Banda realizaba rituales de santería y luego robaba en las calles de Cali. Este es su impactante prontuario

La Policía Metropolitana de Cali desmanteló una organización criminal especializada en robos. Antes de cometer los delitos, los integrantes se reunían en una casa para realizar actividades de santería y pedir ayuda de espíritus.

La banda era liderada por alias Sebastián, quien se infiltraba en los centros comerciales, perfilaba a las potenciales víctimas y coordinaba todos los movimientos por medio de aplicaciones de mensajería.

El general William Castaño, comandante encargado de la institución en la capital del Valle del Cauca, detalló que WhatsApp se convirtió en un aliado importante para sus maniobras y, desde allí, Sebastián tenía el control de la situación.

“Utilizaba una llamada telefónica grupal [y] nunca colgaba la llamada en el desarrollo del ejercicio del hurto, los mantenían conectados para articularse en los diferentes puntos donde se ubicaban”, comentó el alto mando este viernes 13 de septiembre.

La estrategia consistía en localizar a la víctima y rodearla con motos, para intimidarla con armas de fuego y presionarla a desprenderse de sus objetos de valor. Así quedó registrado en cámaras de seguridad, hoy piezas clave en la investigación.

La teoría de los detectives es que las motocicletas, marcas Crypton, están registradas a nombre de una mujer distinguida como Mayerlin y su casa se convirtió, supuestamente, en un centro de acopio del crimen caleño.

Uno de los hallazgos más sorprendentes es que la organización delincuencial tenía fe en la santería y se acogía a sus mandatos para cometer los robos. Así lo reveló el comandante encargado de la Policía Metropolitana de Cali.

“Logramos establecer que, antes de salir a cometer los hurtos, en la residencia de esta mujer, realizaban actividades de santería. Allí generaban algunas oraciones enfocadas en santería”, afirmó el general William Ramírez.

En una operación relámpago fueron capturadas once personas por los delitos de hurto agravado y calificado, porte ilegal de armas de fuego, y concierto para delinquir. Un juez envió a prisión a nueve de ellos, los demás quedaron en libertad.

Banda criminal de Medellín también hacía rituales

Una banda criminal de Medellín también delinquía teniendo en cuenta los mensajes que recibía de rituales de brujería y santería. SEMANA acompañó a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá en el escalofriante hallazgo. Se trataba de Robledo, una empresa criminal de 170 empleados que ofreceía delitos como desaparición forzada, homicidio, tráfico de estupefacientes y extorsión.

En un mes esta organización delictiva podía obtener ganancias superiores a los 500 millones de pesos. Los ciudadanos reconocían a sus integrantes en las calles de diez barrios porque eran los que exigían cuotas semanales para brindar seguridad, aprobar el parqueo de los automotores y permitir el flujo de los buses. Una investigación judicial de 18 meses puso en evidencia cada uno de sus movimientos: las órdenes las daba un hombre a bordo de una silla de ruedas, y sus cometidos, eran encomendados a múltiples espíritus; los cumplían al pie de la letra.

Alias la Bruja se encargaba de canalizar las “fuerzas del mal”. Es un sujeto de 43 años que acudía a la lectura de cartas para descifrar el futuro y anticipar los peligros que podría enfrentar la organización delincuencial. Él destinó una habitación de su vivienda exclusivamente para estas prácticas. Así lo percibió un reportero de SEMANA.

A través de un carrusel, reunía imágenes de santos, cadenas de hierro, plumas, muñecos, sustancias polvorientas y amarres.

Una persona que conoce su vida le informó a este medio que la Bruja se sumergía en sus dioses antes de cometer un delito para tener éxito: “Él hace las cosas con base en la santería y da las recomendaciones a la luz de eso”.

Dentro de Robledo, este hombre tinía a cargo la coordinación del tráfico de estupefacientes. Bajo su liderazgo, intoxicanban a los niños, jóvenes y adultos de tres comunas de la ciudad con marihuana, tusi y cocaína.