Nación
“A la JEP les digo que cuentan conmigo”: Francia Márquez en el caso que trata la violencia en su Cauca natal
La vicepresidenta participó en la notificación que hizo la Jurisdicción Especial para la Paz en Santander de Quilichao.
Francia Márquez hizo una confesión ante la JEP. Aseguró que creía que a las comunidades étnicas de su tierra natal, el Cauca, jamás llegaría la justicia. La vicepresidenta participó, vía video, de la notificación que hizo esa alta jurisdicción en Santander de Qulichao del caso 05 que trata la Situación Territorial en la región del Norte del Cauca y del Sur del Valle del Cauca.
Allí celebró el trabajo que está haciendo la entidad en contrar la verdad sobre lo que esos pueblos sufrieron durante los duros años del conflicto armado. “A la JEP les digo que cuentan conmigo para trabajar en la reparación a todas las víctimas y en la garantía de no repetición. A las víctimas y comunidades les digo que estamos haciendo los esfuerzos necesarios para concretar La Paz y que podamos vivir con tranquilidad y con dignidad en todo el territorio nacional”.
Celebramos la notificación de la JEP en el marco del Caso No. 05 “Situación Territorial en la región del Norte del Cauca y del Sur del Valle del Cauca”
— Francia Márquez Mina (@FranciaMarquezM) June 6, 2023
A la @JEP_Colombia les digo que cuentan conmigo para trabajar en la reparación a todas las víctimas y en la garantía de no… pic.twitter.com/ZaLtUNmft8
Francia nació en la vereda Yolombó, zona rural de Suárez, norte del Cauca. Una comunidad, en su mayoría de afrodescendientes que tenía dos caminos: los hombres, dedicarse a las labores del campo, y las mujeres, salir a las grandes ciudades, como Cali, a trabajar de empleadas domésticas internas.
A Francia le tocó el segundo rumbo. Trabajó en varias casas de familia en Cali. El horario era de lunes a sábado interna, luego recibía un pago mínimo y con eso llegaba a su casa para solventar el crecimiento de su hijo, a quien tuvo a los 16 años. La labor de madre y empleada doméstica la alternaba con la lucha ambiental.
De su trabajo como empleada doméstica no tiene los mejores recuerdos. En una de esas anécdotas que poco cuenta porque amenaza con sacarle un par de lágrimas, recuerda que una de sus jefas no le pagó el salario, a pesar de que su hijo estaba enfermo. “Ese día había un concierto y ella prefirió darle la plata de mi salario a su hija para la boleta, y a mí me dijo que no había pago, que si quería saliera así”, le contó Francia a SEMANA para un perfil de su vida.
Su trabajo en esa región del país fue muy representativo. Antes de ser vicepresidenta fue conocida como una de las más feroces líderes sociales y ambientales. Por sus luchas, Francia fue reconocida en 2015 con el premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos, y en 2018 le fue entregado el Premio Goldman para el medioambiente.
La mujer ha sido defensora de las causas de las comunidades del Cauca. “La lucha que yo hago es por los derechos como pueblo negro, como comunidad por el derecho al territorio, es la continuidad de la lucha que iniciaron los ancestros y que siguieron nuestros mayores y que hoy continúa en manos de todos nosotros para defender un pueblo que ha estado marginado, excluido y racializado, en un país que no le permite la garantía de sus derechos y que cuando reclamamos nos tratan de reprimidos, haraganes, perezosos, ladrones y un largo etc.”, le dijo a SEMANA para ese perfil.
Este martes participó de la notificación del trabajo que la JEP hace en su tierra.
“Mi cruz ha sido vivir años acosado por mi conciencia”: estremecedor relato de perdón de coronel (r) al devolver medallas obtenidas por los falsos positivos
En un acto sin precedentes, dos altos oficiales que fueron parte del Gaula del Valle reconocieron su responsabilidad durante los falsos positivos y devolvieron las condecoraciones recibidas en su momento por sus acciones. Los testimonios son desgarradores.
“Traigo un escrito que es netamente salido del corazón, salido del alma”. Así comenzó su relato el coronel retirado Jorge Enrique Florián, exmiembro del Gaula del Valle, al tratar de narrar lo inenarrable. El alto mando del Gaula recibió en el pasado condecoraciones por sus resultados en operaciones, que realmente habían sido logrados utilizando uno de los crímenes más escabrosos que se han presentado en el conflicto armado en Colombia: los falsos positivos.
“Mucho se ha hablado del tiempo, se ha dicho de él, que todo lo cura, que es hermano del olvido y que su paso borra las huellas que han sido marcadas por los hombres. Pero no es cierto, no, por lo menos en este viaje que han transitado las víctimas desde aquel fatídico momento en el cual quienes debíamos proteger la vida, optamos por la muerte. A partir de ahí, el tiempo profundizó, las heridas que se abrieron y ha dejado más preguntas que respuestas”, agregó.
Muy pocas veces las víctimas de ese escabroso delito habían escuchado de viva voz el relato de los perpetradores. Y en esta ocasión también su arrepentimiento y su clamor por un perdón, como el mismo coronel (r) reconoció, tardío. Al salón de la Universidad Santiago de Cali habían llegado decenas de familiares de las víctimas. Padres, hermanos, esposos e hijos, con sus carteles o fotografías estampadas en las camisetas que llevaban en el pecho. Su deseo, además de escuchar una parte de la verdad, era reivindicar a sus familiares.
Vea el acto de reconocimiento temprano de responsabilidad en falsos positivos.
La diligencia judicial se realizó en el marco de un evento organizado por la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz). Allí, dos altos oficiales (r) del Gaula Valle, el coronel Díaz y el mayor retirado, Mauricio Ordóñez Galindo, devolvieron sus medallas obtenidas por falsos positivos.
El acto se realizó en el marco del Caso 05 de la JEP, que estudia los crímenes cometidos tanto por la fuerza pública como por las extintas Farc-EP, en el marco del conflicto armado. Como se sabe, la Jurisdicción Especial para la Paz organizó su trabajo en macrocasos, alguno de ellos territoriales.
Este es uno de los más grandes: tiene cerca de 300.000 víctimas acreditadas, la mayoría de grupos étnicos que han vivido la crueldad de la guerra en sus territorios sagrados. En especial, el caso priorizó los municipios de Santander de Quilichao, Suárez, Buenos Aires, Morales, Caloto, Corinto, Toribío, Caldono, Jambaló, Miranda, Padilla, Puerto Tejada, Florida, Pradera, Palmira, Jamundí y Candelaria.
El coronel retirado habló del dolor que causó. “Jamás el tiempo retiró el puñal de dolor en el corazón de muchas madres, ni la soledad ardiente en muchos huérfanos. Eso lo sé, y mi cruz ha sido vivir todos estos años acosado por mi propia conciencia. Es por eso que hoy, con toda la fortaleza y la humildad, asisto a esta diligencia como parte de mi compromiso de restauración, de reconocimiento simbólico y temprano de mi responsabilidad”, aseguró ante la JEP.
Las medallas que había ganado por su servicio, en medio de esas oprobiosas circunstancias, fueron devueltas. “Es por ello que hoy me encuentro acá en total disposición y voluntad de hacer entrega de la condecoración que recibí como consecuencia de las operaciones militares en las que participé cuando era integrante del grupo Gaula del Valle del Ejército Nacional, en un período comprendido entre los meses de enero y agosto del 2006 en los municipios de los departamentos del Cauca y Valle del Cauca, donde mi rol como integrante del grupo Gaula del Valle fue la de participar en diferentes operaciones militares que dejaron como consecuencia a varias víctimas del conflicto”.
El coronel retirado nombró una a una a las víctimas que dejó el grupo que dirigía durante las épocas de los falsos positivos. “Entre estas víctimas directas de este conflicto están Henry Beltrán Rico, Jesús María Cabal Balanta, Carlos Julio Caballero, Rubén Darío Quilindo Torres, Fabio Nelson Carabalí, Carlos Andrés Tuquerres, Jhon James Rosso Montoya, Mauricio Alejandro Mininderos González, Andrés Angora Martínez, Harold Alberto Ramos Moreno, Marco Antonio Nieto Molina y todas las demás víctimas que no se encuentran presentes, pero que son víctimas de este conflicto”. Muchos de los familiares estaban allí.
“Quiero manifestarles que estas personas que yo acabo de nombrar no fueron integrantes de ninguna organización delictiva ni fueron integrantes de ninguna organización armada que nos dijera a nosotros que tenemos que cegarles sus vidas. Es por ello que yo estoy acá diciéndoles ante ustedes que ellos eran hombres de la sociedad, personas trabajadoras, humildes que en ese eventual hecho perdieron sus vidas”.
“Reconozco que el dolor que he causado ha sido hondo y ha dejado un vacío en sus vidas y sé que una medalla podrá parecer poco, pero en el lenguaje de los hombres, ha buscado en los símbolos reunir una historia y hacerla perenne. Esta medalla en particular ha cobrado un valor especial y diferente aquel por el cual fue creada. Ella se impone a los miembros de las Fuerzas Armadas que han demostrado un servicio excepcional y un compromiso inquebrantable con su país, es por ello que la dignidad de esta condecoración en esta oportunidad no me pertenece”.
“Esta le pertenece a ustedes, a las víctimas presentes y a la memoria de sus seres queridos, un símbolo de tal naturaleza, reclama al portador que ha de merecerla; también entiendo que este acto no es suficiente para reparar el daño que he causado. No obstante, estoy comprometido a hacer todo lo que esté a mi alcance para contribuir de manera positiva con la sociedad y hacer que las personas afectadas por mis acciones se sientan siempre respetadas, valoradas y reparadas”, dijo el coronel.
“El que hoy les habla es un hombre diferente, cocido en el fuego de su propia conciencia, que ha venido hasta aquí a cumplir con un compromiso con ustedes, pero también consigo mismo, como quien acude al llamado íntimo de su personalidad humana, esperando que su ofrenda pueda transmitir mis más sinceros deseos de aportar en la construcción de una patria que avance hacia el respeto, el amor y la paz, donde los hombres convivan siempre bajo un mismo cielo sabiendo que la barbarie jamás podrá volver a ocurrir”, manifestó.
Al final de su testimonio, el coronel retirado siguió hablando con las víctimas sobre el tema. “Pensaba en todo lo que ustedes nos decían de manera directa, sin justificar el porqué o sin justificar la forma de cómo lo hicimos, pero el simple hecho de estar acá y darles la cara a ustedes es reconciliarme con mi propia persona. Y es decirles a ustedes, que voy a estar acompañando el proceso de la mano de la Magistratura en este inicio, de cuál es el primer paso que se está dando para reconstruir, para volver a hacer los mismos hombres y mujeres del pasado”, finalizó el coronel Jorge Enrique Florián Díaz.
A dos voces el magistrado Raúl Sánchez y el magistrado Óscar Parra leyeron los nombres de las víctimas que ya no están, que fueron desaparecidas y asesinadas, mientras sus padres, hijos y hermanos respondían por ellas diciendo: ‘¡Presente!’ pic.twitter.com/ydekRP7XRP
— Jurisdicción Especial para la Paz (@JEP_Colombia) June 5, 2023
El magistrado Raúl Eduardo Sánchez explicó lo que significan este tipo de encuentros. “Lo que busca la justicia restaurativa es devolverles la dignidad a las víctimas que han sido afectadas por las conductas que investigamos. Importa que sus voces definan lo que es justo para ustedes... Hoy esas medallas dejan de ser un objeto multiplicador del engaño. Tal vez este acto pueda devolverles el valor para que sean ustedes las que determinen qué pasará con ellas. Esperamos que este sea el inicio de un camino de reconciliación y sanación”, dijo el togado al instalar la diligencia.
Las historias de las víctimas fueron estremecedoras. “Ha sido muy duro para mí y para mis hijos vivir sin mi esposo (...), quien un día antes de irse a encontrar con la muerte me había pedido matrimonio, me dejó con un anillo de compromiso, y me lo entregaron en bolsas”, dijo Yunari Hernández, compañera de Carlos Julio Caballero.
“Lo más difícil es saber que la patria a la que mi hermano le sirvió como soldado fue la que le quitó la vida y manchó su nombre ante el país por el cual luchó. Ella viajó mucho buscándolo a él y buscando verdad, madre usted es una verraca”, narró Mileidy, hermana de Fabio Carabalí.
“Me ha quedado un dolor inmenso en el corazón por la muerte de mi hijo, mis dos nietas nunca tuvieron un padre que las recogiera en el colegio. Les pido que limpien el nombre, ellos no eran guerrilleros, eran muchachos humildes”, agregó María Eugenia Martínez, mamá de Andrés Angola. Otra abuela, María Flor Latorre, madre de Rubén Quilindo, también contó lo que ha sido criar a sus nietos sin un padre. “Les digo la verdad a mis nietos cuando me preguntan cómo mataron al papá: ‘Fue el Ejército y lo mataron por la espalda y lo cargaron de armamentos’, mi hijo era un hijo ejemplar y cariñoso”.
En el acto estuvieron presentes las comunidades indígenas, afectadas de manera profunda por el conflicto en los últimos años. La vocera del Cric, Adriana Yaneth Julicué Boyocué, recordó la importancia de que se reconozca el daño que le hizo la guerra a sus territorios sagrados y a la naturaleza. “Somos víctimas del dominio de la guerra (...). Afectó a nuestro territorio, dañó nuestros tejidos de vida, impactó a nuestra madre tierra. Tanto fue el horror de la guerra que los ríos se tiñeron de sangre”.
“Con este acto queda limpio el nombre de sus familiares, para siempre y para Colombia, el nombre de sus hijos, hermanos, esposos, hermano queda limpio y será la magistratura con las víctimas las encargadas de señalar dónde deben reposar estas medallas de la infamia”, concluyó el magistrado Sánchez. “Estas son medallas de la infamia, son medallas manchadas de sangre. Hoy yo también les digo a las víctimas ¡Gracias! Gracias por nunca haberse rendido a pesar de las difíciles circunstancias que enfrentaron junto a sus familias. Gracias a ustedes existe la JEP”, agregó el magistrado Óscar Parra, que lidera el caso de los falsos positivos.