POLÍTICA
Venezuela y los restos de una revolución
En entrevista con SEMANA, la periodista colombiana Catalina Lobo-Guerrero habló de su libro ‘Los restos de una revolución’ (Aguilar), una serie de crónicas desde las entrañas de Venezuela, país en el que vivió durante casi cuatro años.
SEMANA: Después de escribir este libro, ¿cuáles son los restos de la revolución?
CATALINA LOBO-GUERRERO: En el libro trato de hacer una radiografía de distintas áreas: la justicia, las fuerzas militares, la economía petrolera, su crisis reflejada en en hospitales, desabastecimiento, escasez de comida y otros insumos fundamentales. Cuando hablo de restos es lo que queda después de un proceso lento de deterioro que toca a muchas áreas del país.
SEMANA: Cuando se habla de restos es porque ya no queda nada o va quedando poco. ¿Esa misma impresión tuvo usted en Venezuela?
C.L.: Yo no soy tan catástrofista, no digo que ya no queda nada, pero sí ha habido un proceso de deterioro, es un poco lo que va quedando, lo que queda como resultado de un proceso que en Venezuela han llamado revolución.
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SEMANA: ¿Por qué es tan importante para los colombianos leer su libro?
C.L.: Porque hay mucho desconocimiento de lo que ha pasado en Venezuela. Una parte fundamental para entender mejor lo que sucedió allí es echar un poco la película hacia atrás y revisar cómo un país que antes era uno de los más ricos del mundo termina en ese nivel de deterioro. Hay que entender algunos momentos y decisiones clave que se tomaron y que contribuyeron a incidir en esa crisis y en que millones de venezolanos hayan tenido que abandonar su país y gran parte se desplazara a Colombia. Siento que hay incomprensión sobre las razones por las cuales la gente se sigue yendo del vecino país. Para los colombianos, que no están acostumbrados a recibir a muchos migrantes, sería importante. Quizá el libro les ayude a entender de dónde viene toda esta historia.
SEMANA: ¿Cuánto tiempo duró la inmersión y cuándo fue la última vez que estuvo en Venezuela?
C.L.: Estuve en Venezuela casi cuatro años. Permanecí en Caracas y viajé por distintas áreas del país, pude conocer otras ciudades y regiones. Luego, estuve cuatro o cinco años trabajando en el libro.
SEMANA: Si hoy hiciera ese mismo ejercicio periodístico en Venezuela, ¿la situación sería la misma?
C.L.: No estoy allí, es una situación que ha ido cambiando y ha seguido deteriorándose. Imagino que sería difícil, pero no me gusta responder preguntas hipotéticas porque no sé cómo es el futuro…
SEMANA: ¿Qué fue lo más difícil de escribir el libro, los riesgos? Usted relató cómo quedó en medio de una compleja manifestación…
C.L.: Hubo algunas situaciones de riesgo en las calles venezolanas, pero no podría decir cuál fue el mayor riesgo. Creo que los periodistas locales si tienen riesgo, están en una situación de mayor vulnerabilidad. Además, sus familias están allí, sus ingresos son en bolívares y tenían más dificultades para hacer ciertos reportajes y que se los publicaran porque los medios venezolanos quedaron atrapados como en una lógica de censura o autocensura.
SEMANA: Usted que conoció a Maduro, a la gente a su alrededor, ¿ve cerca su final? ¿cómo podría caer?
C.L.: Me han hecho mucho esa pregunta, pero no hago periodismo de predicción y no me atrevo a afirmar que el fin de Maduro esté cerca porque no lo veo así. La situación venezolana es muy compleja, habría que entender por qué Nicolás Maduro ha logrado consolidarse en el poder y no pensar que en cualquier momento va a caer, así lo digan o lo quieran muchas personas. Eso es pensar con el deseo, pero no es conocer cuál es la realidad del gobierno venezolano, ni cómo funciona, opera y cómo han logrado mantenerse a pesar de una crisis económica fuerte y sanciones contra algunos de los miembros del gobierno. Ahí hay otra lógica.
SEMANA: De todas las impresiones que recogió: ¿Cuál fue el principal error de Venezuela, de los venezolanos, para terminar como están?
C.L.: Hubo una situación que fue como una tormenta perfecta que se fue como configurando, había una crisis política. Un desencanto de los venezolanos con los partidos tradicionales, con la corrupción que había en muchos de esos sectores y liderazgos políticos y apareció una figura carismática, populista, que prometía cambiarlo todo. Hay que ver cómo era Hugo Chávez en campaña, él tenía una capacidad de encantar a millones de personas y le votaron, creyeron que prometía un mejor futuro. Y él, con el tiempo, fue cambiando.
SEMANA: ¿Cuba depende de Venezuela, o al revés?, se lo pregunto porque este es otro capítulo importante en su libro
C.L.: Hay una relación muy estrecha. Cuba depende o dependió de Venezuela por los barriles de petróleo durante muchos años, esos barriles se han venido recortando porque Venezuela no tiene la capacidad petrolera que tenía antes, pero también los venezolanos dependen de Cuba para tomar algunas decisiones políticas, es una influencia que es de doble vía.
SEMANA: Es decir, los lazos entre ambas naciones siguen igual de unidos como el cable submarino que conecta a los dos países
C.L.: Sí, están realmente muy en llave, creo que se consultan muchas cosas permanentemente.
SEMANA: De otro lado, ¿cómo así que a Maduro, tras la muerte de Hugo Chávez, lo bautizaron Nicolás Chávez Frías Maduro…?
C.L.: No es que hubiera sido oficialmente bautizado así, no hubo una celebración, ni cura, ni agua bendita. Fue una declaración que él hizo el día que lanzó su campaña presidencial en la casa de la familia Chávez en Barinas. Él, dijo ese día, que a partir de entonces se llamaría así.
SEMANA: Si Maduro no debía suceder a Chávez, según la ley, y lo nombraron Presidente por encima de Diosdado Cabello, ¿cómo no hay tensión entre ellos?
C.L.: Yo creo que sí la hay, no es que Maduro se haya saltado la ley, es una estrategia. Por ley le hubiera correspondido a Diosdado Cabello porque él era en ese momento el Presidente de la Asamblea Nacional, pero no era tan conveniente. Entonces, hacen una figura, hay unos jueces que, a través de un fallo, permiten que Maduro sea Presidente encargado y candidato presidencial, para impulsar su candidatura presidencial.
SEMANA: Hay mucho mito alrededor de qué pasó con el cuerpo de Chávez, ¿usted qué logró averiguar?
C.L.: El primer capítulo habla sobre la muerte de Chávez y la falta de claridad de qué hacer con el cuerpo. En un momento dado dijeron que lo iban a embalsamar, anunciaron que llegarían expertos en este proceso químico, que querían traer a un embalsamador de papas. En ese momento, solo fueron declaraciones y hubo mucha confusión de cómo habían tratado el cuerpo del expresidente. Hubo mucha gente molesta porque él estuvo expuesto en capilla ardiente durante varios días y no se sabía si habían hecho el proceso bien o no. Él queda enterrado- aunque el chavismo se habla de ‘sembrar’ a su comandante- en el mausoleo en su honor, que era el anterior museo militar en el Cuartel de la Montaña.
SEMANA: Conclusión: ¿por qué repasar la historia venezolana?
C.L.: Porque fue un intento de tratar de explicar qué fue lo que pasó allí y si eso le sirve a los demás, buenísimo. Ojalá que ayude a comprender un proceso político que ha sido muy complejo y muy manipulado por sectores políticos porque Venezuela se ha vuelto como un caballito de batalla que distintos sectores utilizan y aprovechan para impulsar sus propios intereses.