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Niegan libertad a patrullero implicado en el caso de los tres jóvenes asesinados en Chochó, Sucre

La Fiscalía hizo la imputación de cargos a diferentes señalados en el caso por los delitos de homicidio, tortura, manipulación y privación ilegal de la libertad.

4 de diciembre de 2022
Los médicos que atendieron a los tres jóvenes que fueron asesinados, al parecer, por un coronel en Sucre, concluyeron que la muerte fue instantánea. SEMANA revela los detalles.
Los médicos que atendieron a los tres jóvenes que fueron asesinados, al parecer, por un coronel en Sucre, concluyeron que la muerte fue instantánea. SEMANA revela los detalles. | Foto: Fiscalía

El patrullero Yamit Alfonso Henao Araque, quien estuvo involucrado en la masacre de tres jóvenes en Sucre, aseguró que no tuvo que ver en el atroz hecho; por ello, había solicitado que le retiraran la medida de aseguramiento.

Sin embargo, el juez 50 promiscuo de Bogotá, le negó su pretensión de quedar en libertad. Henao Araque argumentó que él solo estaba siguiendo la patrulla en la que se movilizaba el coronel Benjamín Núñez, quien era el comandante operativo de la Policía en Sucre; donde iban los tres jóvenes.

Aunque declaró que ni siquiera llegó a escuchar los disparos cuando fueron masacrados los jóvenes, se le consideró que los delitos de privación ilegal de la libertad y favorecimiento, no eran exonerables para él.

Frente a la decisión del juez, la defensa del patrullero Yamit apeló la decisión para que nuevamente sea revisado su caso.

Cabe recordar que la cronología que hizo la Fiscalía detalló de qué forma las víctimas terminaron en la mitad de un operativo para dar con los responsables del asesinato de un patrullero de la Policía a manos del Clan del Golfo y en el marco del llamado Plan Pistola. Los jóvenes fueron señalados por los uniformados de ser los asesinos del patrullero.

“Los capturaron, sin oponer resistencia, son golpeados por ustedes para ese momento funcionarios de la Policía… Ustedes piden mediante el uso de radio, apoyo. Llegan otros funcionarios y, contrario a garantizar la seguridad, los golpean al relacionarlos con la muerte del patrullero Díaz, causaron padecimientos innecesarios”, dijo el fiscal en la audiencia de imputación.

La imputación se realizó de acuerdo al grado de responsabilidad que tendría cada uniformado en los hechos investigados por la Fiscalía. Para el fiscal del caso, el coronel Benjamín Núñez fue el responsable de disparar, de asesinar a los jóvenes, pero el resto de uniformados participaron de forma distinta y grave en el crimen.

“Jóvenes que momentos antes de ser subidos a la camioneta estaban con vida, allí también se encontraban en dicho platón de la camioneta, el teniente coronel Benjamín Núñez y otro funcionario de la Policía Nacional. Servidores todos ustedes de la Policía que en abuso de sus funciones continuaron privando de la libertad a estos tres jóvenes de manera ilegal y sin justificación alguna, que se insiste estos jóvenes subieron con vida, ha dicho rodante”, señaló el fiscal.

Los imputados y el resultado de la audiencia quedó así:

  • Subteniente, María Camila Buritica: homicidio y privación ilegal de la libertad. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Jesús María Bolaños: homicidio, manipulación, alteración u ocultamiento de material probatorio y privación ilegal de la libertad. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Rafael Paz Barbosa: homicidio y privación ilegal de la libertad. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Santiago Garavito Diaz: homicidio y privación ilegal de la libertad. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Yamit Alfonso Henao Araque: privación ilegal de la libertad y favorecimiento. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Álvaro Antonio Álvarez Ricardo: privación ilegal de la libertad y favorecimiento. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Uber Giillermo Mieles: tortura y falsedad en documento público. No aceptó cargos.
  • Patrullero, Bernardo Pontón Mercado: tortura. No aceptó cargos.
  • Patrullera, Diana Marcela Puerta: tortura. No aceptó cargos.
  • Patrullera, Leila Carolina Ávila: tortura. No aceptó cargos.

Luego de la imputación de cargos, la Fiscalía pidió a la juez de control de garantías imponer una medida de aseguramiento en contra los uniformados por considerar que los hechos son muy graves.

Así fueron asesinados los tres jóvenes

El pasado 25 de julio, la tragedia en Sucre se movió muy rápido –casi como una mala noticia–. La muerte transitó por las calles del municipio de Sampués y la barbarie se apoderó del corregimiento Chochó en menos de dos horas. Cuatro muertos, relatos de torturas, golpes y un proceso abierto contra al menos ocho policías por los presuntos falsos positivos de tres jovencitos hicieron de ese día un coctel de desgracias.

Todo comenzó a las 5:15 de la tarde en el municipio de Sampués, en un operativo de control de la Policía en establecimientos de comercio. A esa hora, cayó herido de muerte el patrullero Diego Felipe Ruiz tras un cobarde ataque a bala cometido por sicarios que lo sorprendieron al ingreso de una panadería. El uniformado murió minutos después en un centro asistencial.

Desde ese momento, y como era de esperarse, las autoridades lanzaron un plan candado para tratar de dar con los responsables. Casi todos los uniformados de Sincelejo y Sampués salieron a la calle en extensas caravanas.

Paralelo a ese asesinato, Jesús David Díaz Monterroza, de apenas 18 años, y José Carlos Arévalo Contreras, de 20 años, participaban de una actividad de stunt (piruetas en motos), que acostumbraban a realizar en las tardes de ocio en la vía entre Chochó y Sampués. No había nada que temer, pues nunca tuvieron problemas con la ley y en ese corregimiento, de unos 7.000 habitantes, la tasa de homicidios e inseguridad es muy baja.

José Carlos tenía un problema en el brazo, así que se abstuvo de participar. Prefirió utilizar su celular para grabar las maniobras que realizaban sus compañeros. A lo lejos, oyeron la sirena de las patrullas. Ambos se asustaron. “Se imaginaron que la comunidad había llamado a la Policía por la algarabía de las motos”, contó Rodolfo Arévalo, tío de José.

Mientras intentaban salir del sector, los uniformados dispararon –según señaló uno de los testigos– y una bala alcanzó la pierna de Jesús David. “La Policía llegó, hizo como cinco, diez disparos con arma traumática y uno de esos lesionó la rodilla de mi hermano”, contó Yésica Paola Sierra, hermana de Jesús.

Así, herido, Jesús llegó a su casa acompañado de José Carlos. “Mi mamá le amarró una pita en la pierna, lo sobaron y lo volvieron a montar en la moto”, relató Yésica. En la casa también estaba otra hermana de Jesús. Los tres se subieron a la moto con destino a un centro médico: José Carlos conducía y la mujer sostenía al lesionado. Pero en el tránsito hasta el puesto médico los detuvieron dos patrulleras. Advirtieron sobre las heridas de Jesús y los obligaron a descender de la moto.

Posteriormente, llegaron otras divisiones de la institución como Carabineros, Policía de Carretera, unidades Seccionales de Investigación Judicial y Criminal (Sijín), la Dirección de Investigación Judicial (Dijín) y Policía de Turismo. Aproximadamente estaban presentes más de 30 personas. El corredor vial fue cerrado. Una fuente judicial, que está investigando el caso, le contó a SEMANA que en medio del operativo se habrían presentado agresiones físicas y tortura.

De izquierda a derecha: José Carlos Arévalo, Carlos Alberto Ibáñez y Jesús David Díaz. Las tres víctimas del presunto falso positivo.
De izquierda a derecha: José Carlos Arévalo, Carlos Alberto Ibáñez y Jesús David Díaz. Las tres víctimas del presunto falso positivo.

Confidencialmente, Carlos Alberto Ibáñez Mercado, de 26 años, transitaba en su motocicleta por el lugar. Él era vecino de Jesús. Terminaba de realizar un trámite en Sincelejo y se detuvo cuando reconoció al muchacho. Carlos tenía conocimientos sobre el Código de Policía. Por eso, al ver la escena, comenzó a reprochar la actitud de los uniformados, quienes –según denuncia la familia– arremetieron contra él y, al igual que los otros dos jóvenes, fue agredido, de acuerdo con las versiones de testigos que están en poder de la Fiscalía.

“Dice mi hermana que a ella la cogieron por los brazos, la separan y se la llevan, pero logró ver que los montaron con vida en la camioneta”, dijo Yésica Paola. Las declaraciones de los policías, que SEMANA conoció, dan cuenta que a los tres muchachos los subieron en un vehículo con platón, es decir, los que en su parte posterior tiene una zona de carga al descubierto donde sientan a los capturados. De acuerdo con el testimonio de los patrulleros implicados en este caso, en la camioneta se encontraban el teniente coronel Benjamín Darío Núñez, comandante operativo de Seguridad de Sucre, la subteniente Camila Biriticá Valencia y los patrulleros Bernardo Pontón, Jesús Bolaños, Huber Mieles y Álvaro Álvarez. Uno de ellos conducía.

De acuerdo con la confesión, en medio del trayecto uno de los uniformados desenfundó su arma de dotación y disparó contra ellos. No hubo una orden. Los tres jóvenes llegaron sin vida a la clínica María Reina en Sincelejo y por más de media hora tuvieron los cadáveres en reserva. “Yo llegué a la clínica y pregunté por mi hermano. El vigilante me dice que no es posible porque está bajo custodia policial”, contó Yésica. La historia clínica de las víctimas registra que Carlos Ibáñez tuvo lesiones en el tórax, Jesús David recibió impactos de bala en el muslo, rodilla y en el tabique, y José Carlos, con lesiones en la región occipital y también en el tórax.

Para ese entonces, la noticia se convirtió en el foco de atención de la opinión pública. SEMANA logró establecer que un alto funcionario de la Policía de Sucre fue el encargado de orientar el informe que inicialmente se dio a conocer. Presuntamente, el plan era reconstruir lo sucedido como si se tratara de un enfrentamiento entre presuntos miembros del Clan del Golfo y las autoridades.

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