Política
Alcalde Galán asegura en SEMANA que la paz total elevó la inseguridad de Bogotá y le dice al presidente Petro: “Deje de estar peleando”
Carlos Fernando Galán aseguró que el Gobierno, “en lugar de estar metiéndose en decisiones que no le corresponden”, debe trabajar con Bogotá. Habló de seguridad, del racionamiento de agua y de Claudia López.
SEMANA: Alcalde, ¿Bogotá está caminando segura?
Carlos Fernando Galán: Esa es la apuesta que tenemos, lograr que camine segura. Eso no se logra de la noche a la mañana. Llegamos a poner orden en la política de seguridad porque encontramos una política que no estaba articulada con los diferentes actores. Había pelea con la Fiscalía, la Policía, faltaba coordinación con la ciudadanía y hemos venido reconstruyendo esa alianza que se requiere para ser efectivos en la lucha contra el delito. Hemos sido eficaces en algunos frentes. Las cifras oficiales de Siedco nos indican que hay una reducción en hurtos, hurto a personas, bicicletas, comercios, en TransMilenio. Pero tenemos un reto: ha aumentado el homicidio, hay un enfrentamiento complejo entre bandas que nos genera un problema de violencia creciente. Hay mucho tráfico de drogas y eso afecta estas situaciones de seguridad. También ha crecido la extorsión, debemos reconocerlo, pero estamos haciendo frente.
SEMANA: ¿Qué está pasando con los homicidios? Desde el Concejo alertan que las cifras de 2024 son las más altas de los últimos ocho años…
C.G.: Hemos identificado que en algunos casos hay un enfrentamiento entre bandas por el territorio, por el negocio del narcotráfico, que ha llevado a que crezca la violencia. Más del 35 por ciento de los homicidios en Bogotá tienen que ver con sicariato y ajustes de cuentas, que precisamente representan estos problemas.
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SEMANA: La exalcaldesa Claudia López, que descuidó la seguridad, lo cuestionó por ese tema. ¿Qué decirle?
C.G.: No voy a entrar en discusión con la exalcaldesa porque una de las razones por las cuales llegué a la alcaldía es precisamente porque todos consideramos que la política de seguridad que el gobierno anterior manejó tuvo graves problemas y dificultades para producir resultados. Recibimos una ciudad sin los recursos suficientes para el mantenimiento de vehículos de la Policía, de motos, etcétera. Pero creo que hay que mirar para adelante, no mirar para atrás, sino dedicarse a resolver los problemas.
SEMANA: ¿Cree que la exalcaldesa está haciendo campaña política?
C.G.: No me voy a meter en una discusión con ella. Hay que mirar para adelante, y seguramente ahora los candidatos empezarán a hacer cosas pensando en lo que quieren supuestamente ofrecerle al país, pero que no fueron capaces de hacer cuando tuvieron la oportunidad.
SEMANA: ¿Siente que la política de paz total del Gobierno Petro ha llevado al aumento de la violencia en Bogotá y en otras regiones del país?
C.G.: Yo creo que sí. Efectivamente, el modelo de negociación que tiene este Gobierno de paz total no reconoce aprendizajes que haya tenido el país en el pasado de cómo hacer negociaciones. Cuando usted hace una negociación con ceses al fuego localizados y permitiendo en cierta forma que unas organizaciones criminales se fortalezcan gracias a ese cese al fuego, puede generar una dinámica de crecimiento como estamos viendo, creo yo, en términos de presencia de narcotráfico, y eso termina afectando a las ciudades. Entonces, ese manejo equivocado está llevando al crecimiento de la inseguridad, de problemas, de presencia cada vez mayor de droga y eso es un combustible principal a la dinámica de violencia.
SEMANA: ¿El racionamiento de agua realmente ha servido en Bogotá?
C.G.: Lo primero que hay que decir es que el racionamiento no es la medida que va a resolver el tema de fondo. Es una medida necesaria, coyuntural, de emergencia, responsable e impopular, seguramente. Sin racionamiento, hoy tendríamos más o menos 20 millones de metros cúbicos de agua menos en el sistema Chingaza. Ahora, siempre he dicho: hay que entender que la medida del racionamiento no va a llevar a que suba por sí solo el nivel de los embalses. Lo que hace el racionamiento es frenar la velocidad en la que cae el nivel del embalse, porque vamos consumiendo menos agua, pero si no hay afluencias, si no hay precipitaciones que lleven a que haya mayores ingresos al sistema Chingaza, no va a subir. Entonces, lo que hay que entender es que la medida del racionamiento no es la medida que va a llenar los embalses, no, pero sí nos va a permitir tener más agua gracias a que consumimos más despacio lo que tenemos.
SEMANA: ¿Va a seguir el racionamiento en 2025?
C.G.: Depende de cómo evolucionen las cosas. Hay dos temas que definen esto: uno son las afluencias, que no dependen de lo que hagamos nosotros en Bogotá, sino de las precipitaciones que hay en todo el sector del sistema Chingaza; y dos, de cuánto reducimos el consumo, eso sí depende de nosotros y lo reducimos vía restricción y cambios de hábitos. Ahora la medida de restricción no es la única que hemos tomado. En enero de este año traíamos el 25 por ciento del agua que consume Bogotá del sistema Agregado Norte, que es la planta de Tibitoc, y el 70 por ciento de Chingaza. ¿Qué hemos hecho? Cambiar esa ecuación, estamos trayendo ya el 45 por ciento del agua que consumimos del Agregado Norte, y estamos trayendo, en vez de 70, el 50 por ciento de Chingaza. Eso nos permite, sumado al racionamiento, tener un colchón mayor en Chingaza.
SEMANA: ¿Habrá apagón o racionamiento de energía en 2025?
C.G.: Bogotá y la región tienen una capacidad instalada de generación de energía que es alrededor de 3.500 megavatios y la demanda hoy es 3.100; es decir, tenemos un margen de 400, eso es muy poco como margen, deberíamos tener por lo menos 1.000 megavatios. ¿Eso qué implica? Que estamos viajando por carretera sin llanta de repuesto. Cualquier cosa que falle nos genera un problema muy rápido y muy complejo para garantizar el acceso a la energía en la región. Eso además está ocurriendo mientras utilizamos una termoeléctrica como es Termozipa, que genera una gran contaminación. Las emisiones de Termozipa pueden ser de 90.000 toneladas de CO2 al mes. Por eso es muy importante avanzar rápidamente en que se destraben los proyectos de redes de Hidrosogamoso y Chivor Norte, que están en el 50 y el 72 por ciento, y de esa forma garantizar que traigamos energía de otras regiones del país. Por eso sí es un riesgo que tenemos en el mediano plazo y si no se destraban esas redes de transmisión en los próximos meses podremos tener dificultades a principios de 2026.
SEMANA: ¿Hoy hay cómo garantizar la energía para el metro de Bogotá y para el Regiotram de Occidente?
C.G.: No. En este momento no tenemos el metro todavía y no tenemos los Regiotram, tampoco tenemos los buses eléctricos que van a llegar a Bogotá, pero hoy tenemos ya 22 proyectos en la región que tienen un acceso a energía condicionado a que se terminen estas redes de transmisión. Entonces, si vamos a cargar más el sistema con el metro, con el Regiotram, con otras cosas y no ampliamos la capacidad de traer energía, vamos a tener graves problemas.
SEMANA: ¿Qué está pasando con la primera línea del metro y los incumplimientos en la calle 72? ¿Habrá sanciones para el consorcio chino?
C.G.: Ahí ha habido una discusión sobre las fechas. Originalmente, en el contrato no había una fecha específica de terminación de ese hito; sin embargo, el contratista puso una fecha, que fue el 8 de octubre. Ese contratista tuvo problemas con el subcontratista de la obra, porque el metro tiene varios subcontratistas, tuvo dificultades, y tuvo que cambiarlo hace unos meses. Después de ese cambio se vio que se agilizó la obra y tomó un ritmo adicional. El contratista tiene proyectado terminar la obra a finales de noviembre. Lo que dice el contrato es que o compran más días de plazo o pagan una multa, pero es básicamente lo mismo, es pagar más por no entregar a tiempo la obra. Pagarán 15 salarios mínimos mensuales por día que se demoren adicionalmente. Ya han dicho que se van a demorar por lo menos 30 días adicionales, es decir, que ya van a pagar cerca de 600 millones de pesos por no entregar la obra, como estaba estipulado el 8 de octubre. Ahora, esa obra no afecta el desarrollo que hoy tiene el viaducto. La obra en su conjunto va bien, con un avance cercano al 40 por ciento. Lo que hoy tenemos nos permite decir que vamos a poder avanzar lo suficiente para poder tener pruebas en 5,7 kilómetros de viaducto el primer semestre de 2026 y tener los 24 kilómetros del viaducto en operación de prueba el segundo semestre de 2027.
SEMANA: ¿Por qué se ha modificado en dos ocasiones el cronograma para la adjudicación de la segunda línea del metro?
C.G.: Recibimos ese proyecto con un proceso licitatorio iniciado. En ese proceso licitatorio se identificó, por parte de la banca multilateral, la posibilidad de un conflicto de interés entre unos de los proponentes. Eso no significa que haya algo indebido en el proyecto, simplemente que hay dos proponentes que presuntamente podrían tener un vínculo que genere una dinámica que, en términos de la regulación del Banco Interamericano de Desarrollo, no permita avanzar como está el proceso y haya que resolver eso antes de poder avanzar. Eso es lo que ha pasado.
SEMANA: ¿Pero habrá adjudicación de la segunda línea del metro o no?
C.G.: A eso le apostamos, claro que sí, esa es la apuesta, pero tenemos que hacerlo bien.
SEMANA: Se le ha visto en redes respondiéndole fuertemente al presidente Petro. ¿Cómo está su relación con él?
C.G.: Ha sido una relación respetuosa, hemos tenido diferencias en varios aspectos, pero he buscado siempre, por el interés de la ciudad, ponernos de acuerdo en temas que son fundamentales para la ciudadanía. Pero también ha habido diferencias. Yo, por ejemplo, he expresado de manera clara que considero que hay decisiones que ha tomado el Gobierno, o que busca tomar, en las que no debería inmiscuirse, básicamente son temas que tienen que ver con el ordenamiento. Lo que ha pasado con la intervención de la Subred Centro Oriente o con el Hospital San Juan de Dios. Entonces está muy bien que tengamos diferencias, pero debemos respetar las competencias.
SEMANA: ¿Siente que el presidente se está entrometiendo y está irrespetando la autonomía de Bogotá?
C.G.: Lo que sucede es que el presidente fue alcalde de Bogotá y, seguramente, él en algunos casos hay decisiones que buscó tomar como alcalde y que no pudo hacerlo, que quisiera tomarlas ahora, pero ahí es donde va mi mensaje, yo respeto eso, pero él tiene que entender que ya no es el alcalde, es el presidente, le corresponde actuar como el presidente.
SEMANA: El presidente o el Gobierno han querido parar el metro, no han entregado la contragarantía para la PTAR Canoas, han frenado la ampliación de la Autopista Norte, tienen frenadas las licencias que se requieren para garantizar el suministro de energía en Bogotá. ¿Petro saboteando la ciudad?
C.G.: Yo no creo que él se interese por sabotear a la ciudad, pero tal vez sí estamos con la necesidad de que se agilicen decisiones, porque la visión que se está planeando en algunos frentes está afectando proyectos estratégicos de Bogotá. Lo que necesitamos es entregárselos a la gente, no me interesan las peleas, las discusiones, me interesa que se entreguen los proyectos que necesita la ciudad. Hago un llamado al Gobierno nacional a que en lugar de estar peleando nos sentemos, y en lugar de estar metiéndose en decisiones que no les corresponden, nos sentemos a trabajar en conjunto para ver cómo armonizamos la posición de la ciudad y de la ciudadanía, expresada también en las urnas, con la responsabilidad del Gobierno nacional de entregarle los recursos que requiere Bogotá y tomar las decisiones que se necesitan.
SEMANA: ¿Cree que el Gobierno ha dejado sola a Bogotá?
C.G.: El Gobierno tiene una visión que está afectando a Bogotá si no se toman las decisiones que se requieren. Entonces yo sí insisto en el llamado a que avancen los proyectos que se necesitan.
SEMANA: Cuando usted llegó a la Alcaldía, las finanzas del Distrito estaban bastante apretadas, ¿por qué pedir un cupo de endeudamiento por más de 9 billones de pesos y de más de 3 billones de pesos para TransMilenio?
C.G.: Necesitamos recursos para financiar el Plan de Desarrollo y una fuente que quedó contemplada allí es el cupo de endeudamiento. El cupo es de 9,6 billones de pesos, pero eso recoge saldos pendientes que tenía el cupo de endeudamiento anterior, entonces realmente como cupo nuevo son un poco más de 7 billones de pesos. Ahora, el cupo de TransMilenio es para financiar lo que viene en la nueva etapa del sistema, las nuevas troncales, la nueva flota, que es fundamental.