La última pista es la forma como han caído los tres bandidos (Romaña, El Paísa y Santrich). Las emboscadas parecieran haber sido ejecutadas por comandos profesionales, como solo existen en la región en el Ejército y la Policía de Colombia.
La última pista es la forma como han caído los tres bandidos (Romaña, El Paísa y Santrich). Las emboscadas parecieran haber sido ejecutadas por comandos profesionales, como solo existen en la región en el Ejército y la Policía de Colombia. | Foto: SEMANA

NACIÓN

¡Atentos! | ¿Y si el Ejército y la Policía de Colombia fueron los que dieron de baja a Romaña, El Paisa y Santrich?

Surge una nueva hipótesis. Aquí están las pistas.

8 de diciembre de 2021

Aunque fuentes venezolanas aseguran que las emboscadas contra Romaña, El Paisa y Santrich fueron perpetradas por comandos enemigos en medio de ajustes de cuentas de narcotráfico, una serie de indicios obligan a no descartar que se pueda tratar de una operación del más alto nivel del Ejército y la Policía de Colombia en el vecino país. De ser así, la estrategia del presidente Iván Duque contra la Nueva Marquetalia sería la misma de Israel con el Mossad contra los terroristas de Múnich: golpear y guardar silencio.

La hipótesis es la siguiente. Hay que remitirse al año pasado. Ante la falta de colaboración del régimen de Nicolás Maduro y la información certera de los organismos de inteligencia de Colombia sobre la presencia de Iván Márquez y sus secuaces en territorio venezolano, y la impotencia de verlos delinquir desde el otro lado de la frontera, Duque le dio un ultimátum a Márquez el 21 de octubre de 2020. Entonces, advirtió: “Aquí hay un compromiso claro y firme... reafirmamos que no descansaremos un solo día y que seguiremos enfrentando con toda la contundencia y con toda la capacidad operacional cualquier forma de crimen que pretenda atentar contra los derechos de los colombianos”. Pero el mandatario envió otro mensaje el 4 de marzo de este año: “Quiero dejarles un mensaje claro a quienes pretenden intimidar y amenazar al pueblo colombiano. Decían los romanos: fortes fortuna adiuvat (la fortuna premia la audacia) y nuestra fuerza pública es contundente, está motivada por el servicio inquebrantable a nuestro país, vamos por la defensa de Colombia”.

En ese momento, Jesús Santrich había amenazado de muerte al presidente, quien respondió contundentemente: “No temo a amenazas de delincuentes… por eso hoy decimos con toda la claridad que el trabajo articulado de toda la fuerza pública irá sin contemplación a desmantelar las estructuras del narcotráfico de la Narcotalia…”.

Después, al poco tiempo, vino la muerte de Santrich en Venezuela, tras ser emboscado. Maduro guardó silencio, mientras las FARC dijeron lo siguiente en un comunicado, y aquí otra pista: se trató de “una emboscada ejecutada por comandos del Ejército de Colombia el 17 de mayo... La camioneta donde viajaba el comandante fue atacada con fuego de fusilería y explosiones de granadas. Consumado el crimen, los asesinos le cercenaron el dedo meñique de su mano izquierda. Unos minutos después, cerca del lugar, rápidamente, los comandos fueron extraídos en un helicóptero de color amarillo rumbo a Colombia”. Pero además de responsabilizar al Ejército colombiano, la Marquetalia sentenció que “hasta ese lugar penetraron los comandos colombianos por orden directa del presidente Iván Duque”.

El gobierno Duque se mantuvo en silencio. Lo cierto es que SEMANA pudo publicar las evidencias de la muerte de Santrich, ni más ni menos que una fotografía del cadáver. Unos días después, el primer mandatario confirmó esa muerte en entrevista con este medio. Ahora, contrario al manejo dado al tema de Jesús Santrich, el Gobierno colombiano y sus Fuerzas Armadas muy pronto confirmaron que Romaña y El Paisa habían sido ultimados en Venezuela.

El presidente habló sin dudas sobre el hecho, y el director de la Policía, el general Jorge Vargas, hizo lo mismo. Mientras tanto, el régimen de Maduro ha guardado silencio porque claramente no le conviene decir que estos narcotraficantes y terroristas estaban en su país. Sería aceptar lo que siempre han negado contra las evidencias.

La última pista es la forma como han caído los tres bandidos (Romaña, El Paisa y Santrich). Las emboscadas parecieran haber sido ejecutadas por comandos profesionales, como solo existen en la región en el Ejército y la Policía de Colombia. Además, ya se evidencia una especie de sistematicidad, un plan para exterminarlos. Se sabe que las Fuerzas Armadas de Colombia han podido infiltrar esa estructura criminal de Iván Márquez en Venezuela y tienen múltiples informantes. En inteligencia hay videos, audios y toda clase de información y testimonios sobre los campamentos y sus movimientos.

Si se trató de tres golpes del Ejército y la Policía de Colombia por orden del presidente Duque, ¿por qué no se han adjudicado semejante éxito militar? Tal vez sea una forma de evitar incidentes diplomáticos mayores con el Palacio de Miraflores, como ocurrió cuando en el Gobierno Uribe se dio de baja a Raúl Reyes de las FARC, en territorio ecuatoriano, durante el gobierno de Rafael Correa. En cambio, así, en silencio, se pudo haber logrado el objetivo, sacar de “circulación” a delincuentes de la más alta peligrosidad, como lo dijo Duque, sin mayores repercusiones o líos internacionales.

Tarde o temprano sabremos si se trató de una perfecta operación del Ejército y la Policía de Colombia o no. Al fin y al cabo tienen el mejor entrenamiento contra el terrorismo y el narcotráfico y están entre los mejores del mundo. Así Duque confirmaría su teoría de que “el que la hace la paga”. Falta Iván Márquez. Altas fuentes le confirman a SEMANA que si no se entrega, tarde o temprano también caerá.