Nación
Atentos: la vía entre Bogotá y Choachí fue cerrada por un deslizamiento de tierra
Las autoridades recomiendan utilizar la vía La Calera-Santiamén como ruta alterna.
Desde tempranas horas de la mañana de este domingo 22 de enero, se presentó un fenómeno de remoción en masa en el kilómetro 5, en la vía que comunica a Bogotá con Choachí. Equipos operativos del distrito se encuentran atendiendo la emergencia para realizar labores de limpieza del material deslizado.
“Se tiene paso totalmente restringido en la vía Choachí, por deslizamiento de tierra. Únicamente se permite el paso de vehículos de emergencia y peatones”, señaló la seccional de Tránsito y Transporte de Bogotá.
Por su parte, las autoridades recomiendan a los usuarios de este importante tramo, tomar la vía La Calera-Santiamén como ruta alterna, mientras se trabaja en restablecer esta ruta en el menor tiempo posible.
“Se recomienda a todos los usuarios del sector, tener en cuenta esta información y atender a la señalización de los auxiliares de tránsito y el personal encargado”, indicó la entidad.
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Sin embargo, equipos operativos realizan tronzado de árboles que se deslizaron y recolección de material vegetal con el objetivo de despejar la vía. Las autoridades recomiendan estar atentos a los canales de información para conocer el estado actual de la vía.
Tragedia de La Calera
A la esposa de Javier Velilla, la vida le cambió por completo tras la tragedia en la vía que comunica Bogotá con La Calera. El cuerpo sigue sin aparecer. Quedó sola con sus hijos. Su situación es abrumadora. SEMANA habló con ella.
“Yo llegué a mi casa, puse mi bolso en el sofá y de repente lo vi a él sentado en la cama, estaba con el hermano y lo regañé, le dije ‘usted dónde estaba, llevamos dos meses buscándolo, usted por qué nos hace esto, por qué le hace estos a sus hijos, no se imagina la angustia que hemos tenido todos estos días’, pero él solo se reía y de un momento a otro me desperté”.
Ese es el más reciente sueño que tuvo Luz Ángela Ríos con su esposo Javier Velilla hace tan solo unos días, pero al abrir sus ojos despertó de nuevo en la espantosa pesadilla en la que se convirtió su vida desde el pasado 12 de noviembre de 2022, cuando una avalancha, tras varias horas de intensas lluvias, arrasó con todo lo que encontró a su paso, incluso con el padre de sus hijos, quien era vigilante de un exclusivo conjunto residencial en la vía que de Bogotá comunica a La Calera y quien se encontraba realizando un recorrido en un carro por las vías internas del condominio, cuando la fuerza de la naturaleza lo sorprendió y lo volcó montaña abajo.
La voracidad de la tragedia no solo se llevó a Velilla, sino también a las ganas de vivir de Luz Ángela, quien hoy en día se mantiene única y exclusivamente de pie por sus cuatro hijos, pues no le encuentra sentido a una vida sin la presencia de quien era su esposo desde hace más de 15 años.
“Todos los días me preguntó por qué no lo abracé más fuerte, por qué no lo besé más, por qué lo dejé ir ese día que salió de la casa para ir a trabajar”, afirmó Luz Ángela entre lágrimas y con la voz entre cortada, desde el mismo punto en el que su esposo fue visto con vida por última vez.
“Si Dios me pudiera dar un deseo, le pediría tan solo cinco minuticos más, que lo dejara bajar para que me diga que todo va a estar bien, que voy a poder con los niños yo sola, por ellos es que yo sigo de pie, porque si no tuviera a mis hijos yo ya me hubiera ido con mi esposo”, fueron las palabras que articuló Luz Ángela en medio del llanto.
Ese punto de la carretera al interior del conjunto residencial se convirtió en una especie de altar para Luz Ángela y sus cuatro hijos, pues lamentablemente, a pesar de que han pasado dos meses desde que ocurrió la tragedia, el cuerpo de su esposo no ha aparecido y ellos no tienen una tumba a donde irlo a llorar.
De hecho, en ese lugar frío, solitario y completamente oscuro, fue donde Luz Ángela, junto con su cuñado, el hermano de Javier, pasaron la Navidad el 24 de diciembre. Ella no se explica cómo si en el 2022 era por fin el año en el que iban a estar una Navidad y un Año Nuevo juntos, dado que en ocasiones anteriores no pudieron hacerlo por el trabajo de Javier, por qué la vida no se lo permitió y lo arrebató de sus brazos.
“Si en las anteriores navidades llorábamos porque Javier no estaba con nosotros por su trabajo, esta vez fue mucho más doloroso al saber que ni siquiera al día siguiente iba a volver”, precisó Luz Ángela.