NACIÓN
Madre víctima de violencia intrafamiliar pide protección para ella y sus hijas; su exesposo ha intentado matarla dos veces en Bucaramanga
La mujer asegura que las autoridades no han querido recibir su denuncia.
Leila Martínez, como miles de venezolanos, hace unos años se vio obligada a empacar sus cosas y dejar su tierra natal junto con sus hijas; emprendió un viaje hacia Bucaramanga, en Santander, donde se radicó en busca de mejores oportunidades para sacar adelante a sus niñas.
Sin embargo, desde hace tres años vive un drama que ya se le salió de las manos y ahora tiene en riesgo tanto su vida como la de sus hijas. Todo empezó cuando decidió separarse de su esposo y padre de sus hijas, debido a los malos tratos que recibía, según denunció a través de sus redes sociales.
De acuerdo con Leila, su expareja Orlando Jair Solís -como ella lo identificó- no ha querido aceptar el fin de la relación y desde entonces se ha dedicado a acecharla y agredirla tanto física como como verbalmente e incluso sus hijas ahora estarían siendo víctimas de las agresiones.
“Este señor me ha maltratado físicamente y sicológicamente e intentó asesinarme en lugares públicos, una de ellas menor de edad. Las autoridades no han hecho nada, a pesar que fue delante de personas que están dispuestas a declarar en su contra, según los funcionarios: ‘como ellos no presenciaron, no pueden hacer nada’”, relató Martínez.
Así mismo, esta madre venezolana aseguró que en abril de 2022 se registró el primer intento de homicidio en su contra, en aquel entonces denunció ante la Fiscalía a Orlando Jair, quien optó por abandonar Colombia mientras “los ánimos se calmaban” y seis meses después, regresó.
“Cuando regresó, nos buscó a mi hermana, de 12 años, y a mí; nos decía que había cambiado y lo dejábamos entrar, pero él aprovechaba para revisar las cosas de mi mamá. Le destruyó la ropa con un cuchillo por cuestiones de celos. Una noche llegó a la casa de sorpresa y nos dijo: ‘en Colombia a los hombres se les respeta, por eso hay tantos feminicidios’”, indicó una hija de Leila.
En medio de las agresiones, Orlando Jair les habría advertido que debían abandonar el lugar donde vivían, pues él tenía como objetivo “la cárcel o el cementerio, nos aconsejó irnos lo más pronto posible y estaba armado”.
El ataque más reciente contra Leila Martínez, según denuncia, se registró el pasado sábado 21 de enero hacia las 7:30 de la noche, cuando ella iba junto con su hija menor de edad hacia una tienda; en el camino el hombre se les atravesó y comenzó a agredirlas verbalmente, pese a que intentaron esquivarlo.
“Se va tras ellas a agredirlas con su frase más típica: “venecas remalparid*s”. Mi mamá le dijo ¿qué te pasa? y él la golpeó en la cara dejándola casi inconsciente. En esas, intentó quitarle un cuchillo al dueño de la tienda para asesinarla frente a mi hermanita, ella gritó pidiendo ayuda y los vecinos salieron, pero nadie hizo nada”, sostienen.
Tras la agresión, Orlando Jair salió corriendo y se refugió en la vivienda de su hermana. Minutos después, uniformados de la Policía acudieron al lugar; sin embargo, no lo detuvieron, pese a la evidencia y que contra el hombre pesa una orden de alejamiento.
“Los policías dijeron que él se encontraba dentro de la vivienda de un familiar y no podían capturarlo. Además, nos humillaron por ser venezolanas, no dijeron que acá las leyes son muy diferentes y que no podíamos pretender que lo capturaran por solo haberla golpeado”, cuenta la hija de la víctima, quien también habría sido amenazada por su propio padre.
Ante esta situación, Leila Martínez acudió la Fiscalía a interponer el respectivo denunció, pero allí no recibió ayuda y fue enviada las oficinas de la Sijín de la Policía. “Nos indicaron que debíamos seguir los canales regulares, es decir, ir de un lado a otro sin respuesta alguna”.
Temiendo por su vida y la de sus hijas, Leila Martínez hace un llamado a las autoridades de Bucaramanga para que le presten la atención que su caso requiere y le brinden garantías de seguridad, antes que sea demasiado tarde y su exesposo cumpla sus amenazas.
“Pedimos ser ayudadas, que nos escuchen porque si esto continúa muy probablemente terminemos como tantos casos de feminicidios”, concluyó la mujer.