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Verónica Alcocer: así será de primera dama la esposa de Gustavo Petro
“Verónica, que me ha aguantado, me ha aguantado durante años y ha logrado un espacio de liderazgo propio”, dijo el presidente el día del triunfo. Este es el camino que se ha abierto la primera dama y los temas que cautivan sus planes y su corazón.
Los colombianos conocen desde hace muchos años a Verónica Alcocer. La esposa de Gustavo Petro siempre ha sido visible en la vida del presidente. Su carácter y su simpatía han hecho que no pase inadvertida. Sin embargo, ella sí es una persona totalmente nueva en las redes sociales.
Quienes navegan por este mundo digital la conocieron el pasado 14 de enero. Allí apareció en una foto que se volvió viral. Vestida con un enterizo dorado y cargando tres pequeños muñecos, en las fiestas de su natal Sincelejo, Alcocer aseguró que quería hacerles un homenaje a las madres solteras del país, “quienes llevan sobre sus hombros la admirable responsabilidad de sacar adelante a sus hijos e hijas”.
Con esa publicación, Verónica no solo dejó claro su desparpajo y su belleza, sino que comenzó a convertirse también en una influencer. Desde enero hasta la fecha, la primera dama ha hecho 210 publicaciones en su cuenta de Instagram, que ya reúne 400.000 seguidores. El giro de su vida pública fue radical. En el pasado, estuvo lejos de los reflectores. Ella ha explicado que fue una decisión, pues su prioridad era estar con sus hijos, que eran muy pequeños. Con Sofía y Nicolás ya estudiando en Europa y Antonella convertida en toda una adolescente, llegó su momento de pasar al frente.
Lo primero que quedó claro es que será una primera dama que recorrerá el país de cabo a rabo. En campaña fueron pocas las noches que pasó en su casa y en las que pudo hacer algo que le fascina: dormir por horas sin afán. Le madrugó a las correrías del Pacto Histórico e hizo muchas por su cuenta. Visitó los lugares más bellos de la geografía nacional, como las playas de San Bernardo del Viento, las montañas rocosas de Montes de María o los paisajes cafeteros.
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En esos viajes hay un punto en común: el deseo de apoyar las iniciativas de empoderamiento de las mujeres en los territorios. Verónica salió en videos con colectivos de mujeres como Patapelá, un grupo de música que tocó en la posesión, con los niños de Tambores de La Piche o con las mujeres de San Basilio de Palenque.
Lo segundo es que la cultura será uno de los ejes de su trabajo. Quizás ninguna primera dama en el pasado había reconocido de esa manera la importancia de las tradiciones ancestrales y de los múltiples oficios que las comprenden. Serán cuatro años en los que el folclor, la música y las artesanías ocuparán un espacio muy relevante.
Para Verónica, la moda es la expresión ideal a fin de reivindicar la colombianidad. En la posesión lució un enterizo blanco con el que rompió el protocolo que por años llevó a las primeras damas de falda. El vestido lo hizo el diseñador Virgilio Madinah. La primera dama llegó cogida de la mano de Gustavo Petro. “El amor ha hecho todo posible... Aquí no estará para acompañarme solamente, sino para acompañar a todas las mujeres”, dijo Petro.
A Verónica es normal verla luciendo las ruanas de Nobsa, Boyacá, o las piezas de Alado, propiedad de unos paisas que han triunfado en el extranjero. Ella llegó a miles gracias también a su talento para bailar. Ha realizado tutoriales de salsa y ha salido casi de manera profesional al lado de los mejores, como Acrosalsa Latina. La primera dama ha dejado ver la vida más íntima del presidente.
“Confío en ti, en tu amor por el país y en tus ganas de servir”, le escribió el día de las elecciones para la segunda vuelta. Alcocer publicó esa noche un video en el que dejó entrar a los colombianos a su casa para que vieran cómo se vivía en familia el triunfo del Pacto Histórico. “Tu papá se lo merece”, le dijo entre lágrimas a Sofía, su hija, cuando se dieron por primera vez el abrazo del triunfo. “Aquí voy a estar si quieres ser presidenta”, agregó. Antonella, apenas vio a su papá entrar al cuarto, lo abrazó tan fuerte que casi lo tumba en la cama.
En esa tarima de la victoria, atiborrada de gente, multicolor, el presidente le declaró nuevamente su amor. “A Verónica, que me ha aguantado, me ha aguantado durante años y ha logrado un espacio de liderazgo propio”, dijo, emocionado, mientras la multitud gritaba “¡beso, beso!”. Ella lo tomó del rostro y lo besó. “Mi mamá ha sido una guerrera, ha sido el bastión de batalla de mi papá, creo que gran parte del triunfo de mi papá ha sido gracias a mi madre. Ella es la que logra ponerlo en su centro, la que logra siempre darle esa energía espiritual y amorosa que necesita para nunca rendirse”, resume su hijo Nicolás a SEMANA.