Nación
Joven promesa del patinaje fue una de las víctimas de la tragedia en Quetame
Una joven de 14 años murió en el municipio de Quetame, Cundinamarca, con la avalancha que se llevó la vereda El Naranjal.
Los sueños de Stefy Carolina Viracachá Cruz de convertirse en una patinadora profesional se desvanecieron cuando durante la madrugada de este martes –18 de julio– la población de la vereda Naranjal, en el municipio de Quetame, Cundinamarca, fue sorprendida por múltiples avalanchas que arrasaron 20 casas, provocando la muerte de 14 personas, y dejando a 20 más desaparecidas.
Entre los fallecidos por la emergencia están Stefy, de 14 años, su mamá, su papá y su hermanito de apenas 6 años de edad. Con su fallecimiento quedó al descubierto su mayor sueño, aunque en vida luchaba a diario por lograrlo: convertirse en una patinadora profesional, reconocida y destacada.
Precisamente, en la noche del pasado 17 horas antes de la tragedia, Stefy había llamado a su entrenador y le contó de sus planes para hacer una rifa con la que reuniría recursos y comprarse sus nuevos patines para avanzar en su entrenamiento.
La joven fue sorprendida por el lodo en su vivienda casi siendo la medianoche, pero de acuerdo con las mismas autoridades todo se extendió hasta la madrugada, agravando la situación y borrando casi que por completo del mapa la natal vereda de Stefy, Naranjal.
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El punto de inicio de la tragedia
Las lluvias que iniciaron en la tarde y primeras horas de la noche desembocaron en una de las peores tragedias que ha afectado a esta zona del país.
Allí, en el peaje y puente Naranjal, todo es desolación y así lo vio SEMANA que llegó hasta el lugar. Las grandes piedras y el lodo son el gran reflejo de la estruendosa avenida torrencial de la que algunos lamentablemente pudieron escapar. El puente permanece totalmente cerrado, lo que impide el tránsito vehicular de la vía al Llano, en la que a diario se movilizan cientos de miles de vehículos.
Las casetas del peaje, a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura, permanecen cerradas, sin ninguno de los funcionarios prestando el servicio, y no es para menos, en este punto de la vía no se moviliza un solo vehículo.
Los únicos vehículos que hay, después de más 15 horas de ocurrida la tragedia, son las volquetas y maquinaria amarilla con la que los trabajadores de la concesión Coviandinia y de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) hacen su mayor esfuerzo para revolcar y sacar de la vía las grandes piedras y el lodo que cayó sobre la vía.
Una fiel imagen de la magnitud de la tragedia que ocurrió en Quetame es un camión grúa de la ANI que prácticamente quedó enterrado bajo el lodo. Las llantas quedaron totalmente inmovilizadas. El carro se atascó por completo y a punta de pico y pala los trabajadores tratan de sacar el camión de nuevo a flote.
Son decenas de volquetas con toneladas de escombros, lodo y piedras las que han salido de lugar y aún continúan las labores.
En esta zona de la vía, por cualquier punto que se transite, el lodo literalmente se traga las pisadas. La marca del barro puede llegar fácilmente hasta la pantorrilla.
Pero esta zona de la vía al Llano muestra lo que fue el desenlace de la tragedia, pues el punto inicial ocurrió unos pocos kilómetros más arriba, en la vereda Naranjal, en donde las voraces aguas arrasaron con todo lo que encontraron a su paso. Decenas de viviendas afectadas, personas arrastradas kilómetro abajo y hasta mascotas heridas, totalmente enlodadas, son el rostro de lo acontecido.
Al subir a la vereda todo es más desolador. La carretera se perdió por completo y el lugar parece una verdadera piscina de lodo. En la zona hay una humilde escuela, llamada también Naranjal. Aquí en donde centenares de niños deberían estar recibiendo clases, lo único que se observa es barro, escombros y hasta varios árboles caídos. La cancha de fútbol, en donde muy seguramente los estudiantes acostumbran a hacer deporte, está totalmente enlodada.
A pocos metros de la entrada de la escuela hay un carro Aveo rojo tragado por el lodo. Muy seguramente las fuertes lluvias y la avalancha sorprendieron al conductor.
De ahí para arriba, el acceso es incluso más caótico, los Bomberos de Cundinamarca, con maquinaria amarilla, intentan escarbar y levantar cuanta cantidad de material sea posible.