NACIÓN
Esta es la millonaria indemnización que deberá pagar el hombre que asesinó a una mujer chilena en Santander
Con el monto establecido buscan reparar los daños materiales y morales causados.
Luego de una larga batalla jurídica, se conoció el monto que deberá pagar Juan Guillermo Valderrama Amezquita, el hombre que fue hallado culpable de asesinar en Santander a Ilse Amory, una mujer de nacionalidad chilena; esto como reparación integral a las víctimas.
La sentencia de reparación fue emitida por el Juez Primero Penal del Circuito Especializado de Bucaramanga, quien estableció que por los daños materiales y morales causados, Valderrama Amezquita deberá pagar una indemnización de $ 369′210.985 a los familiares de Ilse Amory Ojeda.
Dicha indemnización, según quedó establecido, será divida de la siguiente manera: María Eugenia del Carmen González Serpa y José Rigoberto Ojeda (padres) recibirán $ 90′856.000 cada uno. A Jonatan Sánchez (hijo) le corresponden $ 90′852.600 y al nieto de Ilse Amory le serán entregados 22 millones de pesos; mientras que Alejandra Margarita Ojeda, hermana, recibirá $ 5′855.000 por daños materiales y $ 45′426.300 por perjuicios morales.
Adicional a esto, el hoy condenado también deberá realizar, como reparación simbólica y parte del proceso, un video dirigido a María Virginia del Carmen González Serpa, madre de Amory Ojeda.
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Aunque el agresor, a través de su defensa, aseguró no tener dicho monto para indemnizar, la decisión del juez no fue apelada. En ese sentido, la sentencia quedó ejecutoriada y con esta última audiencia, realizada el pasado lunes 17 de julio, se cierra el caso de la sargento de la Policía chilena Ilse Amory Ojeda González.
Vale precisar que Juan Guillermo Valderrama Amezquita se encuentra privado de la libertad en la cárcel de Palogordo, en Girón (Santander), purgando una condena de 36 años, seis meses y 20 días de prisión, la cual fue ratificada en 2020.
El caso
Ilse Amory Ojeda González, llegó a Colombia en mayo de 2019 para seguir la relación sentimental que había iniciado en su país con Juan Guillermo Valderrama. Lo que inició como un cuento de hadas rápidamente se convirtió en una pesadilla por el temperamento violento de Valderrama, su constante manipulación y explotación económica.
La sargento en retiro había conocido a Valderrama en una fiesta de Carabineros donde él trabajaba como mesero. Pocas semanas después comenzaron una relación sentimental y, motivada por lo que él le prometía, decidió viajar a Colombia. En Bucaramanga, de donde era oriundo el joven, vivieron algunos meses como pareja.
Pocos meses después, ya cansada de sus constantes cambios de humor y una quiebra económica por los caprichos de su entonces amado, Ilse le manifestó a sus familiares el deseo de regresar a Chile porque, según ella, “lo había perdido todo”. Después de este mensaje no se volvió a conocer de su paradero.
El rostro de Valderrama se hizo conocido, puesto que aparecía en las noticias pidiendo información por el paradero de su pareja, asegurando que había sido secuestrada. Posando con un cartel y frente a las cámaras de televisión le pedía a sus captores que le respetaran la vida.
Sin embargo, la incongruencia de su relato y las denuncias que hacían desde Chile los familiares de la mujer, lo convirtieron en el principal sospechoso de la desaparición. Pese a que lo negaba, un video de una cámara de seguridad de un peaje en la vía entre Bucaramanga y Rionegro (Santander) lo vinculó directamente con el caso.
En la primera grabación, registrada a las 11:35 a. m. del 31 de marzo de 2019, aparecía Valderrama manejando un vehículo y en el puesto de copiloto se encontraba Ilsa Amory. A la 1:20 p. m. aparece el mismo vehículo, pero solamente con Valderrama. Casi una hora después, a las 2:10 p. m., se registra el mismo vehículo conducido por Valderrama. A las 3:08 p. m. el rostro de Valderrama es registrado nuevamente por las cámaras, manejando solo el vehículo particular.
En el desarrollo de la búsqueda, los investigadores recibieron la llamada de un jornalero de la región, quien aseguró que el hombre que aparecía en los medios de comunicación era el mismo que días antes le había pagado para que incinerara y enterrara el cadáver de una vaca.
El hombre dio la ubicación exacta del lugar donde él había enterrado lo que creía que era un animal. Tras hacer la verificación y el registro de la zona los agentes de la Fiscalía y la Policía encontraron la bolsa con huesos. Una verificación de la carta dental y otros rasgos permitieron identificar plenamente a la mujer.
Por estos hechos, Valderrama fue capturado y, pese a que al principio se declaró inocente, a los pocos meses reconoció su responsabilidad mediante la firma de un preacuerdo con la Fiscalía General. Esto le representó una rebaja en su condena por los delitos de feminicidio agravado y desaparición forzada.