Cauca
Asesinan a otro trabajador de la caña en el Cauca; ya van seis homicidios en menos de un año
El crimen ocurrió en zona rural de Santander de Quilichao.
Un nuevo hecho de violencia enluta a la agroindustria de la caña en el norte del Cauca, donde este miércoles fue asesinado Armando Ibarra, trabajador del Ingenio La Cabaña, quien fue atacado por hombres armados en la vereda San Antonio, zona rural de Santander de Quilichao.
Frente a este suceso criminal, Asocaña rechazó y condenó el asesinato. Nos solidarizamos con la comunidad del Ingenio La Cabaña y expresamos nuestras más sinceras condolencias a la familia de Armando, al igual que a sus seres queridos y allegados, por tan lamentable pérdida”.
Al mismo tiempo que alertaron que la situación de violencia y criminalidad en el suroccidente del país es insostenible. “Desde febrero de 2023 han sido asesinados seis trabajadores de la agroindustria de la caña, cinco de ellos en el norte del Cauca. Exigimos a las autoridades competentes realizar las investigaciones necesarias para que haya justicia en todos estos casos y reiteramos nuestro llamado a que se tomen las medidas necesarias para garantizar la seguridad de todos los habitantes de esta región”.
El asesinato de Armando Ibarra se suma al hallazgo en la mañana de este miércoles de un cuerpo en el río de Santander de Quilichao. De acuerdo con las primeras versiones, se trata de un hombre de aproximadamente 30 años, quien vestía una camiseta roja y tiene un tatuaje a la altura del pecho.
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De igual manera, muy cerca a Santander de Quilichao, pero en esta ocasión en la Vía Panamericana, se presentó un ataque armado contra un vehículo del Inpec, hecho dejó sin vida al dragoneante Juan Carlos Zemanate Dorado, quien conducía el automotor.
Horas antes, en el municipio de Caldono, las disidencias de las atacaron con ráfagas de fusil a la estación de Policía de ese municipio. En ese departamento, los violentos han montado una especie de república independiente.
Los criminales dominan todo. Desde ese rincón del país, les declararon la guerra a los colombianos. Los habitantes describen lo que están viviendo como una dictadura del horror que secuestra, asesina, destierra, obliga a los ciudadanos a transitar carnetizados y hasta los someten a sembrar coca y marihuana. Es un ‘Estado’ aparte, donde los violentos tienen aterrorizados a decenas de miles de civiles inocentes.
A diario se reportan en el Cauca al menos tres retenciones, un asesinato y varias denuncias por desaparición. A comerciantes y finqueros se los llevan por espacios de tres a seis horas para obligar a sus familias a desembolsar gruesas sumas de dinero. Cuando no se llevan al dueño de la finca, las víctimas son los animales. “Si no pagamos, nos matan las vacas, pollos o marranos; en algunos casos también se los llevan”.
Tanto el ministro de Defensa, Iván Velásquez, como el alto comisionado para la paz, Otty Patiño, reconocieron que las disidencias de las Farc se fortalecieron durante el cese al fuego. Dicho crecimiento criminal hoy tiene al Cauca ad portas de una crisis social, económica e institucional sin precedentes.