Los casquillos de bala en el piso son la síntesis de las angustias que viven los habitantes de algunos de los barrios de Buenaventura.

VALLE DEL CAUCA

Vuelven los combates urbanos en Buenaventura: dolor, zozobra y miedo, ¿por qué nadie hace nada?

La ciudad del principal puerto colombiano sobre el pacífico está sumida en una nueva ola de violencia.

13 de octubre de 2021

El pedido de ayuda para Buenaventura volvió a ser tendencia en las últimas 24 horas en redes sociales. La comunidad de esa ciudad, que tiene el principal puerto colombiano sobre el Pacífico, denuncia que desde el martes a las 6:00 de la mañana dos grupos se enfrentan con armas de largo y corto alcance en los barrios San Francisco y Juan XXIII.

En estos mismos sectores, a principio de año, se presentaron violentos combates por más de cuarenta días consecutivos, los cuales ocasionaron el desplazamiento interno de centenares de personas. Luego de una intervención de las autoridades, los enfrentamientos armados disminuyeron, pero la violencia nunca se fue de la ciudad, por el contrario, se agudizó.

Leonard Rentería, líder juvenil y participante activo del paro cívico, le explicó a SEMANA que las dinámicas violentas en Buenaventura han cambiado en el último año. Ahora, asegura, los picos de maldad son más largos y cruentos. “Hoy a una persona le pueden quitar la vida porque transita en la calle con una camiseta negra, ya que la prenda de este color identifica a un grupo delincuencial. No habíamos visto nunca que a las personas las tumben de las motos para robarlas y luego pedir extorsión. Esta vez el pico de violencia ha sido más fuerte y más largo que antes”, recalca.

Este líder juvenil fue uno de los que alertó sobre los recientes enfrentamientos armados. “Fue una horrible noche para habitantes de la comuna 7 y 8 de Buenaventura”, escribió en su cuenta de Twitter. Por ese mismo medio denunció: “El plan de destierro está activado, quieren una Buenaventura sin negros, donde los territorios les garanticen los megaproyectos ya pensados sobre la tierra que habíamos”.

La principal denuncia es que, pese a la prolongación de los enfrentamientos (muchos de ellos hasta de doce horas), las autoridades no llegan a los sitios donde se presentan estos choques, presuntamente entre reductos de la temible banda La Local, herederos de los paramilitares en el puerto.

En su momento, el alcalde de Buenaventura, Víctor Vidal, le explicó a SEMANA que esta disputa es por control estratégico que Buenaventura representa para las actividades del narcotráfico. “Hoy tenemos un nuevo pico de violencia, porque la banda que tenía el mayor control ilegal ha tenido una ruptura interna”, dice.

A él no le gusta llamar banda delincuencial a la Local, “porque no estamos hablando de una pandilla de muchachos, sino de una estructura armada de carácter nacional”. Mal contados, los hombres armados que hoy siembran el terror son alrededor de 400. Tienen en su poder fusiles AK-47, armas largas, cortas y hasta lanzagranadas, como los tres que han incautado las autoridades en los últimos días.

El paro cívico de 2017 mantuvo a la ciudad cerrada por más de tres semanas. Varios colectivos sociales y políticos participaron de las protestas.
El paro cívico de 2017 mantuvo a la ciudad cerrada por más de tres semanas. Varios colectivos sociales y políticos participaron de las protestas. | Foto: daniel jaramillo

La violencia se reactivó con fuerza el 30 de diciembre de 2020 muy temprano. La Empresa, una de las filiales de la Local, atentó contra Fidel, el jefe máximo de esa estructura. Sobrevivió y lo que pasó después parecía la secuencia de una serie de televisión mexicana. Esa noche hubo una caravana de muerte en la ciudad: hombres en moto y con fusil asaltaron varios barrios, asesinaron a siete personas y dejaron heridas a tres más. Todo eso en menos de 60 minutos. Querían venganza y coordinaron ataques certeros contra supuestos integrantes de la Empresa.

Desde ese día se rompió el pacto de control y fronteras invisibles en Buenaventura, en el cual extorsiones, asesinatos y desapariciones suman números preocupantes.

Las autoridades aún no se pronuncian sobre este nueva oleada violenta en Buenaventura. La comunidad se queja de que primero se agotan las municiones de quienes disparan, antes de que las autoridades hagan presencia en los barrios afectados.