Nación
Crisis migratoria en la selva del Darién; Defensoría del Pueblo de Panamá le pide al presidente Petro militarizar la frontera
Se calcula que cada persona que pasa por la selva deja durante su travesía un promedio de 5 kilogramos de basura.
La crisis humanitaria generada por las personas que se aventuran a atravesar la selva del Darién sigue dejando cifras aterradoras, según lo manifestado por el defensor del Pueblo de Panamá, Eduardo Leblanc, durante la XVIII Asamblea General y XXVIII Congreso de la Federación Iberoamericana de OmbusPerson (FIO), que se realiza en la ciudad de Barranquilla.
Indicó que hasta este momento se tienen registros de 413.333 personas que atravesaron el Darién durante el año 2023, lo que representa el 10 % de la población de Panamá, a pesar de que por momentos las intensas lluvias en esa zona hacen que baje un poco el flujo de migrantes, quienes buscan recorrer los países de Centroamérica hasta llegar a los Estados Unidos.
Explicó, además, que de Suramérica han llegado 377.176 migrantes, de las Antillas 39.000 y de Asia 28.000, debido a las distintas situaciones que atraviesan países como Venezuela, Ecuador y Haití, entre otros, que terminan afectando a Colombia, Panamá y todas las naciones centroamericanas.
Otro factor que pasa desapercibido, pero que genera graves afectaciones, es el impacto medioambiental, ya que de acuerdo con Leblanc, se calcula que cada persona que pasa por la selva deja durante su travesía un promedio de 5 kilogramos de basura, lo cual tiende a ser cada vez peor, ya que en agosto 75.000 migrantes se adentraron en el Darién, mientras que en septiembre fueron 81.000 seres humanos.
Lo más leído
El defensor del Pueblo de Panamá, Eduardo Leblanc, hizo un llamado a los gobiernos de la región y al presidente Gustavo Petro para enfrentar este problema con la militarización de la frontera entre Colombia y Panamá, así como con un intercambio de información clara por parte de Migración Colombia para saber cuántas personas se aventuran a pasar por la selva, pues en su país se tienen datos únicamente con aquellos a los que se les realiza un registro biométrico, pero no se sabe con exactitud cuántos se quedan en el camino, cuántos son objeto de trata de personas, cuántos se desvían o los que terminan perdiendo la vida en el intento.
El Defensor del Pueblo de Panamá @eleblancg en entrevista concedida a la prensa en Barranquilla, Colombia en el marco de la Asamblea de la Federación Iberoamericana del Ombudsperson (FIO), solicita el apoyo de todos los gobiernos y organizaciones por la actual crisis migratoria pic.twitter.com/d6iO5SZ2hX
— Defensoría del Pueblo de Panamá🕊 (@DefensoriaPan) October 4, 2023
Finalmente, instó a los gobiernos de los países de origen de los migrantes y a las organizaciones humanitarias para que tengan una comunicación permanente, ya que se deben analizar los motivos por los cuales estas personas dejan todo para aventurarse en una selva con tantos peligros, tal y como ha sucedido con los más de 413.000 migrantes que han pasado el punto de control en territorio panameño, después de salir del temido Tapón del Darién.
Así se aprovecha el Clan del Golfo de los migrantes irregulares y la cocaína en la selva del Darién
Una selva inexpugnable y el mayor cartel de cocaína del mundo son el terror de los migrantes en Colombia. La frontera con Panamá es un dique difícil de franquear y a la vez una oportunidad de hacer dinero a expensas del ‘sueño americano’.
Sudamericanos, africanos y asiáticos van avanzando pueblo tras pueblo hasta el Darién, un infierno pegado a un golfo paradisíaco que da nombre a la principal banda narco del país: el Clan del Golfo, amo y señor de esta región ubicada en los departamentos de Antioquia y Chocó.
Una selva tupida y ríos laberínticos que desembocan en el mar hacen de este un corredor estratégico para la salida de cocaína. También es el paso de cientos de miles de migrantes atraídos por el ‘sueño americano’ y expulsados de sus países por la pobreza o la violencia.
Y en el medio viven sus habitantes golpeados por seis décadas de conflicto armado y un cartel de más de 4.000 integrantes.
Ante la creciente ola migratoria y el escaso apoyo estatal, los pobladores del municipio de Acandí, Chocó, decidieron organizarse en una corporación cívica integrada por miembros electos para resolver problemas comunitarios.
A través de una fundación administran la ruta hasta Panamá y cobran tarifas a los migrantes que les permiten mantener campamentos, restaurantes, consultorios médicos, guías y dar sustento a más de 2.000 empleados en el municipio.
“Ese problema que le llaman muchos para nosotros se volvió una oportunidad de trabajo. En Acandí, la primera economía se llama migrantes”, dice a la AFP Darwin García, miembro de la junta de acción comunal y exconcejal de Acandí.
Según el Ministerio de Defensa, el Clan del Golfo “estaría detrás del tráfico de migrantes” y la Fiscalía ha decomisado miles de bienes de la organización por delitos relacionados.