Barranquilla
Primicia: SEMANA revela detalles inéditos del robo más grande en Colombia; no hubo disparos y ladrones se llevaron $85 mil millones
Hablamos con los investigadores del caso que pertenecen al grupo de Patrimonio de la Policía Metropolitana de Barranquilla.
El 1 de julio de 2024 se cometió el asalto más grande reportado en la historia de Colombia. Un ejército de ladrones se infiltró en una de las empresas más seguras del país y en 30 minutos, sin accionar pistolas, se apoderó de 85.000 millones de pesos. SEMANA revela las pruebas y testimonios que ponen en evidencia el “robo del siglo”, como lo denominan los investigadores de la Fiscalía.
“Va a ser una bendición grande para todos”. Con esta frase un hombre, conocido como Víctor Camilo, le anticipó al papá de su pareja lo que ocurriría en la madrugada de ese lunes en las instalaciones de Transbank en Barranquilla, una compañía dedicada al transporte de efectivo a nivel nacional. Él, como sus cómplices, sabía que iba a encontrar cientos de billetes que le costaría empacarlos en bolsas y cagarlos en la espalda.
Mecánicos, policías, conductores, vigilantes, comerciantes y un abogado participaron en este plan criminal. Unos fingieron ser guardias de protección privada, otros aparentaron trabajar en Claro y los demás actuaron como ciudadanos despistados que buscaban una dirección en el norte de la capital del Atlántico. Se sospecha que 20 personas tuvieron protagonismo en estos acontecimientos.
“Cada uno cumplía un rol específico. Había un cerebro, el que se craneó la actividad; la persona que fue contactada al interior de la empresa, la que abrió las puertas; los conductores; los huecos; los lugares donde se repartieron los dineros. Todo esto hace parte del concierto para delinquir”, apuntó la fiscal que trata de dar con el paradero de todos los sujetos que intervinieron en el caso.
Tendencias
Una empleada de Transbank levantó los filtros de seguridad para que a las 12:55 a. m. ingresaran 15 hombres con el rostro cubierto a la oficina de despacho, una zona exclusiva para los funcionarios que tienen contacto directo con el dinero: empuñaron armas de fuego para intimidar a las víctimas y las amarraron para que no encendieran las alarmas, mientras agarraban tulas llenas de efectivo.
Los delincuentes acomodaron la plata en tres microbuses y escaparon al municipio de Puerto Colombia para repartir las ganancias. Los líderes de cada frente recibieron los billetes, se comprometieron a distribuirlos con sus colaboradores y pactaron que solo podían usarlos cuando los medios de comunicación dejaran de hablar del robo. La palabra se rompió y eso los puso bajo la mirada de las autoridades.
Los criminales solo esperaron una semana para gastar la plata en establecimientos comerciales de Medellín, Santa Marta, Eje Cafetero, Cartagena y Barranquilla: invirtieron en préstamos gota a gota, compraron viviendas, adquirieron vehículos, costearon procedimientos estéticos, durmieron en hoteles cinco estrellas, pasearon en lujosas embarcaciones y modificaron los armarios con ropa de última moda.
La planeación del robo
Al parecer, el asalto a Transbank se empezó a materializar a principios del 2024 cuando Karelis del Carmen López Vergara aceptó la propuesta de compartir información confidencial de la empresa. Ella era una de las vigilantes, tenía el control de la garita y autorizaba los ingresos de los trabajadores, una posición privilegiada que supo explotar el líder de los delincuentes.
El cabecilla principal realizó un estudio pormenorizado de la compañía, puso la lupa sobre las entradas y salidas de los funcionarios, la manera en la que administraban el dinero y las fechas clave para dar el golpe, asegurándose de que sus hombres no quedaran en medio de disparos y fueran atrapados. Hoy el nombre de esta persona está bajo reserva judicial.
Roiman Alvarado Pérez sería uno de los cerebros de la incursión criminal y le habría dedicado un largo tiempo a las indagaciones: “Estaría trabajando con unas personas del interior del país, ya que habían traído personal de Bucaramanga y Bogotá, y también habían contado con unos policías corruptos y con varios ex empleados de la empresa”, afirmó un testigo protegido ante los detectives.
El robo se planeó en reuniones llevadas a cabo en Malambo, Puerto Colombia y Barranquilla. Por interceptaciones telefónicas, se conoció que la toma se aplazó en dos oportunidades: se contempló un día de Semana Santa y la primera semana de junio, pero finalmente se agendó para el primer día de julio. Todo estuvo calculado para no tener errores y evitar, a toda costa, la persecución de las autoridades.
“Se fueron preparando durante todo el mes de junio, y desde antes, ubicando personal, incluso miembros de la fuerza pública, para que todo quedara perfecto”, se lee en un reporte de la Fiscalía. Cada uno asumió un papel en inteligencia y logística: identificar cámaras de seguridad, diseñar una ruta de escape, conseguir armas de fuego, adecuar carros para transportar la plata y tener guardaespaldas propios.
Los ladrones establecieron siete funciones: mecánicos que alteraron las placas de vehículos y adecuarlos con logos de Claro; facilitadores que prestaron automóviles y uniformes falsos; logísticos que adquirieron pistolas y coordinaron el atraco a través de celulares; campaneros que vigilaron el exterior de la empresa; la empleada que abrió las puertas; y los asaltantes, quienes debían tomar la plata y fugarse.
Antes de ingresar a Transbank, estos sujetos cortaron los cables del servicio de internet en el sector con propósito de afectar el sistema de video vigilancia privado y tener vía libre para sus objetivos. Sin embargo, no contaron con una aplicación de respaldo que registró en imágenes el paso a paso del robo, un elemento importante que ayudó a los detectives a descifrar lo acontecido.
La hora cero
El asalto comenzó con la alteración de los carros que iban a ingresar a Transbank. Presuntamente, estas maniobras se hicieron en un taller de Barranquilla y estuvieron en manos de Isaac Elías Olivella Peñate: “Se encargaron de cambiar placas de vehículos, ubicar logotipos de la empresa Claro y otros detalles para despistar a las personas”. Fueron intervenidos tres microbuses.
José Ángel Rosillo Ibarra, abogado de profesión, habría prestado su casa para que fuera el punto de encuentro de todas las personas que iban a participar en el robo, ubicada en el barrio Boston: “Usted sabía que allí se estaba planificando un hurto de grandes valores y, aun así, usted apoyó”, se reseñó en el expediente con base en una información rescatada en los celulares que fueron incautados.
En ese inmueble “recogieron a las 15 personas que ya estaban con armas y tenían los uniformes listos de la empresa”, comentó un detective. Uno de los conductores sería Giovanni Molina Aldana, quien tomó la ruta hacia Transbank mientras Virginia Hernández Ramos, en el automóvil de su hermana, inspeccionaba las calles para descartar la presencia de uniformados: “Daba avisos”, dijo la Fiscalía.
En la madrugada del 1 de julio los delincuentes llegaron al parqueadero de la compañía y, en un primer intento, no les abrieron las puertas. En imágenes captadas por cámaras de seguridad se ve que dieron varias vueltas en el sector y el segundo acercamiento dio resultado: “Karelis del Carmen López Vergara fue la que facilitó el ingreso de los sujetos”, alertó el ente de acusación en la investigación.
Ella tenía el control de la seguridad externa de la compañía financiera. Aunque en indagaciones previas respondió a los detectives de que había sido intimidada con un arma de fuego por los criminales, en los registros audiovisuales se le vio tranquila, usando el celular e interactuaba con los miembros de la organización que estaban disfrazados de vigilantes: “Quitó el candado de la puerta de acceso”.
Los ladrones violaron todo el sistema de seguridad: “Acceden a la oficina de despacho donde se realiza el recaudo de los dineros, intimidan a las personas que allí se encontraban -amarrándolos, doblegándolos y coartando su locomoción-, procediendo a llevarse las tulas”, indicó una fiscal que analizó cientos de horas de grabaciones para esclarecer el hecho.
De acuerdo con un informe rendido por la empresa Transbank a las autoridades, estas personas se apoderaron de 85.352.266.000 pesos, los cuales fueron empacados y enviados en tres microbuses que esperaron a las afueras del establecimiento. También se llevaron las grabadoras de videos con el objetivo de borrar cualquier rastro del delito, cuya ubicación conocían con exactitud.
Fuga maestra
La ruta de escape fue clara: tomaron la carrera 44, llegaron a la vía 40, siguieron por la Avenida Circunvalar, Vía al Mar y terminaron en una cabaña del corregimiento Salgar de Puerto Colombia. La propiedad sería de Juan Antonio Pugliese Guevara: “Prestó su inmueble para que se hiciera la repartición de los dineros”, justificó la Fiscalía. Allí encontraron quemada una tirilla con la que Transbank marca los fajos de billetes.
Los detectives no tienen claro cuánto dinero le correspondió a cada participante, pero sería suficiente para que tuvieran una vida de lujos. Si se hubiera dividido en partes iguales -una teoría que es poco probable- a cada uno le habría tocado 4.000 millones de pesos. El pacto que asumieron los ladrones es que tenían que ser cuidadosos con el dinero y no gastarlo por montones.
De conversaciones en WhatsApp que se dieron horas posteriores al robo se pudo establecer que la residencia de uno de los cerebros del asalto -Roiman Alvarado Pérez- habría sido utilizada para “ocultar parte del dinero”. Ese 1 de julio, él le pidió a su compañera sentimental, Alexandra García Herrera, que “llevara cinta para amarrar las bolsas y le decía que era de manera urgente”.
En los mismos chats intervenidos quedó en evidencia “un consumo excesivo de altos valores, como compras de celulares Apple, procedimientos estéticos, al igual que la compra de un carro por valor de 81.340.000. Todos estos pagos en dinero en efectivo realizados por Alexandra”, se lee en un fragmento del expediente de la Fiscalía. Ese mes, se movieron cientos de millones en Barranquilla.
Son muchas las pruebas que pesan contra estas personas. Una de las más contundentes es un video donde aparece el hijo, menor de edad, de Alexandra García Herrera indicando: “Amá, me rasca la cara, con un fajo de billetes tocándose la misma”, destacó el ente de acusación. Igualmente, hay consignaciones a diferentes establecimientos comerciales y a un destacado cirujano plástico de Cartagena.
Fuentes judiciales describieron que la plata se gastó en “una abdominoplastia, senos, cola, diseño de sonrisa y botox en los labios”. Varios abandonaron sus residencias, adquirieron predios en el norte de Barranquilla y hubo un interés por “comprar ropa, zapatos y los iPhone”. Al parecer, parte de este efectivo terminó en los negocios gota a gota de la capital del Atlántico, donde los ladrones actuarían en calidad de “inversionistas”.
También hay registros de viajes a Cartagena, Santa Marta, Medellín y el Eje Cafetero que habrían sido patrocinados con el dinero que salió de Transbank. Algunos registraron sus trayectos en sus redes sociales, una pista que siguieron los investigadores: “Usaban yates, licor fino, hoteles cinco estrellas, entre otros lujos”, comentaron las mismas personas.
Destacada investigación
Un equipo especializado de la Policía Metropolitana de Barranquilla, junto a la Fiscalía, rastrearon durante cinco meses a los presuntos responsables de este robo: siguieron sus recorridos, interceptaron sus teléfonos y analizaron sus gastos. El primer resultado es la captura de ocho personas por los delitos de concierto para delinquir, hurto calificado y secuestro simple; ninguno aceptó los cargos.
En la redada, los uniformados incautaron celulares y dinero en efectivo. En la casa de los novios -Roiman y Alexandra- descubrieron 53.152.000 pesos escondidos en el baño de la habitación principal. Mientras que en los equipos móviles se ven fotografías de tulas llenas de dinero, sumatorias de dineros en calculadoras y una caja repleta de billetes de diferentes denominaciones.
El ente de acusación es claro en su conclusión: ellos “dedicaron tiempo (y) espacio para lograr llevar a cabo este plan criminal que se ha denominado el hurto más grande de la historia colombiana”. Aunque hay un número reducido de detenidos, se espera que en las próximas semanas se recojan más elementos probatorios y terminen atrapando a la banda de ladrones que están detrás de este episodio.