Política
¿Y si el uribismo se queda sin coalición?
No es fácil de entender, pero en política todo puede pasar: el uribismo, la poderosa fuerza que ha manejado los hilos del poder en Colombia los últimos veinte años, está a punto de quedar sumido en su soledad.
Para entender esta hipótesis hay tener claro que, desde hace un tiempo, el poder político en Colombia no lo determina un solo partido político. Que el control de la política será de las coaliciones.
Y en efecto, hay tres coaliciones en proceso de formación que se van a disputar la Presidencia de la República y el Congreso en 2022: una de izquierda, una de centro-izquierda y otra de centro-derecha.
El camino de las coaliciones para dirimir la supremacía de sus precandidatos son las consultas interpartidistas, que se realizarán en marzo del próximo año.
La coalición de izquierda que lidera Gustavo Petro llevará a la consulta de marzo a los precandidatos Francia Márquez, Roy Barreras y Camilo Romero, entre otros.
Por la coalición de centro-izquierda irán a la consulta interpartidista los precandidatos Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo y ahora, posiblemente, Alejandro Gaviria.
Y por la centro-derecha se acaba de conformar la poderosa coalición Equipo por Colombia, que irá a la consulta interpartidista con los partidos Liberal, Conservador y La U. Y con líderes regionales como Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá; Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín; Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle; Alejandro Char, exalcalde de Barranquilla, y el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry.
Aquí comienza el problema para el uribismo: en la cita que los principales líderes de Equipo por Colombia tuvieron el pasado viernes en Bogotá, para sentar las bases del movimiento, se planteó con toda claridad la negativa a que el uribismo forme parte de esta coalición.
Hasta ahora, ninguno de los asistentes al bautizo de Equipo por Colombia ha asumido con claridad el veto al uribismo. Nadie lo sustenta, a la espera de que en el próximo encuentro el tema sea abordado con transparencia por todos los miembros.
La naciente coalición teme que abrir sus puertas al uribismo para ir por la Presidencia en 2022 implique pagar un gran costo político en las urnas por los “problemas judiciales del expresidente Álvaro Uribe y el desgaste del gobierno del presidente Iván Duque”.
En la discusión que los precandidatos tuvieron el pasado viernes se advirtió de manera reiterada que recibir al uribismo en su seno equivaldría a “volverse un apéndice del expresidente Uribe”.
Otro de los asistentes fue más crudo y dijo que recibir al uribismo sería “un suicidio electoral”.
Apenas alguien con timidez sugirió no cerrarle por ahora las puertas al Centro Democrático en este bloque.
Un debate amplio sobre el tema se iniciará este lunes, cuando se conozca el nombre del candidato presidencial del uribismo.
Aunque en algunos sectores se ha sugerido que las posibilidades de alianza del Centro Democrático dependerían de quién es el candidato (si Óscar Iván Zuluaga o María Fernanda Cabal), los integrantes de Equipo por Colombia no contemplan diferencia si es uno u otro. La tendencia es de un rotundo NO.
No lo dice de manera expresa, pero a esta coalición también le preocupa que el uribismo, que de todas maneras conserva estructuras y bases tras casi veinte años de ejercicio del poder, derrote a todos los precandidatos suyos y se alce con la candidatura.
Hay que recordar que el uribismo viene de imponerse en las urnas con más de diez millones de votos en la elección del presidente Iván Duque en 2018.
Si se confirma plenamente la decisión de Equipo por Colombia de dejar el uribismo fuera de la coalición, a este le tocaría ir solo a primera vuelta con la certeza de la derrota.
Una contabilidad ligera de votos de los integrantes de Equipo por Colombia no permite mayores dudas acerca de la superioridad electoral que tendría sobre el uribismo en las urnas.
La mera suma de votos de los partidos Liberal, Conservador y de La U los puede poner en ventaja.
Enrique Peñalosa ha sido elegido dos veces alcalde de Bogotá. En su última elección, en 2015, obtuvo más de 900.000 votos.
Dilian Francisca Toro fue elegida gobernadora del Valle en 2015 con un poco más de 500.000 votos. Y como senadora llegó a obtener 175.000. Además de sus propios votos, esta vallecaucana le aporta a la coalición el capital electoral del partido de La U, que a pesar de su desgaste puede sobrepasar el millón de votos.
David Barguil no solo fue uno de los senadores más votados en 2018, sino que llega con lo que el Partido Conservador representa: cerca de dos millones de votos.
Federico Gutiérrez, en su elección como alcalde de Medellín en 2015, obtuvo casi 245.000 votos.
El poder electoral de Alejandro Char pasa por muchos senadores, representantes, alcaldes, diputados y concejales, en varios departamentos de la Costa Caribe, que en suma pueden pasar del millón de votos.
El único de todos los miembros de este coalición que no ha tenido cargos de elección popular y que no tiene un registro de votos propio es Juan Carlos Echeverry.
El Partido Justa Libres, del pastor Jhon Milton Rodríguez, también está pidiendo pista en esta alineación. Rodríguez obtuvo más de 400.000 votos en las elecciones de 2018.
El uribismo podría intentar buscar un validador que lo acompañe en las urnas en una consulta interpartidista, para no quedarse solo, pero ya le queda poco espacio y poco tiempo.