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Así fue la guerra en Colombia para el ‘Washington Post’

El diario norteamericano relata detalles inéditos del Plan Colombia y concluye que sin esta intervención, el país no estaría ad portas de firmar la paz.

19 de septiembre de 2016
El reportaje se titula ‘Plan Colombia; cómo los americanos volvieron a amar la intervención en Latinoamérica’. | Foto: AP / Captura

El Washington Post es uno de los diarios norteamericanos que más han tomado posición sobre el proceso de paz en Colombia. Algunos de sus editorialistas han criticado el acuerdo con las FARC y el mismo periódico ha expresado sus reservas. Por eso, llamó la atención un extenso artículo publicado en la portada del pasado domingo sobre el papell que ha tenido Estados Unidos en Colombia.

El reportaje se titula ‘Plan Colombia; cómo los americanos volvieron a amar la intervención en Latinoamérica’ y recuenta detalles, para muchos inéditos, sobre lo que ha sido la relación de ambos países.

Su autor, Nick Miroff, cuenta que tan solo hace 15 años, la guerrilla de las FARC, con unos 20.000 hombres al mando de Marulanda y el Mono Jojoy, gobernaba casi un tercio del país. Y que de no ser por lo que se denominó el Plan Colombia, hoy no se habría dado el Acuerdo de Paz que será firmado este 26 de septiembre en Cartagena, Colombia.

El diario estima que tan solo en 16 años de lucha, más de 10.000 millones de dólares fueron destinados para lo que se calificó en un inicio “como un controvertido paquete de ayuda en seguridad, aprobado por demócratas y republicanos en el Congreso, de la naturaleza más ambiciosa de la última década, dentro de la política exterior americana” afirma.

El Plan Colombia, explica el Washington Post, no era una inversión sólo de dinero. Sino que representó “un crecimiento de la confianza colombiana en sus propias instituciones, especialmente en las Fuerzas Militares” y dotó el país de "sofisticados equipos de inteligencia y armas de todo tipo que hicieron posible cazar a los guerrilleros desde el cielo”.

La presencia norteamericana terminó siendo tan relevante, que para el año 2003 se calculaba que en Bogotá había al menos 5.000 personas, entre contratistas extranjeros y asesores de la embajada americana. Ellos, pese a las amenazas que pesaban contra sus vidas, permitieron el asesoramiento militar de las Fuerzas Armadas colombianas.

Otro punto importante fue en temas de armas. El diario destaca los helicópteros Blackhawks y bombas satelitalmente guiadas que dieron de baja a más de una docena de líderes de las FARC, incluido el Mono Jojoy. El texto relata que ese paquete salvavidas fue posible gracias a la ayuda de la CIA y la posibilidad que existió de enviar recursos por medio de presupuestos secretos.

William Brownfield, exembajador de Estados Unidos en Colombia y actual oficial del Departamento de Estado, explicó que cierto armamento, como por ejemplo las bombas inteligentes que se habían usado en Irak, “tuvo un impacto positivo en términos de reducir la capacidad de combate de las FARC, lo cual los llevó a negociar… ¿Pudo haber pasado sin la ayuda americana? Tal vez, pero hubiese sido más sangriento y demorado el proceso”, concluyó.

Como consecuencia de esa apuesta, el diario señala que “el Ejército colombiano se volvió el ejército más preparado y equipado de América Latina”. Un guerrillero de las FARC entrevistado por Miroff señala que por cuenta del Plan Colombia, “no estábamos peleando más con militares colombianos (...) sino que nos enfrentábamos también a una intervención internacional, que fue lo que cambió todo”.

La alianza entre los dos países permitió que Colombia, según relata el artículo, “siguiera siendo el aliado más fiel de Estados Unidos, en lo que al libre comercio se refiere”.

Según afirma el Post, dos hechos convirtieron el Plan Colombia en una realidad. El primero fue el hecho de que las FARC se hubiesen vuelto jugadores internacionales del negocio del narcotráfico. Una vez caídos los grandes capos como Pablo Escobar, el grupo insurgente terminó acaparando la atención de quienes tenían la tarea de destruir esas estructuras. Eso permitió que el entonces presidente, Andrés Pastrana, pudiera negociar con Bill Clinton las primeras fases del Plan Colombia.

El segundo elemento fue la caída de las Torres Gemelas, pues Estados Unidos cambió su política internacional y se comprometió abiertamente en la lucha contra el terrorismo. Las FARC entraron en ese listado.

Sin embargo, no todos los efectos del Plan Colombia fueron positivos. El reportaje responsabiliza a esa estrategia de buena parte del recrudecimiento de la guerra en el país. La ofensiva contra la insurgencia fue tan dura, que se cree que produjo más desplazamiento que en décadas de conflicto armado.

Al final, el artículo señala que tras cuatro años de conversaciones las FARC están a punto de desmovilizarse y los colombianos saldrán a las urnas el próximo dos de octubre para refrendar ese proceso.

El Post señala que el Plan Colombia fue fundamental en esa transición y que es muy posible que lo sea también en tiempos de paz. Afirma que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha hablado de lanzar una segunda parte llamado Paz Colombia. Este sería un espaldarazo al proceso de paz con un paquete de ayuda por “una suma que podría llegar hasta los 450 millones de dólares”.