Bogotá
Dramática realidad de las mujeres en Bogotá: 927 están en riesgo de feminicidio. Sus testimonios son desgarradores
El dramático testimonio de la periodista Alejandra Murgas, quien denunció acoso por parte de un exmilitar que la sigue hasta las instalaciones del Canal Caracol, es tan solo la punta del iceberg de la crítica realidad de las mujeres que viven desprotegidas y con miedo en la ciudad.
“Quien era mi esposo empezó con unos celos absurdos diciendo que un compañero de trabajo era mi amante, a tal punto que me tocó pedirle a mi compañero que fuera a la casa para que desmintiera toda la situación, pero después de ello, a mi pareja se le metió en la cabeza que entonces yo tenía un amante desde hace tres meses y ahí todo empeoró, por lo que me tocó dejar de ir a la vivienda donde vivíamos y empezar a buscar en dónde quedarme sin que él supiera y desde ese momento comenzaron las amenazas”.
Ese es el inicio del desgarrador relato de la pesadilla que hoy en día sufre Julie Andrea Suárez, una auxiliar de enfermería de 41 años de edad, quien vive atemorizada de que su exesposo, de quien se separó hace un mes, en cualquier momento pueda hacerle daño o atente contra su vida, a pesar de que ya puso todo en conocimiento de las autoridades, sin que le prestaran la atención que se requiere.
Su historia es una muestra de que el impactante testimonio de la periodista Alejandra Murgas, quien denunció acoso por parte de un exmilitar que la sigue hasta las instalaciones del Canal Caracol, es tan solo la punta del iceberg de la crítica realidad de las mujeres que viven desprotegidas y con miedo en Bogotá.
Y si personas como Murgas, que de alguna u otra manera tienen más visibilidad, pero aún así el respaldo que reciben es casi nulo, qué pueden esperar centenares de mujeres en la capital del país que incluso están en riesgo de feminicidio.
Lo más leído
El miedo y la zozobra de salir a la calle es el común denominador en todas ellas. “Después de terminar la relación, él empezó a ir al lugar de mi trabajo a decir que venía de demandarme en la Fiscalía, que yo le debía un dinero, también comenzó a llamar y a escribirles a mis compañeros y ellos lo tuvieron que bloquear para evitar que siguiera molestando, pero después contactó a mis familiares diciéndoles que yo era la responsable de haber dañado el hogar”, contó Julie Andrea.
Los comportamientos de su exesposo, con quien duró seis años, son para preocuparse. “Después empezó a amenazarme de muerte y a enviarme fotos y videos de cuando teníamos intimidad para presionarme y chantajearme a que volviera con él”, narró Julie.
No contento con el miedo que estaba sembrando en ella, este sujeto quiso además arrebatarle a su hijo. “Fue capaz de contactar al papá de mi hijo, a decirle que me lo quitara, que yo era una mala mujer, una fracasada”, aseguró.
Los días para esta auxiliar de enfermería no volvieron a ser los mismos, pues en muchas ocasiones ni siquiera logra conciliar el sueño. “Yo me siento asediada, no vivo tranquila, todos los días tengo que cambiar mi ruta, cada nada debo dormir en casas diferentes para que él no me encuentre”, dijo con la voz entrecortada.
A pesar de la evidente violencia psicológica, violencia de género y acoso sexual a las que está siendo sometida Julie Andrea, las autoridades poco o nada han hecho al respecto.
“Yo puse una demanda ante la Fiscalía y la comisaría de familia me llamó la semana pasada a decirme que iban a dictar una medida de protección, sin embargo, hasta el momento no he sido notificada. En los últimos días llamé a la línea púrpura, pero la verdad pareciera que no sirviera para nada, porque uno llama o uno escribe a contar la historia pero de ahí no pasa, no hay como un seguimiento o un conducto a seguir, lo que hacen es como revictimizarla a una como mujer”, subrayó Julie.
Esta mujer de 41 años, quien teme por su vida, hizo énfasis en la revictimización que siente de parte de las autoridades y el personal que se supone deberían velar por su seguridad. “Cuando estuve en Fiscalía, para la valoración por parte de Medicina Legal, el funcionario que me recibió los papeles me dijo: ‘Es que acá van a valorar es si le pegaron’. Y le digo que no me habían pegado, que la valoración es psicológica, y me insistió: ‘Si no es golpe, aquí no la van a revisar’. Es decir que tiene que llegar uno con golpes, o muerto para que le presten atención”, sostuvo.
Su llamado a las autoridades es contundente: “Ojalá las mujeres no quedemos a la deriva y se pueda hacer un correcto seguimiento a las denuncias, pero sobre todo, que no tengamos que estar tocando diferentes puertas para que nos escuchen y estar viviendo con la zozobra de si vamos a poder regresar a nuestras casas o no”.
Para la concejal de Bogotá por el Centro Democrático Diana Diago, la situación que está ocurriendo con las mujeres en la ciudad requiere de medidas urgentes.
“Las violencias de todo tipo y los abusos hacia las niñas y mujeres son el pan diario en nuestra ciudad. El gran reto es seguir visibilizando el problema, pero también se necesitan oportunidades reales en educación, en empleo, que van a hacer que las mujeres se empoderen aún más y que puedan salir de sus ciclos de violencia con mayor facilidad”, acotó la cabildante.
“Abusó de mí y años después me sigue buscando”
El testimonio de Carolina, a quien llamaremos así para reservarle su identidad, pone de presente que el acoso y la violencia en contra de las mujeres es en muchas ocasiones reiterativo a pesar de las denuncias.
Esta mujer, a quien años atrás su expareja la golpeó y hasta la abusó sexualmente, ha tenido que revivir los oscuros momentos que tuvo pasar cuando era una adolescente porque su victimario hoy en día aún la busca.
“Cuando era más joven tuve un novio que me golpeaba y me accedió carnalmente. Todo era a escondidas de mi papá, porque él no me dejaba tener pareja. Este tipo me seguía y me tenía amenazada que yo solo podía estar con él y en su momento mi mamá se enteró y lo demandó, pero como yo era menor de edad, lo único que hicieron fue ponerle una caución, y cuando cumplí los 18 años esa medida se perdió y a él nunca le hicieron nada”, asegura.
Años después cuando creía que ya todo eran pesadillas del pasado que incluso ella misma se prometió olvidar, todos esos malos recuerdos se reactivaron cuando su victimario, de la nada, volvió a buscarla.
“Hace dos años volvió a buscarme a pedirme perdón, y a pesar de que ya es un hombre casado, pidió que nos viéramos a solas, que él solo pedía unos minutos para estar a solas conmigo, que yo seguía siendo la mujer de su vida, pero por supuesto yo no acepté, es un tipo que es un potencial feminicida porque él me amenazó de muerte en su momento, me decía que si yo no estaba con él no estaba con nadie”, afirma Carolina.
“Me insistía mucho que nos viéramos, él trabaja fuera de Bogotá y me decía que nos podíamos ver donde nadie nos encontrara, donde nadie nos viera, que él lo único que quería era verse conmigo a solas”, agregó.
Cuando recibe los mensajes de su victimario, la zozobra se apodera de ella. “El miedo siempre estuvo, de hecho yo todavía lo veo cuando voy a visitar a mis padres, porque él vive allá, en el mismo barrio y me da miedo, me da pánico, después de muchos años todavía le tengo miedo y él siempre es a insistirme en que nos veamos”, precisó.
Al igual que Julie Andrea, Carolina siente que la justicia, en muchas ocasiones revictimiza a las mujeres. “Muchas veces las autoridades creen que con una caución los agresores van a dejar de amedrentarnos, por supuesto que no, este tipo de hombres qué miedo le van a tener a un papel, así que las autoridades deberían prestarles más atención a todas esas mujeres que ponemos en evidencia ese tipo de situaciones, porque nosotras muchas veces callamos por miedo a lo peor, a lo que puede pasar después de hacer las denuncias, porque después de denunciarlos, es cuando se vuelven más agresivos y la justicia no presta la atención que realmente se requiere”, puntualizó.
Las cifras son alarmantes
De acuerdo con el observatorio y equidad de género de Bogotá, con corte al 31 de octubre de 2023, había 925 mujeres en riesgo de feminicidio en la capital del país, de las cuales, el 73 %, es decir, 674 están en riesgo grave y extremo de ser asesinadas.
Aunque en el periodo de análisis de 2023 la cifra de asesinatos de mujeres decreció en 10 casos con respecto al de 2022, la Fiscalía General de la Nación ha tipificado ocho casos más de feminicidio en 2023.
Los asesinatos en Bogotá tipificados como feminicidios se dispararon en un 61 % al pasar de 13 casos en el mismo periodo de 2022, a 21 en 2023. Los 21 casos tipificados como feminicidio que se presentaron en 2023 representaron el 28 % de los asesinatos de mujeres en la ciudad. Seis de cada diez víctimas de feminicidio eran mujeres jóvenes entre 20 y 34 años.
Lo más preocupante, como lo reconoce la propia Secretaría de la Mujer, es que ninguna de las víctimas de feminicidio en 2022 y en 2023 había sido valorada por Medicina Legal como en riesgo de feminicidio. En otras palabras, sí a las que denuncian no les prestan atención, peor es el panorama para las mujeres que están obligadas a guardar silencio y a vivir maltratadas y acosadas.
La propia secretaria distrital de la Mujer, Laura Tami, en diálogo con SEMANA reconoció la problemática que se vive en la ciudad.
“Por supuesto que son cifras alarmantes, y no es un secreto que históricamente las mujeres han sido las más violentadas en Bogotá, pero tenemos toda la institucionalidad trabajando para garantizarles la mejor protección”, dijo.
“Entre enero de 2020 y diciembre de 2023, hemos realizado en la Secretaría de la Mujer 37.800 atenciones, por medio de nuestros servicios psicosociales por situaciones relacionadas con violencia, lo cual es una cifra bastante considerable. Las mujeres ahora en Bogotá cuentan con muchas más rutas para poder denunciar y poner a funcionar el aparato judicial”, complementó la funcionaria.
En todo caso, Tami afirmó que la violencia en contra de las mujeres “es una realidad que está ahí y que debemos combatir, pero es un tema que cada vez más tenemos la valentía para ponerlo de presente y el Estado ha creado rutas de acceso a la justicia para que podamos hacer uso de ellas, pero hay que reconocer que todavía tenemos unos retos increíbles en término de atención y prontitud”.
Frente a la denuncia que hacen las mujeres de que en muchas ocasiones son revictimizadas por la justicia, la secretaria aseguró:
“Cuando hablamos de justicia, estamos hablando de muchas entidades, y nosotros como Secretaría de la Mujer tenemos un momento, que es nuestra atención psicosocial y psicojurídica para poderlas enrutar. Yo creo que no hay que desestimar a las mujeres en poner en conocimiento de las autoridades competentes lo que están afrontando, y otra cosa es que nosotros como entidades tengamos la responsabilidad de prestar servicios. Muchas veces me dicen y bueno qué es lo que sucede con el aparato judicial, y ahí estamos muchas entidades y hacer a cargo de toda la ruta es complejo, pero el compromiso de la Secretaría de la Mujer es de hacernos responsables de la parte que nos corresponde”.