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Funcionaria de Policarpa, Nariño, revela que Farc son “dueñas” del municipio. Alcalde y varios concejales serían cómplices. Ella se negó a firmar
Una exfuncionaria del Concejo de Policarpa, Nariño, denuncia que el alcalde la secuestró y amenazó con entregarla a las disidencias.
La denuncia de Cindy Julieth Nontoa, quien hasta el 10 de febrero ejerció como secretaria general y pagadora del Concejo Municipal de Policarpa, Nariño, en contra del alcalde Eduar Rojas y siete concejales, es muy grave.
La mujer acusa a las primeras autoridades de ese municipio de obligarla a renunciar por negarse a firmar cheques en blanco, secuestrarla por más de diez horas y amenazarla con entregarla al frente disidente Franco Benavides, que delinque en esa zona del país. La mujer le contó a SEMANA que, aunque ella no es oriunda del municipio, llegó el 4 de enero del presente año, luego de ganar el concurso para ser la secretaria general del Concejo. Un día después la posesionaron en el cargo y empezó a desarrollar sus funciones.
Lo primero que hizo fue tratar de digitalizar los pagos, pues entre sus funciones estaba manejar el presupuesto de 210 millones de pesos que le llega a ese cabildo, hecho que no le cayó muy bien, dice Cindy al presidente del Concejo, John Jairo Guerrero, y al alcalde Rojas.
“Ellos querían que se siguiera manejando en cheques y pretendían que yo firmara cheques en blanco, de esa manera tendría el control absoluto del presupuesto del Concejo”, le contó Cindy a SEMANA.
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Dice, además, que durante el tiempo que estuvo en el cargo vio “cosas extrañas” que encendieron las alarmas. Cindy le entregó a SEMANA pantallazos de un grupo de WhatsApp que, presuntamente, comparten los 11 concejales de Policarpa; en él, hay mensajes del concejal Guerrero ultimando detalles con los “que ya sabemos todos”.
“Buenas tardes, amigos concejales. Para este miércoles 24 de enero, tenemos una cita. Nos citan los compañeros que ya sabemos todos. Motivo la verdad nose (sic). Si es obligatorio, tampoco sabría decirles, solo quieren que vamos los 11 concejales”, se lee en el pantallazo en poder de SEMANA. La denunciante asegura que a quienes se refiere es a los disidentes de las Farc de la Franco Benavides, a quienes llamaban “camaradas o la gente de abajo”.
El día del secuestro
En la denuncia interpuesta por Cindy ante la Fiscalía, ella expresa que el sábado 10 de febrero fue citada a una reunión de urgencia hacia las 3:41 de la tarde en el despacho del alcalde Rojas. “Llegó el alcalde a mi oficina, miró para todos lados y después de un rato dijo: ‘Mejor aquí no, vamos a mi oficina’. Yo le dije: ‘Listo, no hay ningún problema”.
A la oficina también llegaron el presidente del Concejo, John Jairo Guerrero, y seis concejales: Manuel Darío Matituy Portillo, César Armando Gutiérrez Díaz, Leila Yuliana Ortiz Quintero, Yaneth Santander, Óscar Erazo y Luz Mary Burbano, todos de la coalición de gobierno representada en los partidos políticos Aico y ASI. Cindy asegura que el tratamiento hacia ella fue como si se tratara de una banda delincuencial: “Dos concejales me escoltaron hasta que me levanté del asiento, cuando llegamos a la oficina del alcalde, él dijo: ‘recojan los celulares, me hacen el favor’”.
Me quitaron el celular y se lo llevaron. En esa charla me dijeron que necesitaban que yo les colaborara con la firma de esos cheques, que ellos necesitaban a una persona de entera confianza, porque ellos querían manejar ese presupuesto a su antojo. Me dijo (el alcalde), en pocas palabras, que yo no le servía, que necesitaban ahí a alguien que se dejara manejar.
“(...) Hasta que me dijo: lo mejor que podemos hacer es que usted renuncie. Y ante mi negativa, él respondió: ‘Tiene que renunciar, aquí le traigo la renuncia ya redactada, porque tiene dos opciones, renuncia aquí o salimos y nos vamos para allá abajo y renuncia con la gente de allá abajo’”, narró Cindy. Luego, según la denuncia, el mandatario le habría manifestado que no ganaba nada con denunciar ante las autoridades.
“Fue tan descarado el alcalde, que me dice: ‘No la estoy amenazando, pero tiene las dos opciones”. Después me dijo: ‘Si usted firma este documento y sale de aquí y se va para la Policía o Fiscalía, ellos mismos la entregan allá abajo’. Luego me dice que, a partir de ese momento, no podía salir del pueblo”.
La reunión en el despacho del alcalde, según el testimonio de Cindy, terminó media hora después con la carta de renuncia firmada. “Antes de enviarme a mi casa, les pidió a dos concejales que me acompañaran a mi oficina para que sacara las cosas y me obligaron a borrar unos archivos. Hicieron de cuenta como si yo nunca hubiera pasado por esa oficina”. Lo que vino después fueron los momentos más tensos. En su denuncia, Cindy señala que el alcalde ordenó a uno de los concejales de la coalición que la llevara hasta la casa.
“Me dejaron en mi casa con la orden de que no podía salir y dejaron a dos personas vestidas de civil custodiando la puerta toda la noche y la madrugada (...). Es más, en la misma cuadra, hay una tienda que siempre cierra temprano, pero ese día nunca cerró durante la madrugada, allí constantemente llegaban hombres en moto”. La mujer permaneció privada de su libertad alrededor de diez horas, hasta que un pelotón del Gaula Militar la rescató.
Al ser consultado por estos hechos, el alcalde Rojas le dijo a SEMANA que no había tenido conversaciones privadas con Cindy y que solo la había saludado en un par de ocasiones, negó el secuestro y la reunión privada en su despacho. No obstante, la mujer aún conserva en su celular el chat de WhatsApp del día 10 de febrero, cuando el alcalde le escribió: “Es posible que me atienda una charlita, amistad”. El mensaje fue enviado y contestado entre las 3:41 y 3:42 de la tarde, situación que deja en entredicho la versión del mandatario entregada a este medio.
SEMANA consultó con el Gaula Militar seccional Nariño sobre la veracidad de la información entregada por Cindy Julieth Nontoa. En el informe detallado, se lee que recibieron la llamada de alerta de un posible secuestro en la tarde del sábado. Desplegaron un operativo con pocos hombres y se metieron “a la boca del lobo”, pues debían realizar un recorrido de ocho horas por tierra a una zona donde operan aproximadamente 500 disidentes.
Salieron de Pasto hacia las siete de la noche con poco menos de ocho hombres y llegaron a las cuatro de la madrugada directamente a la casa de Cindy. “Yo estoy muy agradecida con el Ejército y el Gaula Militar porque ellos me salvaron la vida, yo estoy segura de que esa gente pretendía entregarme a las disidencias y quién sabe si hoy estuviera viva”, reseña Cindy. Ahora, pide a las autoridades que le brinden protección, ya que tienen su información personal.