Nación
A pesar de reconocer su presunta participación, los hombres que grabaron video sobre masacre en Puerto Colombia no aceptaron los cargos imputados
Se trata de Ray José Gómez Cantillo, Yeison Cañas Flórez y Elder Joel Daza Pérez.
La Fiscalía General de la Nación imputó los delitos de terrorismo y porte de armas de uso privativo de las fuerzas militares a los tres hombres señalados de grabar un video en el que aparecen encapuchados y reconociendo su supuesta participación en la masacre perpetrada el pasado jueves 29 de junio en el municipio de Puerto Colombia, Atlántico.
Los indiciados responden a los nombres de Ray José Gómez Cantillo, Yeison Cañas Flórez y Elder Joel Daza Pérez, conocidos bajos los alias de Galleta, Bebo y Ray, respectivamente, cuyo arresto se materializó en medio de actividades de allanamiento efectuadas en Barranquilla y Soledad.
La audiencia de imputación de cargos se llevó a cabo el lunes 10 de julio de manera virtual. Los acusados no aceptaron los cargos endilgados.
Los procesados quedaron bajo arresto junto con otras dos personas. SEMANA conoció que en total son cuatro colombianos y un venezolano quienes, al parecer, son miembros del grupo delincuencial Los Costeños, al mando de Jorge Eliécer Díaz Collazos, más conocido bajo el alias de Castor, quien se encuentra privado de la libertad, por los delitos de homicidio, sicariato, extorsión y hurto en la región Caribe.
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Entre los capturados se encuentra alias El Ray, quien aparentemente obedece a órdenes de Castor y habría sido el encargado de leer el pasquín que fue reproducido en la filmación donde aparecen encapuchados.
“Esta acción es como consecuencia de una sociedad cansada de los atropellos causados por el Clan Vega, los cuales se dedicaron a robarse propiedades, dinero, droga y extorsionaban a la gente, la cual se cansó y se unió para acabar con esa gente, ya que la Policía y la Fiscalía no hacía nada para pararlos. Esto porque tenían gente activa entre la Policía y Fiscalía Gaula trabajando con ellos. Que tengan claro que todos sus colaboradores van para el mismo camino”, dice uno de los hombres en el video, al parecer, alias El Ray.
Entre la lista de personas amenazadas que mencionaron los sujetos mientras leían el panfleto figuran: Ismael Caballero, un supuesto abogado; Juan Carlos Rosado, alias Gordo Rosado; una mujer de nombre Karith Salazar, supuesta encargada de recoger dinero de extorsiones y pago de sicarios del Clan Vega; Nicolás Acosta, Ángel Carrillo y hasta Digno Palomino, este último capturado y señalado de ser jefe de la banda en un tiempo.
El crimen de los Vega
El crimen de los tres miembros de la familia Vega (padre y dos hijos) ocurrió el pasado jueves 29 de junio, en un sector exclusivo de Puerto Colombia.
Información entregada por la Policía Metropolitana da cuenta de que sicarios ingresaron hasta las instalaciones del conjunto residencial North Frontier, ubicado en Villa Campestre, y dispararon contra cuatro personas que departían dentro de una vivienda. El cuarto es un sobrino de la víctima que también estaba en el sitio.
El crimen tuvo lugar en medio de una aparente guerra que inició en una fiesta en octubre de 2022, celebrada en un club campestre, donde las autoridades registraron una balacera que dejó víctimas mortales.
La información de las autoridades reveló que los homicidas habrían llegado por encima del techo de la vivienda para, posteriormente, perpetrar la masacre. Esto después de una inteligencia de al menos un mes.
Las autoridades revelaron que los homicidas realizaron una transacción bancaria importante para la investigación, aparte de tener a disposición las cámaras de seguridad de los alrededores para trazar todo el recorrido hecho por los delincuentes para el asesinato colectivo.
De forma preliminar, la Policía indicó que se rastreó un giro bancario que permitió dar con las identidades de los autores intelectuales. Días antes de perpetrar la masacre, se efectuó un pago de un dinero por el alquiler de un local que queda cerca del domicilio de los Vega.
La hipótesis manejada es que el asesinato se orquestó desde el local. Estando allí, los responsables se habrían hecho pasar como obreros de construcción y habrían escondido las armas en una bodega. Del mismo modo, encontraron la manera de acceder desde ahí al tejado y llegar al lugar del crimen.