"Venezuela no va a cambiar mientras Maduro siga pegado a ese poder": Daniel Coronell

SEMANA: ¿Cómo se vivieron las primeras horas de la llegada de Jorge Ramos a la redacción de Univision? 

Daniel Coronell: Fueron momentos de felicidad, en medio de una circunstancia muy difícil. Como se sabe, los miembros del equipo periodístico de Univision fueron arbitrariamente detenidos por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. El material que habrían logrado en una entrevista, encabezada por el periodista Jorge Ramos, fue incautado y decomisaron sus equipos.

SEMANA: Jorge Ramos escribió en su cuenta de Twitter que la liberación se la debe a un momento muy preciso. Él cuenta cómo, durante esas dos horas que duró retenido en el Palacio de Miraflores, María Martínez, una de las periodistas, le hace una llamada a usted, ¿cómo fue ese episodio?

D.C.: Nosotros habíamos tenido una tarde un poco tensa, muy concentrada en ellos. Yo tenía una serie de reuniones importantes ayer y la verdad no me pude concentrar en ninguna. Estuve almorzando con unas personas en la redacción y me tuve que salir varias veces porque recibía llamadas de Venezuela. La entrevista con Maduro estaba pactada para las 3:30 p.m. Me dijeron que habían llegado a las once de la mañana a las revisiones de rigor en Miraflores y a la hora pactada les dijeron que no sería todavía y que debían esperar. Allí, se dieron cuenta que un periodista de ABC, Tomas Llamas, llevaba mucho tiempo de antesala.

SEMANA: ¿Y esa espera parecía extraña? 

D.C.: A mí me había pasado lo mismo hace unos años. Había tenido que hacer una semana de antesala para una entrevista que Hugo Chávez le dio a María Cristina Uribe que era la presentadora de Noticias Uno -y que era y sigue siendo mi esposa- y yo fui como productor a esa entrevista. Entonces estaba muy pesimista sobre lo que iba a pasar. A las cinco de la tarde y un poco más, yo estaba en otra reunión y recibí un texto en donde me decían que iba a empezar la entrevista: ‘Están en la última revisión. Es un hecho, Maduro está aquí’. Me emocioné mucho y dije, bueno, esto ya va a pasar.

SEMANA: ¿Y cómo se enteró de lo que había pasado realmente? 

D.C.: Eran las seis y media de la tarde y recibí otra señal de María Martínez Guzmán  diciéndome que ella estaba siendo sacada del lugar donde iba a ser la entrevista, que no le permitían estar ahí, pero que la entrevista ya iba a comenzar. Yo de alguna manera tuve un alivio y cuando eran las 6:58, más o menos, recibí una una llamada y era María diciéndome: ‘estamos detenidos. Nos dicen que no podemos salir de Miraflores’. Pásame a Jorge -le dije- ella me pasa a Jorge Ramos y él me dice ‘nos están deteniendo, no nos dejan salir de acá’. Y yo dije, pero cómo es esto posible. ‘Me están quitando el teléfono, me están quitando el teléfono’, contestó.

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SEMANA: ¿Qué vino después?

D.C.: A partir de ese momento hubo una interrupción de comunicaciones que duró mucho rato. Yo me comuniqué con dos altos diplomáticos americanos para pedir su ayuda en esta circunstancia y también busqué comunicación con Jorge Rodríguez, el ministro de Comunicaciones de Maduro y le dije ¿qué es lo que está pasando? ‘No, no están detenidos de ninguna manera’, dijo. Entonces le digo, explíqueme cuál es su estatus. ‘Ellos ya van camino a su hotel’ ¿Pero cómo que van camino a su hotel si  no me contesta ninguno?¿por qué los detuvieron? ‘nosotros no vamos a soportar insultos al presidente’. ¿Cuáles insultos fueron esos? y me dice ‘lo llamaron repetidamente dictador y asesino’. Pero me imagino ministro, que si lo dijeron fue en el contexto de la entrevista, no que ellos le hayan gritado insultos a Nicolás Maduro. ‘Pues nosotros no tenemos que aguantar nada eso y me tiró el teléfono’. Quedé en blanco.

SEMANA: Ahí fue cuando usted hizo público todo...

D.C.: Sí. Decidí también poner un mensaje en mi cuenta de Twitter, que fue reproducido por las cuentas de las redes sociales de Univision, alertando sobre la situación en la que estaban nuestros periodistas; haciendo énfasis en que en el equipo periodístico había cuatro ciudadanos americanos, dos de ellos eran simultáneamente ciudadanos mexicanos y uno de ellos tenía solamente la ciudadanía mexicana. Otro era colombo-americano y el otro era simplemente americano. Entonces advertí de eso a las autoridades y empezó esta movilización. Al cabo de dos horas después, pude tener la comunicación con ellos y saber que habían salido de Miraflores y que estaban libres. Ese es el resumen de lo que pasó desde mi perspectiva, desde lo que yo me enteré.

SEMANA: Jorge Ramos le agradeció al Gobierno de los Estados Unidos, ¿Qué rol tuvo ese Gobierno en su liberación?

D.C.: Varios altos funcionarios hicieron públicas manifestaciones sobre esto. Yo hablé con el embajador de Estados Unidos en Colombia y le pedí que me ayudara a establecer contacto con las personas a cargo de la embajada de Estados Unidos en Venezuela. El encargado de negocios de la embajada, muy activamente, se puso al frente de esto. La subsecretaria de Estado, el señor Elliott Abrams, con quien también tuve comunicación, activaron todo esto y  fue claro, al cabo de unos pocos minutos, que era un tema que interesaba al Gobierno de Estados Unidos. Al mismo tiempo la Cancillería de México, nos ofreció con muy buena voluntad, expresar su desacuerdo público sobre estos hechos y yo creo que todo eso ayudó a que el caso ganara atención internacional y que la pesadilla que existió no durara tanto como habría podido durar en otras circunstancias.

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SEMANA:  ¿Que había en esa entrevista que fuera valioso para ser publicado?

D.C.: Muchas cosas. Es una muy buena entrevista. Yo la he visto a través de los apuntes de la productora, Claudia Rondón -que era la persona que estaba detrás de escena tomando esas notas-  y vi por ejemplo que la entrevista arrancó con una pregunta definitiva. Le pregunta Jorge Ramos a Nicolás Maduro: ¿Cómo puedo llamarlo, puedo llamarlo presidente cuando su posesión en este cargo no se debió a una elección legítima, cuando usted está siendo desconocido por tantos países, cuando muchos millones de venezolanos piensan que usted es un usurpador y cuando hay otro presidente que está en funciones? y otra cosa que recuerdo, a partir de los apuntes porque obviamente el material de video no lo he podido ver, Jorge le pregunta por la muerte de cientos de personas en las protestas, por los presos políticos que existen en Venezuela y cuya existencia en esas cárceles ha sido denunciada internacionalmente y Maduro responde que eso no es verdad, que hay detrás de una estrategia de propaganda negra.

SEMANA: ¿En qué momento sucede el episodio del video que tanto molestó a Maduro?

D.C.: Maduro defendió su gestión económica y le dice a Jorge que hay una campaña de propaganda y una leyenda negra alrededor del tema del desabastecimiento y del hambre que se vive en Venezuela. Entonces Jorge dice ‘permítame un momento, le quiero mostrar unas imágenes que yo mismo capté con mi teléfono celular en Caracas durante este fin de semana’. Esas imágenes mostraban a unos jóvenes alimentándose de desperdicios que lograban sacar de un camión recolector de basura. Y ahí fue cuando Maduro no aguantó más y le dijo algo así como ‘Vete a comer tu basura con una Coca-Cola’  y se levanta y en ese momento Jorge Rodríguez, el ministro, dice que esa es una entrevista que no está autorizada; el material queda decomisado, los equipos incautados y ustedes deben abandonar inmediatamente Miraflores. Cuando ellos tratan de salir de Miraflores es cuando los ponen en un cuarto oscuro. Hay una requisa intrusiva, especialmente con la jefe del grupo la productora María Martínez Guzmán, y ellos declaran que no pueden irse. Luego están detenidos y en ese momento se produce la llamada.

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SEMANA: Usted lanzó una pregunta muy interesante para este debate en sus redes sociales y es ¿quién es el dueño de las entrevistas, si el entrevistado, el periodista o los ciudadanos?

D.C.: Sí. Porque en esta oportunidad el equipo de Univision estaba en una situación de indefensión: un periodista frente a una instalación controlada por personas armadas por el entrevistado. Pero eso puede pasar en cualquier circunstancia. Están ustedes entrevistando al alcalde de Teusaquillo y resulta que al alcalde de Teusaquillo no le gusta una pregunta y entonces, en medio de la entrevista, decide que esa es una entrevista no autorizada y que el material no se puede conocer, que lo embarga porque él no autoriza a partir de ese momento esa entrevista. Las entrevistas tienen, desde luego, un sentido de propiedad con el periodista y el medio, pero sobre todo, de interés público, de propiedad de los ciudadanos. Y esa era la pregunta que estaba haciendo en Twitter con la esperanza de que la gente pudiera ver, en pequeño y en grande, lo que le ha pasado a este equipo de Univisión.

SEMANA: Jorge Ramos es, quizás, uno de los periodistas más emblemáticos de América Latina.  ¿Por qué se ha convertido él en esa voz del contrapoder tan importante en nuestro continente?

D.C.: Jorge Ramos es, sin lugar a dudas, el periodista hispano más reconocido en Estados Unidos. Fue escogido por la revista ‘Time‘ como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Jorge Ramos es una persona que ha sido un baluarte de la independencia periodística y que ha sabido preguntarle con la misma energía a Donald Trump, Barack Obama, Álvaro Uribe o a Nicolás Maduro y ese es un vigoroso ejemplo de lo que debe hacer el periodismo en el mundo. Por eso, el hecho de que este atropello se encarne en una persona tan representativa como Jorge, nos da a todos un norte a seguir frente a lo que debería ser la actividad periodística en el mundo.

Nosotros no estamos para reproducir el discurso del poder sino para ser un contrapoder y creo que Jorge en esa medida es un gran ejemplo para todos nosotros. Yo tengo la fortuna profesional y personal de trabajar con él cada día. Esa de allá es mi oficina -señala- y al lado está la oficina de Jorge. Trabajamos uno al lado del otro y por una casualidad, afortunada para mí, también vivimos cerca, nuestras casas quedan cerca entre sí.

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Pasada cierta edad es difícil que uno haga amigos y yo he tenido la bendición de hacer varios amigos nuevos. Uno de ellos es Jorge Ramos. He sido muy afortunado como reportero de poder tenerlo cerca y poder presenciar la importancia de su trabajo para la comunidad hispana en Estados Unidos y para el mundo en general.

SEMANA: Esta frustrada entrevista se da en momentos de una coyuntura ante la incapacidad que hubo de hacer entrar unas supuestas ayudas humanitarias a Venezuela, ¿usted cómo ve esta situación que pasó el fin de semana y que enardeció un poco los ánimos en el puente Simón Bolívar?

D.C.:  A mí me parece que si el propósito real era que las ayudas llegaran a la gente pues el propósito no se cumplió. Si el propósito era mostrar la acción de Maduro y de sus adeptos contra civiles y contra objetivos que no están armados, pues también podemos decir que eso quedó en evidencia. Sin embargo, en medio de todo esto está el dolor del pueblo venezolano que no ha podido ser aliviado y por eso es necesario que Maduro dé un paso al costado. Esta situación de Venezuela no va a cambiar mientras Maduro siga pegado a ese poder, sin la decisión de hacerse a un lado y de permitir unas elecciones libres que produzcan un relevo importante y pacífico en Venezuela.

SEMANA: Usted hizo un trino en el que se pregunta si una entrevista vale la pena frente a la vida de un periodista. Ya con Jorge Ramos en la redacción, en Miami, ¿qué piensa sobre esa reflexión?

D.C.: Ninguna entrevista, no hay ninguna historia que valga la vida de una persona ni de un periodista. Trabajamos mucho para entregar información a la gente y hacemos grandes sacrificios, pero ninguna historia vale la vida. Aunque más de una vez las historias terminen costándole la vida a los reporteros y a los periodistas; incluso a directores tan ilustres como Guillermo Cano, que ofrendaron su vida para contar la verdad.