NACIÓN
Capturaron a la hermana de los Rodríguez Orejuela, capos del Cartel de Cali; la señalan de ser coautora por lavado de activos
La mujer deberá cumplir una condena de 13 años 23 días de prisión.
Servidores del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI Seccional Cali, hicieron efectiva una orden de captura emitida contra Amparo Rodríguez Orejuela para que cumpla una condena de 13 años y 23 días de prisión, como coautora responsable del delito de lavado de activos.
Según la Fiscalía General de la Nación, la mujer se entregó en las instalaciones del barrio Santa Mónica (comuna 2) en el norte de Cali, luego que la Sala Penal de Casación de la Corte Suprema, por medio del Acta 142 del 8 de julio de 2020, resolviera la impugnación especial de la Fiscalía contra una sentencia absolutoria en favor de la mujer y otras personas emitida el 29 de junio de 2012 por un juzgado penal del Circuito Especializado de Bogotá.
“Acatando la impugnación presentada por la Fiscalía General de la Nación contra la decisión, el 18 de marzo de 2019, la Sala de Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá revocó la sentencia absolutoria proferida por el juzgado penal y condenó a Amparo Rodríguez y otras personas a 25 años de cárcel como coautores responsables del delito de lavado de activos agravado y al pago de una multa de 25.000 salarios mínimos vigentes”, indicaron las autoridades.
En las próximas horas, la sentenciada será puesta disposición del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) para ser trasladada al pabellón de mujeres de la cárcel de Jamundí, sur del Valle del Cauca.
Cabe recordar que Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, capos del Cartel de Cali, fueron extraditados hace más de 15 años. Gilberto, conocido como El Ajedrecista, quien sufría una larga lista de padecimientos, murió el 1 de junio de 2022 en la cárcel federal de Butner, en Carolina del Norte, Estados Unidos, país al que fue extraditado en 2004; mientras que Miguel sigue recluido en una cárcel de los Estados Unidos.
Al momento de la captura de Gilberto, el 9 de junio de 1995, estaba en una de sus propiedades en la capital del Valle del Cauca. Se trata de una ostentosa casa de cuatro pisos, de los cuales dos eran usados como sótanos que, con el paso del tiempo, fue destruida por quienes buscaban caletas u objetos de valor escondidos por el narcotraficante.
A la fecha, la propiedad ubicada en el barrio Santa Mónica Residencial, sector cercano a los accesos al Cerro de las Tres Cruces y Chipichape, está hecha pedazos. Lo que queda del predio está quemado o pintado con grafitis.
La casa de Gilberto Rodríguez contaba con un amplio garaje, una gran biblioteca y un recinto convertido en gimnasio. Tal fue la búsqueda de caletas y destrucción para intentar hallarlas que ya solo quedan dos de los cuatro pisos que tenía la propiedad.
Durante muchos de los 27 años que han pasado desde la captura del capo del Cartel de Cali se escucharon ruidos, sobre todo en las noches, ocasionados por los buscadores de tesoros.
El Bloque de Búsqueda encontró a Rodríguez escondido, justamente, en una caleta que estaba detrás de un estante de la lujosa casa ubicada al norte de Cali.
Tras sobrevivir a una guerra declarada del Cartel de Cali contra Pablo Escobar, que incluyó la bomba contra el edificio Mónaco, en Medellín, donde vivía la familia del capo antioqueño, El Ajedrecista se convirtió en el narcotraficante más poderoso del momento.
Su organización incluso patrocinó a Los Pepes, el escuadrón que persiguió a Escobar. Después de la muerte del jefe del cartel de Medellín, El Ajedrecista y su hermano Miguel se convirtieron en los narcos más buscados, y se calcula que movieron hasta el 80 % de la producción mundial de cocaína.
La justicia en Colombia condenó a Gilberto Rodríguez a 12 años de cárcel, pero solo pagó siete. Luego quedó libre tras una polémica decisión de un juez que le rebajó la pena por buena conducta, pero meses después lo capturaron de nuevo y fue extraditado a Estados Unidos, donde enfrentó un juicio por el envío de cientos de kilos de cocaína.
Su hermano Miguel sigue preso en otra prisión en Carolina del Norte. En 2016, ambos reaparecieron en Colombia, por medio de pantallas, en audiencias en las que procesaban a sus familiares por lavado de activos. Ahí se veía a Gilberto Rodríguez como un anciano canoso y deteriorado. “Una condena de 25 años a mi edad es cadena perpetua”, le dijo a SEMANA en los tiempos de su extradición. Según su sentencia, El Ajedrecista hubiera quedado libre en 2034, a sus 95 años.
Las obsesiones de Gilberto Rodríguez Orejuela antes de morir
La muerte del capo Gilberto Rodríguez Orejuela, en los Estados Unidos, puso fin a un capítulo muy cruel de la historia de Colombia. También despertó expectativa por las muchas verdades que el exjefe del Cartel de Cali se habría llevado a la tumba y por lo que habría hecho en esos últimos años en prisión.
Según allegados al antiguo capo de la droga, en la última etapa de su vida tenía dos obsesiones. La primera era desautorizar las declaraciones de su examante Aura Restrepo, quien recientemente dio varias entrevistas para vincular personalmente a Ernesto Samper con la financiación de la campaña presidencial en 1994.
El excapo estaba indignado con esa versión y quería afirmar que hacía años no tenía contacto ni relación con ella, quien creía estaba distorsionando la realidad para promocionar su libro. Si bien reconocía la financiación de esa campaña, quería que quedara claro que nunca tuvo contacto con él directamente, como afirmaba Aura Restrepo.
Su segunda causa era criticar al expresidente Cesar Gaviria, a quien responsabilizaba por estar condenado a morir en una cárcel en los Estados Unidos. Aunque el expresidente liberal no tuvo nada que ver con su extradición, la razón de ese odio sería la siguiente: él y su hermano Miguel decidieron someterse a la justicia, y le enviaron un emisario a Gaviria cuando era presidente, aceptando las condiciones de la normatividad vigente.
El entonces presidente, según ellos, preocupado por la reacción de la opinión pública después del escándalo de la fuga de la catedral, no aceptó ese ofrecimiento. Eso desembocó en que en el Gobierno de Samper hubieran podido ser capturados y en el de Uribe extraditados.
Asimismo, en 2016, Gilberto Rodríguez, entregó su testimonio durante el juicio que adelanta la Fiscalía en contra de varios de sus familiares. Se les señala por presunto lavado de dinero del narcotráfico a través de Drogas La Rebaja.
Visiblemente agotado, Rodríguez reclamó a las autoridades por incumplir los compromisos. Durante la diligencia, recordó que firmaron un acuerdo con la justicia estadounidense para acogerse a cargos y blindar a su núcleo familiar de cualquier investigación por estos hechos.
“Sin esa cláusula sugerida por la Fiscalía colombiana no habría firmado ese acuerdo. No había garantías para nuestra familia de que no tendrían problemas en Colombia, después de varias investigaciones que ya estaban abiertas”, precisó en su momento y aseguró que de no llegar a ese acuerdo, nunca habría aceptado cargos, no se habría sometido a una sentencia de 30 años de prisión.
Así mismo, negó cualquier participación de su hijo, sobrinas y demás familiares en actividades ilícitas.
”De Drogas La Rebaja vendí una parte en 1987. Después en 1989 fue vendida en su totalidad y hasta ahí llegó nuestra participación accionaria en esa empresa. Los presuntos hechos por los que la Fiscalía los acusa no son ajustados a la realidad, porque ellos nunca se dejaron manipular de sus padres”, dijo el exjefe del cartel de Cali.
La investigación que involucra a esa empresa ha puesto en aprietos judiciales a casi toda la familia.
El ente acusador estableció que las empresas suscribieron contratos entre sí, es decir, personas que aparecían como empleados en otras sedes y figuraban como gerentes.
También se tuvieron en cuenta los testimonios de los contadores Guillermo Pallomari y Daniel Serrano Gómez, al igual que los acuerdos de culpabilidad de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela con las autoridades de Estados Unidos, en los que entregaban sus empresas para extinción de dominio. En estos acuerdos, los exjefes narcotraficantes aceptaban el lavado de dinero.
Para la Fiscalía, la cesión de las empresas a sus esposas, hijos, hijas, hermanos y sobrinos representan “simulaciones que constituyeron el medio del que se valieron los señores Rodríguez Orejuela para continuar su actividad de lavado de activos a través de tales empresas, al pretender dar apariencia de legalidad a los recursos que les generaba el narcotráfico”.