NACIÓN
A prisión alias Cristian, presunto cabecilla de Los Espartanos, peligrosa banda de Buenaventura
El hombre fue capturado por porte de armas de uso privativo.
Carlos Mario Valencia Garcés, alias Cristian, presunto cabecilla de la facción Los Espartanos de la banda La Local, fue asegurado en establecimiento carcelario por decisión de un juez penal de Buenaventura, Valle del Cauca.
“El servidor judicial avaló la imputación de cargos de un fiscal seccional por la presunta autoría del hombre en los delitos de fabricación, tráfico, y porte de armas de fuego de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Militares o explosivos”, indicó la Fiscalía General de la Nación por medio de un comunicado.
Según el proceso penal, alias Cristian fue capturado por la Policía Nacional durante un operativo de registro y control en el barrio Kennedy de Buenaventura, cuando, al observar a los uniformados, el asegurado intentó evadir la diligencia de registro.
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Al solicitarle a alias Cristian los documentos que acreditan el porte legal del arma, este les aseguró a los uniformados que no los tenía, por lo que le fueron leídos los derechos del capturado y fue trasladado a la URI, donde fue indagado por un fiscal local.
Durante las audiencias de control de garantías, Carlos Mario Valencia no aceptó los cargos.
Cabe recordar que, la semana pasada, las autoridades también capturaron a alias Toyota, acusado de ser un poderoso capo del narcotráfico de Buenaventura. Su poder sería tan importante en el Pacífico que habría sido mediador para que los cabecillas de Los Shotas y los Espartanos, que tienen una guerra a muerte en la región, pactaran un cese de hostilidades. Murillo ―dice la investigación a la que tuvo acceso SEMANA― lleva más de 20 años en el narcotráfico.
Desde su adolescencia se metió de cabeza en el mundo mafioso. Su padrino, afirman los investigadores de la Policía, es Olmes Durán Ibargüen, alias el Doctor, uno de los amos del narcotráfico en el Pacífico. Al Doctor se le conoció como una especie de gobernador ad hoc en la contratación de Chocó, por lo cual las autoridades abrieron una línea de investigación para establecer la relación entre Toyota y políticos del Pacífico.
Su fortuna aún no ha podido ser calculada, lo único que se atreven a decir los investigadores es que Toyota “nadaba en dinero”. En Colombia pasaba desapercibido, el grueso de su expediente se encuentra en Estados Unidos, en donde fue salpicado por mafiosos que, para obtener beneficios de la justicia de ese país, han entregado información de capos colombianos, los denominados narcos invisibles.
No usaba redes sociales, limitaba el uso del celular a conversaciones que no lo comprometieran con su verdadera actividad ilícita. Habría pagado varios millones de pesos para que le desarrollaran aplicaciones encriptadas a fin de poder hablar con sus socios. Tenía las manos limpias, no le figuraban antecedentes penales ni líos con la justicia, pero Toyota no sabía que lo estaba delatando y dejando al descubierto su imperio criminal.
Durante la fase de investigación, entre 2017 y 2022, lograron asestarle cinco golpes a su estructura con el decomiso de cerca de 9 toneladas de cocaína por un valor superior a los 150.000 millones de pesos. Todas estas incautaciones tenían una particularidad: las panelas de cocaína estaban prensadas con la palabra Toyota.
Esta droga prensada había sido movilizada por la misma ruta y la misma modalidad. Había salido de Buenaventura hacia Panamá y Guatemala. O desde Colombia, Ecuador y Panamá. Los cargamentos eran embalados en lachas rápidas o camuflados en contenedores.
Su enlace principal era el cartel de Sinaloa, en México. Con ellos pactaba las condiciones para hacer llegar la droga a Estados Unidos. Su socio era alias Beto, también capturado en la operación.