POLÍTICA
Uribismo, la hora de la verdad
Los uribistas ya definieron cómo van a escoger a su candidato. Carlos Holmes Trujillo es uno de los opcionados. La pelea va a estar como para alquilar balcón.
Ahora que el Centro Democrático aprobó el mecanismo para seleccionar su candidato, comenzó el conteo hacia atrás. Finalmente, se impuso la idea de hacer una ‘encuesta progresiva’. Esta consiste en cinco mediciones sucesivas con una semana de diferencia, y a partir de la segunda el último de los competidores queda descabezado. Será una especie de reality como los de la televisión, en los que hay un gran suspenso alrededor de quién sobrevive y quién se va.
Las encuestas se harán entre una población compuesta en un 80 por ciento por ciudadanos de la calle y en un 20 por ciento por militantes del partido. El misterio por ahora es quién las hará. La opinión pública se ha vuelto cada vez más escéptica frente a ellas, pues cada semana aparecen diferencias abismales entre unas y otras. Por ejemplo, en relación con la imagen de Juan Manuel Santos, el Centro Nacional de Consultoría por lo general duplica la cifra de Yanhaas.
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En lo que se refiere al Centro Democrático, en las últimas semanas se han alternado el primer puesto en las encuestas los tres varones: Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo y Rafael Nieto. De las últimas tres Trujillo ha ganado la de Yanhaas y la de Gallup, y Nieto la de Datexco. Comparados con los otros candidatos como Sergio Fajardo, Gustavo Petro, Germán Vargas, Clara López y Marta Lucía Ramírez, las cifras de los uribistas son insignificantes y muchas veces están dentro del margen de error. Sin embargo, la expectativa es que tan pronto el ungido sea presentado al país como el ‘candidato de Álvaro Uribe’, saltará al pelotón delantero. Eso sucedió con Óscar Iván Zuluaga hace exactamente cuatro años.
Se puede anticipar que el resultado será machista, pues al acercarse el inicio del proceso el sexo débil se está quedando atrás. Paloma Valencia, quien ha crecido un poco últimamente en los sondeos, ha dejado saber en privado que su prioridad por ahora es la maternidad. Y María del Rosario Guerra, la consentida del partido, no logró el suficiente reconocimiento a nivel nacional. Hasta hace poco se rumoraba que le estaba guardando el puesto a Óscar Iván Zuluaga.
Ese puesto probablemente quedará vacío, pues la candidatura de Óscar Iván no tiene muchas posibilidades. La Fiscalía y la Procuraduría han estado en desacuerdo con la absolución que le dio el Consejo Nacional Electoral, y no se ve cómo Álvaro Uribe podría avalar un candidato enfrentado a las cabezas de esos dos organismos.
El verdadero problema de Zuluaga es más político que jurídico. La violación de los topes con el cuento del pago al publicista Duda Mendonça no cambia el hecho de que él es unánimemente respetado, muy competente y admirado dentro del partido. Pero haber obtenido 7 millones de votos en 2014 no garantiza volver a tenerlos en 2018. Y aunque en el Centro Democrático es muy popular, una reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría mostró que dos terceras partes de los colombianos prefieren no repetir caras y oír nuevas propuestas.
Rafael Nieto representa esa cara nueva, pero llegó demasiado tarde. Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque le cogieron una ventaja sustancial y parecería que no hay tiempo para que los supere. Por lo tanto, en términos prácticos, en la selección por encuesta se perfila un mano a mano entre estos dos.
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A Duque le va bien en buena parte de los sondeos, pues tiene aceptación por fuera del Centro Democrático, a diferencia de la mayoría de sus rivales. Pero, igualmente, es el que más enemigos tiene dentro del partido, pues consideran a sus posturas desviaciones de la línea dura furibista.
Hasta hace poco, de Carlos Holmes Trujillo se creía que había hecho una campaña con mucha altura, pero pocas posibilidades. Como fórmula vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga no representaba la renovación que anhelaba la opinión pública. Sin embargo, en esa campaña tampoco logró ser lo suficientemente reconocido por la gente como para asociarlo con el pasado. Su problema hasta ahora había sido más de desconocimiento que de rechazo. Él es consciente de esto y ha tratado de contrarrestarlo trabajando silenciosamente como una hormiga, y ese esfuerzo ha comenzado a dar dividendos. Particularmente, entre los militantes del Centro Democrático.
En términos de hoja de vida, le lleva kilómetros de experiencia a sus rivales. Esa es una de las ventajas de tener 66 años, lo cual no necesariamente resulta un activo entre un electorado con ansias de renovación. Fue el primer alcalde de elección popular en Cali, ministro de Educación y del Interior, alto comisionado de paz, constituyente y embajador. Tiene el récord nacional en número de embajadas: Japón, Austria, Rusia, Noruega, Finlandia, Islandia, Bruselas y la OEA. Eso lo dejó trabajando con los gobiernos de López, Turbay, Samper, Pastrana, Gaviria y Uribe, y hablando 5 idiomas. Ese número de años en el exterior (20) es una de las razones por las cuales a pesar de su trayectoria no tiene un alto nivel de reconocimiento. Según la última encuesta de Invamer, lo conoce la mitad de los colombianos.
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La referencia de él era la de miembro de una dinastía política del Valle del Cauca. Allá los apellidos Trujillo, Balcázar y Rengifo son el equivalente de López, Santos y Lleras a nivel nacional. Su padre, del mismo nombre, se ganó un concurso en 1950 como el campeón mundial de oratoria. Era un jefe político de la escuela gaitanista de voz atronante y puño arriba. Su hijo heredó esa elocuencia que, aunque pasada de moda, le ha servido en la plaza pública.
Trujillo combina ese estilo grecocaldense en los barrios con un tono académico en los foros. Es un madrugador estudioso, lo cual se refleja en sus intervenciones y en sus columnas. Ha sido profesor de derecho y relaciones internacionales en varias universidades y ha publicado libros sobre temas académicos. En la actualidad trabaja en la Universidad del Rosario como profesor y director de debates.
Curiosamente, nunca ha sido parlamentario. Sus únicos cargos de elección popular han sido constituyente y alcalde de Cali. A esta última posición llegó en 1988 tras derrotar al popular cronista Henry Holguín. En 2010 trató de ser gobernador del Valle, pero lo masacró Angelino Garzón, quien le ganó cuatro a uno. El político profesional de la familia ha sido su único hermano, José Renán Trujillo, de quien, por razones que nadie conoce, está muy alejado.
Carlos Holmes Trujillo comenzó su carrera política en el Partido Liberal, en el que se volvió muy cercano a Álvaro Uribe cuando los dos militaban en el movimiento Poder Popular de Ernesto Samper, hace 40 años. Desde esa época la relación entre ambos ha sido muy estrecha y el entonces presidente lo nombró embajador en la OEA. Después de este cargo, llegó a la conclusión de que su hoja de vida daba para pasar a las grandes ligas, es decir, a la Presidencia de la República.
Esta no es la primera vez que aspira a ser el portaestandarte del Centro Democrático. En 2014 se enfrentó por esa posición con Óscar Iván Zuluaga y Pacho Santos. Ambos lo derrotaron y acabó de candidato a la Vicepresidencia del primero. En la primera vuelta la fórmula Zuluaga-Trujillo le ganó a Santos por más de 400.000 votos, y en la segunda perdió por 900.000. Ahora que la candidatura de Óscar Iván está enredada, se anticipa que le daría todo el apoyo a su antiguo copiloto.
Su programa, como era de esperarse, es uribista. Coincide con sus copartidarios en la necesidad de hacerle ajustes a la JEP para que las Farc paguen penas antes de entrar a la política. Así mismo, considera la seguridad como una prioridad y tiene la certeza de que la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico debe enfocarse desde una perspectiva tradicional. Por cuenta de su trabajo diplomático, cree que el país debe buscar nuevas maneras de insertarse en la economía global. Igualmente, que es necesario hacer una reforma tributaria dirigida a mejorar la productividad, en la que los contribuyentes sean más, pero paguen menos.
En cuanto a su vida personal, tiene 4 hijos hombres y desde hace 20 años está casado con la opita Alba Lucía Anaya, quien ha recorrido el país entero con él. Su estrategia, según sus propias palabras, es “para llegar rápido hay que ir despacio”. Sin embargo, ser “el que diga Uribe” no depende de la velocidad del caminante, sino de la voluntad del jefe. Por ahora este no ha mostrado preferencias. Lo que es claro es que uno de los más opcionados es Carlos Holmes Trujillo. Es un gran señor tanto en su vida privada como en su vida pública. Nunca ha tenido un torcido ni una denuncia. El Macron colombiano, definitivamente no es. Es un veterano con todo lo bueno y lo malo que esto entraña en política.