia en Washigton, Juan Carlos Pinzón, aseguró que no tiene detalles del sonado encuentro ni tampoco qué temas trataron. "No fue una reunión institucional, no hubo solictud de cita ni una recepción de orden oficial. Eso es importante para el lenguaje diplomático", agregó. Sin embargo, dijo que "es muy malo que polarización que vive el país trate de llevarse al exterior".

Horas después se pronunció en Palacio el secretario general de la Presidencia, Alfonso Prada. Allí dijo que no tiene mayor información de la reunión. "Sabemos que fue un encuentro social, no hay conclusión, no hay fotografías". Y agregó que esperaba que los expresidentes no hayan ido a hablar mal del gobierno y del país. 

Sin embargo, dejó claro que lo que más le preocupa es la carta. "Lamentamos el tono de la misiva porque es el mismo que usó en la campaña por el No en el plebiscito y como bien lo señaló su gerente (Juan Carlos Vélez) estuvo plagada de mentiras que terminaron en una indignación colectiva", explicó. 

Refutó varios puntos de la carta, entre ellos el que dice del crecimiento de los cultivos ilícitos: "Se le olvida mencionar que ha aumentado una cultura de sustitución de cultivos y de radicación de los mismos. El gobierno contruyó una política que le llega por primera vez al campesino, que le permite acceder a un nivel de financiación, que le permite tener una política de cambio de vida en el cambio de sustitución y que resuleve de fondo el problema de los cultivos ilícitos en Colombia. En estos tres primeros meses hemos erradicado más de 10 mil hectarias de cultivos ilícitos", dijo. 

Desmintió también que el texto de paz se haya alevado al rango de constituconalidad, "porque ese es uno de los cambios de fondo entre el primer acuerdo y el segundo". 

El avispero que levantó la reunión seguramente será el tema del comienzo de la semana. Y en todo caso, ambientará lo que será la reunión oficial entre el presidente Juan Manuel Santos y el presidente Trump. Para Colombia, el apoyo de la Casa Blanca es fundamental para la implementación del proceso de paz. Aunque Barack Obama dejó un camino ya avanzado en ese sentido, en el país hay expectativa por el giro que puede tomar Estados Unidos, en especial en temas estructurales como la política de drogas. Por ahora, el magnate ha dado pistas, pero nada está asegurado.