LA ENTREVISTA
“Yo no estoy en laberintos”
Las tres semanas que acaban de terminar son, sin duda alguna, las más complejas que el presidente Iván Duque ha enfrentado. La intensidad de las marchas ha venido amainando, pero la tensión política y la expectativa de lo que pueda ocurrir el próximo año, cuando terminen las fiestas decembrinas, permiten prever que el horizonte está lejos de despejarse.
Luis Carlos Vélez: ¿Cuál es el mensaje principal que le queda de las protestas y marchas?
Iván Duque: Para mí, hay cuatro mensajes. El primero, que hay una ciudadanía que quiere elevar su voz sobre temas que le preocupan, como el medioambiente y la lucha contra la corrupción. El segundo es que hay personas que han querido pescar en río revuelto y han tratado de generar violencia contaminando la protesta pacífica. Tres, que hay oportunismo político de algunos sectores que quieren capitalizar en su favor las expresiones de la ciudadanía. Y cuatro, que hay una gran oportunidad para el país y por eso queremos la gran conversación para promover y acelerar cambios y reformas de acciones de gobierno que respondan a los intereses de los ciudadanos.
L.C.V.: ¿Cuál es su verdadero interlocutor en el paro?
I.D.: Esta es una gran conversación de toda la ciudadanía. Debe ser la oportunidad para que todos conversemos y lleguemos a acuerdos. Esto no es solamente con los que marchan, es también con los que no marchan, con los que están en sus casas y se expresan en las urnas. Es una oportunidad para lograr reformas estructurales.
L.C.V.: Por primera vez en 40 años se declaró el toque de queda en Bogotá. Esto ocurrió en su gobierno. ¿Fue una medida necesaria?
I.D.: Yo creo que sí. Se estaba generando, por parte de algunos grupos, una campaña de zozobra generalizada a través de redes y de WhatsApp, en donde se causó una preocupación para la ciudadanía. La medida fue aplicada para total tranquilidad en el orden público. Hubo un trabajo muy bien coordinado entre la Policía y el Ejército. La ciudadanía vio una respuesta rápida y eficaz y se aplaudió la respuesta para dar tranquilidad.
L.C.V.: Hay quienes dicen que usted está en un laberinto y que su mejor salida es tener más representación política en el gobierno. Y otros, que ha faltado mermelada ¿Lo ve así?
I.D.: Yo no estoy en laberintos. Estamos cumpliendo y ejecutando nuestro plan de gobierno, que tuvo un respaldo de más de 10 millones de ciudadanos. Nosotros, desde el primer día, cuando inició nuestra campaña, dijimos que no queríamos ejercer la política buscando en la contratación o en los recursos públicos un mecanismo para generar consensos políticos, que los consensos políticos se generaban a partir de agendas en común.
L.C.V.: ¿Esta situación de baja popularidad y marchas es producto de no tener quién lo respalde políticamente?
I.D.: Yo creo que es un fenómeno global. Estamos viendo que en muchos países hay muchos problemas que envejecieron mal y generan impaciencia en la ciudadanía. Las personas quieren que se resuelvan los problemas de manera más rápida. Nosotros llevamos 16 meses de 48. Hay gobiernos que han sido muy populares y han conducido a sus países a los peores desastres; basta ver Venezuela. La popularidad de Chávez fue la que incubó el desastre de ese país. Muchas veces es preferible sacrificar popularidad para avanzar en las acciones y en las decisiones que el país necesita para su bien. Hay que tener claro que un gobierno no puede gobernar para las encuestas.
L.C.V.: ¿Parte de su baja popularidad se debe al expresidente Uribe?
I.D.:Yo no veo la situación de popularidad como temas estructurales, sino como de coyuntura. Yo he tenido todo tipo de encuestas; malas, buenas, regulares. Las tuve en campaña y las tendré como presidente.
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L.C.V.: ¿Qué tanto influye el expresidente Uribe en sus decisiones hoy?
I.D.: Yo recuerdo que cuando empezó la campaña presidencial, mis críticos decían que yo no tenía cercanía con él, que yo no era de los afectos de él. Luego dijeron que no representaba los ideales del partido. Yo con el expresidente Uribe tengo una gran relación. Una de aprecio, amistad y admiración. Pero claramente hay una situación de total independencia entre las funciones de cada uno. Él hoy es senador de la República, yo soy el presidente de todos los colombianos. El hecho de tener una buena relación y una relación de amistad no compromete para nada mi función presidencial.
Yo no veo la situación de popularidad como un tema estructural, sino como un tema de coyuntura.
L.C.V.: Sin referirse al procurador, pero teniéndolo al lado, usted habló de candidaturas emergentes. ¿Piensa que está en campaña?
I.D.: Simplemente me pareció una buena oportunidad para decirle al país que los espacios de diálogo deben ser para que construyamos colectivamente. Esto no es para candidaturas ni para la figuración de nadie. Es para que lleguemos constructivamente a puntos de acuerdo. Que la ciudadanía saque sus propias conclusiones.
L.C.V.: ¿Confía en todos dentro de su gobierno?
I.D.: No se puede desconfiar de las personas que trabajan con uno. Yo creo que un gobernante que gobierna con desconfianza es un gobernante que está completamente desenfocado. Gobierno con confianza, pero con la duda metódica para que todos los funcionarios cumplan con sus indicadores.
L.C.V.: Con todo lo que ha pasado en las últimas semanas, algunos en su propio gobierno han insinuado que hay conspiraciones. ¿Lo quieren tumbar?
I.D.: En la política siempre hay personas que quieren generar daño y desestabilización. En Colombia hay muchas personas que se nutren a partir de buscar el fracaso del contrario. Yo tengo claro el mandato que recibí de los colombianos con más de diez millones de votos, que es la mayor elección que ha tenido nuestro país.
Con el expresidente Uribe tengo una gran relación. Una de aprecio, amistad y admiración. Pero claramente hay una situación de total independencia entre las funciones de cada uno. Él hoy es senador de la República, yo soy el presidente de todos los colombianos.
L.C.V.: ¿Qué les dice a quienes lo quieren tumbar?
I.D.: Que nosotros, en lugar de destruir, queremos construir. A quienes quieren siempre utilizar la protesta como ataque los invito a que pensemos en propuestas. Y a quienes quieren sembrar odio en la ciudadanía, que nosotros nos concentramos en soluciones, no en agresiones.
L.C.V.: ¿Cómo está su familia?, ¿cómo está usted después de los ataques a su vida privada?
I.D.: Tenemos una familia muy linda con María Juliana y nuestros hijos. Nos sentimos profundamente orgullosos de nuestro hogar, siempre hemos sido muy unidos y tenemos claro lo que somos y lo que queremos ser como familia. A las bajezas se les responde con altura. Y la altura es trabajar duro y con sentido de unidad familiar.
L.C.V.: ¿Se siente débil hoy?
I.D.: Yo me siento motivado y con ganas de trabajar por este país. Me siento motivado de ver cómo está semana el PNUD decía que Colombia ha tenido un salto en desarrollo humano. Todos los días me levanto con entusiasmo, con energía, con convicción. Tengo una gran fortaleza interior que me la dan mis ganas de servir a Colombia y mi fe en Dios.
L.C.V.: Muchos de los problemas actuales derivan de falta de manejo político y pedagogía económica. ¿Ha pensado en cambiar a sus ministros de Interior y Hacienda?
I.D.: Monitoreo cómo están los indicadores de los miembros del equipo de gobierno y nunca me he negado el derecho a hacer cambios, lo tengo presente. Ahora bien, en materia económica, Colombia tiene buenas cosas que mostrar frente a América Latina. Vamos a ser una de las economías que más crece en la región por encima del promedio mundial y de la OCDE.
L.C.V.: Se habla de cambios en el gabinete el 15 de enero. ¿Esa es la fecha?
I.D.: Hay mucha especulación. La estabilidad de los cargos es importante y los cambios, cuando hay las circunstancias, también. Siempre mantengo viva y activa la capacidad de hacer cambios oportunamente. n