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NACIÓN

Santos- Uribe: El último ‘round’

La declaración del presidente en Londres de que el plebiscito se perdió por engaños fue interpretada por el Centro Democrático como una cáscara para acabar con la tregua. El expresidente no la pisó.

2 de noviembre de 2016

Cuando el presidente Santos se dirigió ayer en Londres a la Cámara de los Comunes, su discurso fue muy bien recibido. El primer mandatario hizo una extensa explicación del momento que vive Colombia y de la importancia de lo que vendrá que cayó bien en el recinto del parlamento inglés.

Lo único que no les pasó totalmente inadvertido a los británicos fue su interpretación sobre la derrota del plebiscito. Afirmó que se perdió solo por el 0,4 % de los votos y que el triunfo de la oposición se produjo por las mentiras de Juan Carlos Vélez.

Esa explicación en la cuna de la democracia sorprendió un poco, pues allá cuando se gana, así sea por un solo voto, se gana y punto. Las causas de la derrota no mitigan el resultado como lo demostró el caso de Brexit, que es hasta ahora el revés electoral más parecido al caso colombiano.

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En Colombia, sin embargo, la noticia opacó todo el cuento de hadas de las carrozas y Buckingham Palace. En momentos en que se suponía que había una tregua entre Uribe y Santos propiciada por este último, el Centro Democrático interpretó que el presidente le había puesto una bomba a este ambiente de distensión.

Las reacciones no se hicieron esperar. En rueda de prensa, todas las cabezas del No, empezando por el procurador Ordóñez, hicieron lectura de una protesta. En esa ocasión fue notoria la ausencia del presidente Uribe, quien cuando Carlos Holmes Trujillo, Iván Duque y Óscar Iván Zuluaga lo invitaron a leer el comunicado les contestó que mejor lo hicieran ellos pues él prefería quedarse con los del Gobierno para seguir avanzando.

Esa reacción pareció ajena a su temperamento que por lo general es explosivo e inmediatista. No sólo no sacó su artillería respondiendo con humor: “¿Y el que dijo eso fue el premio nobel de paz? Yo no creo, me parece, muy extraño y se debería revisar si hay un error en los medios de comunicación de Inglaterra”, dijo.  

Una declaración de ese calibre en un momento de relativo optimismo frente a la inclusión del Centro Democrático en las negociaciones de paz. No se trató de una improvisación, sino de un documento leído, lo cual que demuestra que había una intención estudiada detrás de la afirmación. No es posible que el presidente no anticipara la reacción de los del No, lo cual indica que había consideraciones estratégicas de por medio.

El problema podría ser de fondo. A pesar de la cordialidad que se ve en las reuniones entre los promotores del No y el Gobierno, es muy probable que hasta ahora no se haya llegado a acuerdos concretos.  

Algo así reconoció el mismo exprocurador Ordóñez. En uno de sus trinos recientemente dijo: “Tres días de discusión y no se ha avanzado absolutamente en nada concreto en ningún tema fundamental para quienes votaron NO en el plebiscito”.

El presidente Santos ha intentado darle peso a la discusión en esa mesa, pero se anticipaba que el debate no sería fácil y de alguna manera no se viable tampoco mantenerla abierta indefinidamente.

Un día antes de su discurso en Londres, el mismo presidente había dicho que descartaba la posibilidad de un plebiscito para evitar la polarización que este produciría. Al día siguiente de su intervención, afirmó que la aprobación final de lo acordado en la Habana correría por cuenta del Congreso. Esta nueva afirmación también generó polémica.

Con entregarle la llave al Congreso, Santos modificaba un poco los criterios de aprobación que se habían ventilado anteriormente. Dadas sus mayorías en el capitolio, el presidente estaba dándole un giro legítimo, pero más político que popular.   

En la práctica, lo que podría significar ese paso es que el acuerdo con el uribismo no está cerca de lograrse. Un día antes de su llegada al Reinio Unido, el presidente se había referido al tema en el periódico The Observer. En una entrevista dijo que le gustaría contar con el apoyo del Centro Democrático, pero que si esto no se podía, él tenía que seguir adelante con los otros representantes del No que apoyaran un acuerdo viable.  

La fórmula de dejar en manos del Congreso la refrendación puede volver viable esa alternativa, pues la oposición de los uribistas no podría evitar la aprobación mayoritaria de los partidos de la mesa de unidad en el parlamento.

En todo caso, por ahora, la explicación de los uribistas de participar en el proceso de elaboración del acuerdo final sigue en pie. Habrá que ver si hay suficientes puntos de acuerdo y si es posible que se dé en el tiempo necesario para poder ajustarse a las necesidades mínimas para la desmovilización de la guerrilla.