Nación
La historia de jóvenes que quisieron formarse en desarrollo de ‘software’ y terminaron reportados y con embargos por más de $150 millones
Los jóvenes, contrario al título y/o certificación que esperaban recibir, terminaron reportados en centrales de riesgo y, en algunos casos, con sus cuentas bancarias embargadas.
“Conviértete en desarrollador de software en nueve meses y accede a un programa avanzado opcional de nueve meses adicionales en el que no pagas nada hasta conseguir un trabajo de al menos tres salarios mínimos”.
Con mensajes como estos, publicados en redes sociales, en YouTube, y hasta en carteles publicitarios en el Metro de Medellín, y respaldados, en algunos casos, por cajas de compensación familiar, decenas de jóvenes esperanzados en poder formarse, certificar y potencializar sus habilidades en desarrollo de software y otras áreas informáticas decidieron ingresar entre los años 2019, 2020 y 2021 a la academia Holberton School Colombia, con sede en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla (en algunos casos remoto).
Se trata de una academia operada en el país por la Fundación Coderise, hoy en liquidación y con una nueva personería jurídica. Contrario a lo que se imaginaban, el ingreso a esta academia fue el comienzo de una perturbadora pesadilla que, aún sin terminar, los ha llevado a reportes en centrales de riesgo y a demandas de órdenes de embargo que podrían superar hasta los 150 millones de pesos.
Al momento de acceder a la “formación académica”, de acuerdo con el relato de varios de los jóvenes a SEMANA, Holberton School Colombia les ofreció formación en un programa que duraba nueve meses de estudios en fundamentos de ciencias de la computación y desarrollo de software (Linux, estructura de datos, lenguajes de programación de bajo nivel, lenguajes modernos de alto nivel, bases de datos, API y DevOps) y nueve meses de programas avanzados o, en reemplazo a estos últimos nueve meses, realizar una especialización respectiva en Machine Learning, Web Stack Development, AR/VR, C Low level and Algorithms, según la preferencia del estudiante.
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Explicado en otras palabras, según los jóvenes, Holberton School Colombia les ofreció formación en Desarrollo de Software Integral o “Full Stack Software Development” y tomar luego una especialización tech, todo esto con una duración de 21 meses.
Lo más llamativo de las ofertas fue que Holberton School Colombia les ofreció a los jóvenes no depositar ni un solo peso mientras estudiaban y solo pagar el valor “del programa” hasta después de culminar la etapa de “formación” y luego de que consiguieran un trabajo con un salario superior a los tres salarios mínimos legales vigentes, es decir, por encima de los tres millones de pesos. En el papel, hasta que no se cumplieran estas condiciones, no les iban a cobrar. A simple vista, una oferta bastante atractiva.
Según el relato de los jóvenes, Holberton School Colombia, respaldado en el país por la Fundación Coderise, hacía publicaciones en redes sociales y anuncios a los estudiantes bajo el uso de palabras que presuponían matricularse como estudiantes en un programa académico en el que se iban a graduar e iban a estar certificados.
“La academia, viniendo de Silicon Valley, uno decía que era una tremenda oportunidad y lo lógico era apostarle”, le dijo a SEMANA uno de los estudiantes que accedió a esta formación con la única intención de obtener un título o certificación académica, pues desde hace más de 15 años trabaja en desarrollo de software, pero sus conocimientos los ha obtenido de manera empírica.
Acuerdo de ingreso compartido
Como la propuesta de Holberton School Colombia era la de “no pagas mientras estudias”, los estudiantes, al momento de acceder “al programa de formación”, firmaron con la Fundación Coderise un ‘acuerdo de ingreso compartido’, en el que se pactó que el objeto era adelantar estudios dentro del “programa de entrenamiento profesional en Desarrollo de Software Integral (Full Stack Software Development)”.
“En ese acuerdo de ingreso compartido, el cual tuvimos que firmar y respaldar con un codeudor, se acordaba que, una vez consiguiéramos trabajo con sueldos superiores a los tres millones de pesos, debíamos pagarle a la fundación el 17 % del valor total de ese sueldo que empezáramos a devengar hasta completar un total de 75 millones de pesos”, le dijo a SEMANA uno de los estudiantes.
“La propuesta de ellos siempre fue que no voy a pagar hasta que no trabe. Y sí, el valor era un poco alto, es verdad, pero como siempre nos decían que íbamos a tener ingresos incluso en dólares, ni siquiera hablaban en pesos, uno veía muy factible firmar ese acuerdo”, comentó otro estudiante.
Cuando comenzaron las clases, los estudiantes explican que todo empezó a cambiar. Ellos iniciaron sus clases o estudios de manera presencial durante los primeros tres meses en la sede de Holberton School.
“En pleno ruedo no había tiempo ni para trabajar, ni absolutamente nada, sino que tocaba estar dedicado solamente a eso, ni siquiera podía uno emplearse porque no había tiempo. Los tres primeros meses, obligatoriamente, tocaba estar en sitio”, comentó un estudiante.
Es así como varios de los estudiantes, apuntándole a una gran apuesta de salir formados y certificados como ingenieros de desarrollo de software, empezaron a endeudarse para poder cumplir con sus obligaciones financieras mientras completaban la formación académica.
Los siguientes seis meses del programa, después de cursar de manera satisfactoria la primera etapa, se debía asistir de dos a tres veces en la semana, en horario de 9:00 a. m. a 3:30 p. m., para efectos de socialización y aclaración de dudas.
“Cuando pasó el tiempo y comenzaron a avanzar las cosas, se empezaron a dar ciertas distorsiones, porque el modelo de trabajo de ellos era que cada día se debía desarrollar una especie de reto, hasta acumularlo en tres meses y, cuando me di cuenta, correspondía a un proyecto y era demasiado extraño, porque yo ya tenía mucho conocimiento y no estaba viendo nada nuevo, nada interesante”, dijo uno de los estudiantes.
“Era una especie de pénsum académico bastante obsoleto, fue un grave error dejarnos llevar”, manifestó otro estudiante de manera tajante.
Para que los estudiantes avanzaran de una etapa y/o ciclo a otro, las tareas y/o proyectos que desarrollaran eran revisados a través de la plataforma en múltiples ocasiones por personal de la Fundación Coderise - Holberton School Colombia, quienes daban una calificación o puntaje. En el caso de que el porcentaje total de aprobación fuera superior al 80 %, podían continuar en el programa; de lo contrario, los estudiantes podían repetir el trimestre una sola vez por ciclo. De volver a reprobar, los estudiantes eran expulsados.
“Cuando yo terminé los nueve meses, presenté varias entrevistas, pero yo estaba demasiado crudo, fue imposible conseguir trabajo”, dijo un estudiante.
Ya en la especialización, la exigencia era aún mayor. “En la especialización era, como quien dice, los vamos a tirar a matar, a la primera falta lo sacaban a uno, y ni siquiera había una opción como de habilitar”, agregó la fuente.
Exigencia de un otrosí y bloqueo en la plataforma
De acuerdo con el relato de los jóvenes, con una demanda que fue interpuesta ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), desde el mes de diciembre de 2020 y a comienzos de este año 2021, la Fundación Coderise - Holberton School Colombia venía constriñendo a los estudiantes para que firmaran un otrosí al contrato de acuerdo de ingreso compartido, al parecer, bajo amenazas.
Los colaboradores de la Fundación Coderise, según los testimonios y la denuncia en la SIC, les empezó a decir a los estudiantes que el otrosí era un requisito para que pudieran continuar con el programa y, en caso de no firmar, los habría amenazado con suspenderlos de la plataforma de aprendizaje.
Y así fue, la Fundación Coderise - Holberton School Colombia, según algunos testimonios y la denuncia en la Superintendencia, habría bloqueado a los estudiantes que se negaron a firmar ese otrosí, por lo que algunos no pudieron continuar con el programa. No terminar el ciclo completo de los 21 a 24 meses de formación se entendía como un incumplimiento al contrato.
Pero además de los estudiantes que fueron bloqueados de la plataforma, hubo otros que no quisieron continuar con el programa, toda vez que la formación que estaban recibiendo les parecía insignificante y no cumplía con las expectativas planteadas en un principio. Además, había quienes seguían sin conseguir trabajo y sin recibir dinero, por lo que la situación de muchos de ellos se volvió insostenible.
Reporte en centrales de riesgo y órdenes de embargo
Como los estudiantes no pudieron continuar con el programa, lo que fue catalogado como un incumplimiento del contrato de acuerdo de ingreso compartido, la Fundación Coderise - Holberton School Colombia inició las gestiones parar cobrarles el monto total de los 75 millones de pesos, que se suponía era el valor total del programa y que se pagaba solo si las personas conseguían un trabajo con un salario superior a los tres millones de pesos mensuales.
Fue así como los estudiantes empezaron a ser notificados en centrales de riesgo. En el peor de los casos, hubo a quienes les fueron instauradas demandas con órdenes de embargo, no solo por los 75 millones de pesos, sino también demandas con intereses y multas por incumplimiento, que en algunos casos llegaron a superar los 150 millones de pesos.
“Cuando nosotros aceptamos ese contrato y ese pago que se debía hacer de 75 millones de pesos, una vez se terminara el ciclo y consiguiéramos trabajo, fue porque nos prometían empleos con muy buenos ingresos, y una cuota mensual para pagar ese dinero, era como quitarle un pelo a un gato. Pero resulta que no recibimos absolutamente nada de lo que nos ofrecieron y, al contrario, terminamos endeudados”, reseñó un estudiante.
El estudiante explicó que hoy día está con las cuentas bancarias embargadas y no ha podido conseguir un trabajo estable porque no puede recibir dinero en sus cuentas, por lo que ha tenido que hacer miles de maniobras para hacer ciertos proyectos y recibir el dinero por su trabajo.
Otros estudiantes corrieron con la misma suerte y no solo fueron reportados en centrales de riesgo y notificados de demandas y órdenes de embargo, sino que, además, empezaron a tener decenas de problemas con las personas que les sirvieron de codeudores.
Sin permisos para ofrecer programas de educación
De acuerdo con un oficio de la Secretaría Distrital de Educación de Bogotá fechado en diciembre de 2020, tras hacerse una consulta al Sistema de Información de Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano, se pudo verificar que las instituciones Fundación Coderise y Holberton School Colombia no se registran como instituciones de educación para el trabajo.
Así mismo, la Secretaría de Educación deja claro en ese oficio que la Fundación Coderise y Holberton School Colombia no están acreditadas como instituciones de educación superior.
Por otro lado, en julio de 2021, la Gobernación de Antioquia emitió la resolución 2021060081843, con la que inició un proceso sancionatorio en contra de la Fundación Coderise y le quitó la personería jurídica.
“Publicidad engañosa y cláusulas abusivas”: habla el abogado de los estudiantes
Leonardo Hernández, el abogado defensor de varios de los estudiantes que instauraron una demanda o acción de protección al consumidor ante la Superintendencia de Industria y Comercio, explicó a SEMANA cuáles fueron las prácticas que cometió Fundación Coderise - Holberton School Colombia que terminaron afectando a los estudiantes.
“Desde el año 2022, hemos tenido una serie de fallos a favor de las demandas que hemos interpuesto ante la Superintendencia. En estas se ha podido evidenciar publicidad engañosa, pues se hicieron ofertas que, uno, no podían cumplirse, como por ejemplo que las personas que estudiaran con ellos tenían casi que un cupo asegurado para empezar a trabajar en empresas que están en Silicon Valley; además que los ingresos mínimos que iban a recibir era de seis a 12 millones de pesos mensuales”, afirmó Hernández.
Además, de acuerdo con Hernández, Fundación Coderise - Holberton School Colombia también hizo promesas a los estudiantes que sí podían cumplir, pero que incumplieron: “Promesas como que las personas iban a tener una sede con computadores de última tecnología, con internet rápido, y la verdad es que cuando abrieron la sede, en los computadores que había ni siquiera funcionaba los programas de programación”.
“Luego cerraron la sede sin previo aviso, pero les dijeron a los estudiantes que no se preocuparan, que en el momento que llegaran a necesitar un computador o gafas de realidad virtual, la academia los facilitaba, pero cuando los estudiantes mandaban los correos solicitando estos implementos, respondían advirtiendo que nunca se habían comprometido a nada de eso”, agregó Hernández.
En consecuencia, con esa “publicidad engañosa” e incumplimientos que advierte Hernández de parte de Fundación Coderise - Holberton School Colombia, ni los estudiantes ni el abogado defensor se explican por qué la academia empezó a ejecutar los pagarés y a imponer demandas de órdenes de embargo.
“Obviamente no podrían estar en capacidad de realizar ningún tipo de cobro porque en Colombia no se puede cobrar por servicios no prestados; además, Holberton no tiene una autorización para operar en Colombia, y a la persona que estudia no se le ofrece y no se le entrega un certificado de estudio, por lo tanto, no se le prestó ningún servicio, porque ellos están vendiendo un servicio educativo, pero sin poder certificarlo, es como si no lo hiciera”, comentó Hernández.
El abogado tampoco se explica por qué, si los estudiantes no habían conseguido un empleo, Holberton empezó a instaurar los procesos ejecutivos para cobrarles. Así mismo, puntualiza que las cláusulas del contrato de ingreso compartido son “cláusulas abusivas”.
Todos estos argumentos fueron acogidos por la Superintendencia de Industria y Comercio, que ordenó a Fundación Coderise cesar cada una de las obligaciones en contra de los estudiantes. Aunque la academía presentó recurso de reposición, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá le dio la razón a la SIC; no obstante, a la fecha, hay estudiantes que, según denuncian, siguen embargados y reportados en las centrales de riesgo, por lo que piden ayuda de la justicia y las entidades pertinentes para que esta pesadilla se termine por completo.
¿Qué responde Fundación Coderise - Holberton Colombia?
Luego de que la Gobernación de Antioquia decidiera suspender la personería jurídica de la Fundación Coderise, la sociedad tuvo que entrar en liquidación. Astorga Management es el agente liquidador.
En respuestas enviadas a Revista SEMANA, Astorga Management, liquidador de Fundación Coderise, explicó en primera medida en qué consistía el acuerdo o contrato de ingreso compartido firmado con los estudiantes:
“Los participantes que estaban interesados e ingresaron debían realizar un proceso, totalmente gratis, que consistía de tres niveles. seguido a esto, debían suscribir el Catálogo del Programa (Student Catalog en idioma inglés) y cancelar el valor del entrenamiento. O, en el evento de que no contaran con los recursos, podían suscribir el Acuerdo de Ingreso Compartido, en el cual asumían el compromiso de aportar el 17 % de sus ingresos brutos durante 42 meses o hasta 75 millones, lo que primero sucediera, siempre y cuando devengaran más de tres millones de pesos mensuales, como queda establecido en el Acuerdo de Ingresos Compartidos (AIC)”, dijeron.
Frente a la pregunta de por qué ofrecían o les decían a los estudiantes que podían obtener un título o una certifiación cuando no tenían los permisos necesarios de las secretarías o el Ministerio de Educación, Astorga señaló:
“El programa es un bootcamp y en ningún momento de la comunicación ni en ninguna cláusula del acuerdo firmado por los participantes, incluidos los demandantes, se indica que resultaría en titulación o certificación académica, en tanto no está acreditado ante el Ministerio de Educación. Esto es ampliamente conocido por los participantes, pues no hay salones, clases, profesores ni pénsum, hay proyectos para resolver con los recursos disponibles en la web. Se busca que aprendan a resolver problemas y generen alternativas novedosas, que es lo que buscan hoy los equipos de tecnología, más allá de un título”.
Y aunque lo estudiantes y el abogado defensor dicen lo contrario, Astorga, en representación de Holberton, manifestó: “Nunca se ofrecieron títulos académicos”.
De otro lado, frente al interrogante de por qué Fundación Coderise - Holberton Colombia procedió a reportar en las centrales de riesgo e instaurar demandas de embargo en contra de los estudiantes que no decidieron terminar el ciclo académico, Astorga afirmó:
“Como parte del acuerdo de financiación contemplado en el AIC, los participantes tenían hasta 30 días después de iniciado el entrenamiento para retirarse del programa sin ningún compromiso financiero de repago, cláusula conocida como retracto, pero después de los 30 días son responsables del pago en los términos indicados en el AIC y firmados por los participantes.
Aquellos participantes que han buscado evadir el compromiso firmado, así en su mayoría estén trabajando en desarrollo de software bajo las expectativas con las cuales entraron a la academia, y no se han contactado con la Fundación han sido reportados y demandados conforme los documentos suscritos por ellos al momento de ser admitidos, en cumplimiento de la ley colombiana. Los participantes que han demostrado que devengan menos de tres millones, que tienen justa causa para exonerarse de los aportes, no han sido reportados ni demandados, así como aquellos que han honrado los compromisos que firmaron en el AIC”, comentó Astorga.
Finalmente, se dejó claro que “la Superintendencia ordenó la terminación de los contratos de AIC entre los (algunos) demandantes y Fundación Coderise y, como se trata de una decisión que hasta la fecha fue confirmada por el Tribunal, en efecto, ya no existe relación contractual entre los demandantes y Fundación Coderise en liquidación”.
No obstante, son muchos más los casos y demandas en contra de Fundación Coderise y Holberton Colombia que hoy siguen sin ser resueltos. La pesadilla continúa.