Un chisme: Lo que se esconde tras la historia del toque de queda por supuestos espíritus malignos en Boyacá

Pajarito es un pueblo en el que según sus mismos habitantes no hay mucho qué hacer. Ubicado en Boyacá, se encuentra a poco más de 170 kilómetros de distancia de Tunja. Además de ser famoso por ser un paradero imperdible para comprar gallina y por tener la cascada de Salto Candelas, poco es lo que sucede a diario en su territorio. Sin embargo, esta semana eso cambió.

Un toque de queda a raíz de un ataque de espíritus malignos: lo que dijeron los medios

El pueblo, que tiene alrededor de 1.800 habitantes, se volvió famoso. Un cable de una agencia de noticias internacional afirmó que el alcalde de este pueblo, Inocencio Pérez, había decretado toque de queda por supuestos ataques de “espíritus malignos” invocados por Whatsapp, cuyas víctimas habrían sido 14 adolescentes pajariteños.

Según el despacho noticioso, las agresiones espirituales “provocaron convulsiones e intentos de suicidio en más de una docena de jóvenes”, sumado a una serie de comportamientos  extraños, como amenazas de tirarse de puentes, laceraciones, desmayos y cambios de voces.

Según la agencia, Pérez prohibió el tránsito y movilización de niños y adolescentes entre las 7 pm y las 5 am ante este "tema tan aberrante". De inmediato, el suceso saltó a las páginas de todos los medios nacionales.

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"Tomé esa decisión con base en los casos de alerta roja que se estaban presentando", dijo el alcalde al medio de comunicación. "Unos niños dijeron que se iban a suicidar, hablaban incoherencias que ‘porque ya les había llegado la hora‘, se iban a tirar de un puente".

El texto también indicó que el alcalde busca que con esta determinación los padres de familia se apoderen de sus hijos y eviten más actos como los ocurridos en los últimos días en lugar. Además, el escrito sostenía que el toque de queda fue una decisión consultada con la policía, asistentes jurídicos de la alcaldía y psicólogos, tras contrastar las versiones de los jóvenes supuestamente poseídos.

Algunos medios afirmaron que los gritos de los menores eran tan fuertes que se escuchaban por todo el pueblo.

Sin embargo, los testimonios recogidos por SEMANA en la zona, contrastan con esta versión.

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_{Salto Candelas es uno de los atractivos turísticos del municipio. Foto: Archivo particular}

“Una situación pequeña a la que se le dio demasiado impacto”

“Cuando hay un rumor, ¡qué cosa tan peligrosa!”, afirma Hugo Guarín Leta, rector del Colegio Técnico Agropecuario y dónde sucedieron los hechos. “No fue tan grave como aparece en todos los medios, que estuvieron ocurriendo cosas extraordinarias y extrañas”, exclama.

Según el director de la institución educativa 6 niñas del colegio (mas no 14 jóvenes) sufrieron una serie de ataques de pánico que, en consecuencia, generaron alarma colectiva.

“Imagínese, en un colegio donde no pasaba nada, un grupo de chicas se pone a gritar y a estar asustadas, a temblar, pues eso generaba pánico y hasta el que no tenía nada también se ponía en las mismas condiciones”, señala.

A partir de ello, sus compañeros empezaron a hacer conjeturas que poco a poco se fueron extendiendo por el pueblo. El chisme que corrió de voz en voz fue que las niñas se comportaban de manera extraña por culpa de unos espíritus malignos.

Y el rumor cogió tanta fuerza que la comunidad fue a buscar al sacerdote del pueblo para que interviniera ante tal situación.

“Desde el comienzo cuando surgió el tema a mí me pidieron que fuese por allá a una oración, entonces traté de orientarles desde la fe y desde la palabra de Dios que antes de realizar cualquier ritual o ceremonial nosotros debemos tratar de descubrir cuál es la causa”, explica el padre Nelson Sotaquira, párroco de boyacense lugar. “La explicación más ligera y la interpretación más práctica que se saca es que hay un espíritu maligno”, señala.

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En sus palabras, el sacerdote buscó hacer presencia “para que esas 6 niñas encuentren que hay alguien que se convierte en apoyo y en soporte para esa situación por la que de pronto están pasando”. Entabló un diálogo con ellas y sus familias y les dio consejo para que, poco a poco, superen las situaciones que están viviendo, pues en su labor de acompañamiento encontró que las pequeñas están afrontando algunas problemáticas familiares.

“Ese titular de ‘Espíritus malignos atacan niñas de Pajarito’ está desenfocado porque pienso que no se hace la documentación pertinente para poder difundir la noticia”, afirma el padre.

Como explica, afirmar que “los gritos de los jóvenes se escuchaban por todo el pueblo” es una expresión totalmente descontextualizada. “Si vamos a hablar desde el punto de vista geográfico el municipio tiene 4 cuadras”, indica el párroco. “Fue una situación pequeña que se presentó y a la que se le dio demasiado impacto”, agrega.

SEMANA intentó hablar con Inocencio Pérez, el alcalde del pueblo, pero no atendió a las llamadas. 

_{Así es el municipio. Foto: Archivo particular}

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Un toque de queda que se venía hablando desde hace tiempo

El 15 de noviembre de 2018 Inocencio Pérez emitió un acto administrativo mediante el cual se estableció un toque de queda para los menores de edad del pequeño municipio, con el fin de “proteger la vida y la integridad de las niñas, los niños, y adolescentes del municipio de Pajarito”.

Por ello, desde ese día y hasta nueva orden no podrán estar en espacio público o en establecimientos de comercio sin compañía de sus padres o quienes sean responsables de ellos entre las 7 de la noche y las 5 de la mañana.

Toque de queda en Pajarito, Boyacá by Semana on Scribd

Esta decisión no tuvo nada que ver con el evento ocurrido con las 6 menores, es lo que dicen las fuentes consultadas por SEMANA. La restricción “ya se le había planteado al señor alcalde desde antes”, cuenta el rector Guarín. “Este municipio no tiene sitios para que los niños estén de noche, no tienen a donde ir. No hay canchas de fútbol, no hay bibliotecas, no hay sitios donde puedan estar ellos. La medida es más que todo por proteger la integridad de los jóvenes”, dice.

En palabras del padre Nelson, la decisión se tomó como “una manera de respaldar a los papás” y este tipo de medidas brindan pautas para ayudar en la crianza y formación de los hijos.

“Es un pueblo pequeñito y los papás tienen que trabajar, estar en sus ocupaciones, entonces los menores terminan haciendo lo que ellos en su tiempo personal quieren manejar, que es en las noches estar en las calles”, explica el presbítero. “Cuando no son los papás sino una entidad la que saca un comunicado de estos los niños tienen que empezar a acoger ese tipo de indicaciones”, añade.

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Lo positivo de la experiencia

A pesar de la desinformación y de que este pueblo salió a la luz del panorama nacional por, literalmente, un chisme, también puede verse el vaso medio lleno en lo sucedido.

“Ahí vemos la cooperación de la comunidad, de las instituciones, la administración, los profesionales en el ámbito educativo, el acompañamiento espiritual en este caso de la parroquia”, expresa el padre Nelson.

“Pienso que eso es a lo que hay que darle trascendencia: cómo frente a una dificultad humana del índole que sea encontramos una comunidad solícita, atenta para mirar desde sus posibilidades cómo lograr ayudar a generar el buen ambiente, lazos de fraternidad, de comprensión, cómo apoyar las familias”, adiciona el sacerdote.

"Esta región es hermosa", señala el padre. Ahora que el pueblo es conocido, sus habitantes esperan que en esta temporada de vacaciones los turistas se animen a conocerlo. 

_{La vía principal que atraviesa el municipio. Foto: Archivo particular}