NACIÓN
Una mujer sobrevivió a balacera escondiéndose debajo del cadáver de su esposo en Lebrija, Santander
El crimen estaría relacionado con el control por la extracción artesanal de oro.
Un muerto y tres personas heridas fue el fatal saldo que dejó un ataque a bala registrado en el municipio de Lebrija (Santander). Las autoridades capturaron a un hombre e investigan otros dos por este crimen que, presuntamente, estaría relacionado con problemas mineros.
Hacia las 10:00 p. m. comenzó el horror en la vereda Conchal, ubicada en límites con el municipio de Rionegro. Tres hombres armados, con escopetas, aparecieron en la vivienda de la familia Rueda Rojas y comenzaron a dispararles de forma indiscriminada.
Los primeros proyectiles hicieron blanco en el cuerpo de Andrés Adán Pinzón, quien se encontraba en la sala. “Sentimos el primer disparo y mi hijo gritó: “mamá, me mataron”, de inmediato salí auxiliar a mi hijo”, contó Marlen, quien también resultó herida.
Marlen alcanzó a dar unos cuantos pasos, cuando los agresores nuevamente dispararon y la hirieron. “Estando en la puerta, llegó Reinaldo y me disparó, me lo pegó en el brazo, ahí me agaché. Luego dio la vuelta por la sala y por una ventana le disparó a mi sobrino”, agregó la víctima.
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Como Sergio Iván Rojas Jaimes (sobrino) fue identificada la tercer víctima; recibió dos impactos, uno en la mano y otro en la cadera. Entre tanto, Andrés Adán Pinzón fue herido ―con balas y perdigones― en el abdomen, las piernas, los brazos y en la espalda.
Tras ingresar a la vivienda, los agresores caminaron hacia una habitación, donde estaba el esposo de Marlen, y allí lo atacaron hasta quitarle la vida. “Él dio la vuelta y le pegó el tiro a mi marido, lo mató de una vez”, aseguró la hoy viuda.
Marlon Eusebio Rueda López, como fue identificado el joven de 26 años, intentó buscar refugio debajo la cama, pero falleció debido al impacto que recibió en la frente. En vista que los agresores seguían disparando, Marlen decidió esconderse debajo de la cama, junto al cadáver de su pareja sentimental.
“Duré desde las 10:30 p. m., hasta las 2:30 a. m. debajo de la cama, junto con el cuerpo de mi marido y mi hijo, casi sin respirar. Gracias a Dios mi sobrino, malherido, se pudo escapar y le avisó a mi hermano”, sostuvo la mujer.
En un descuido de los atacantes, Sergio Iván Rojas Jaimes saltó por una ventana y, con las pocas fuerzas que le quedaban, corrió hasta donde un tío en busca de auxilio. El familiar de inmediato encendió su motocicleta y lo trasladó hasta el sector norte de Bucaramanga.
Luego de horas de recorrido, Sergio Iván y su tío llegaron al sector de Colorados. Allí tomaron un taxi para que los llevara hasta el Hospital Local del Norte, donde se encontraron con una patrulla de la Policía, contaron lo ocurrido y en seguida se activó un operativo para llegar hasta la vereda Conchal.
Entretanto, Marlen y Andrés Adán fueron auxiliados por vecinos y otros familiares, quienes los trasladaron hasta el hospital local de Lebrija, los médicos confirmaron que las heridas, por fortuna, no comprometieron órganos vitales. Actualmente se encuentran fuera de peligro.
Casi 12 horas después del ataque, personal del CTI de la Fiscalía arribó a la vivienda, realizó la inspección técnica y levantamiento del cadáver, el cual fue trasladado hacia la morgue de Medicina Legal, en la capital santandereana.
En medio del despliegue operativo, uniformados del Grupo Goes de la Policía Metropolitana de Bucaramanga capturaron a un hombre que estaría involucrado en el hecho, este sujeto fue identificado con el alias de Sangre Yuca, de 36 años. A esta persona le habrían hallado en su poder dos escopetas calibre 38 milímetros, que al parecer habrían sido empleadas en el crimen. Asimismo, las autoridades identificaron a un segundo involucrado y buscan a un tercer hombre.
Las primeras pesquisas indican que este violento suceso estaría relacionado con el control por la extracción artesanal de oro en el río Lebrija, pues en ocasiones anteriores víctimas y victimarios ya habrían tenido problemas.
“Ellos trabajan en la orilla del río y les iba bien, ese es el odio de las personas que nos atacaron. Una de estas personas una vez empujó a mi hijo al río”, aseguró la víctima.