| Foto: Archivo Particular

NACIÓN

Un venezolano expulsado de Colombia puso de acuerdo a Uribe y Vivanco

Después de que una comisión de expertos de la ONU concluyó que la expulsión de Lorent Saleh de Colombia en 2014 fue violatoria a los derechos humanos, los dos viejos antagonistas salieron en su defensa.

30 de junio de 2018

Los extremos se tocan. Aunque tienen intereses opuestos y han protagonizado más de un desencuentro, el expresidente Álvaro Uribe y el director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, terminaron este sábado defendiendo una misma causa: la de Lorent Saleh.

En julio de 2013 fue la primera vez que en Colombia se escuchó hablar del venezolano a través de un controvertido artículo donde se aseguraba que él era uno de los panelistas en el lanzamiento de Alianza Nacionalista por la Libertad, un movimiento apéndice del grupo colombiano neonazi Tercera Fuerza.

Lo que afirmaba entonces Gustavo Rugeles en El Espectador ya lo había dicho el chavismo. Saleh, por su parte, respondió que no creía en posturas nazis por ser un latinoamericano de familia palestina y se definió a sí mismo como un activista de derechos humanos y un líder estudiantil en Venezuela, opositor al gobierno de ese país.

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Pero sus actividades en Colombia no tenían nada contento al gobierno de Juan Manuel Santos. Por más que Saleh alegó que él era tan sólo el líder de la organización Operación Libertad, aquí se le consideró como un extranjero que atentaba contra “la seguridad nacional, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social”.

Esas fueron las razones dentro del Artículo 105 del Decreto 4000 de 2004 que argumentó Migración Colombia para deportarlo a Venezuela en mayo del 2014. Desde entonces el joven permanece recluido en El Helicoide donde lleva 43 días en aislamiento sin que su familia y abogados conozcan su paradero.

En Venezuela a Saleh se le acusó de haber falsificado documentos de identidad a venezolanos en Colombia, planear atentados contra ese país y difundir falsas informaciones acerca del gobierno de Hugo Chávez. Aunque la Fiscalía desde hace un año viene pidiendo su liberación su caso se ha venido dilatando sin que su defensa haya podido evitarlo.

Este sábado, sin embargo, su caso sufrió un nuevo revés. A través de su cuenta de Twitter el director de HRW informó que un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que la polémica decisión que hace cuatro años tomó el gobierno colombiano de devolverlo a su país fue "violatoria de los derechos humanos".

De acuerdo con el fragmento del documento que compartió Vivanco: "el país no pudo acreditar cómo, en los procedimiento de expulsión se les garantizaron los derechos a la información de las razones de la detención, a contar con un abogado de su elección, con tiempo suficiente para preparar su defensa y a ser oído por un tribunal competente para determinar la legalidad de su detención. De la misma forma. El Gobierno de Colombia fue omiso en verificar el riesgo que corría Saleh y Sguerzi de ser sometidos a torturas en su país de origen, con lo que se contraviene el derecho a la no devolución o non refoulment", se le en uno de los 74 artículos del informe.

Bajo ese contexto Vivanco hizo un llamado a la Cancillería para que se pronuncie sobre lo que ocurrió: "Le pido María Ángela Holguín que para remediar esta situación le exija a Maduro su inmediata liberación". En esa misma línea se paró el expresidente Álvaro Uribe quien horas después de conocer la noticia trinó: "ojalá Colombia lidere la libertad de Lorent Saleh en infortunada hora entregado por este Gobierno a la dictadura como parte de los pagos por la amistad con Farc".

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Dos viejos antagonistas se juntaron este fin de semana para defender una misma causa. Aunque el país ha explicado que Saleh fue expulsado “con fundamento en el artículo 105 del Decreto 4000 de 2004”, que faculta “expulsar a los extranjeros que a juicio de la autoridad migratoria realicen actividades que atenten contra la seguridad nacional, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social, la seguridad pública”, la comunidad internacional no les dio la razón.

Como nunca antes en la campaña presidencial donde salió victorioso el candidato del uribismo, Iván Duque, Venezuela se había colado en la agenda de discusión. La crisis social y política por la que atraviesa el vecino país fue de los lugares comunes de la contienda. Por eso llama poderosamente la atención no sólo la postura que asumirá desde el 8 de agosto el candidato electo sino la forma cómo manejará las cosas y los efectos que tendrá en casos como el de Salah.