Violencia
La aterradora cifra de homicidios en el Cauca en los últimos dos años: 3204 asesinatos, la mayoría cometidos por las disidencias
Más de 3.000 homicidios en apenas dos años dan cuenta de la crueldad de las disidencias de las Farc en ese departamento. Líderes de la zona señalan que hay fosas comunes, lo que elevaría las cifras.
Desde 2022 hasta la fecha, el Cauca ha sido escenario de un incremento alarmante de homicidios, con un total de 3.203 registrados. Este brutal fenómeno, que ha generado pavor en ese territorio, tiene un principal responsable: las disidencias de las Farc, grupos armados ilegales que operan en diversas zonas de esa región.
A lo largo de los últimos tres años, la violencia ha cobrado una cantidad desproporcionada de vidas, y la población caucana ha sido víctima de una guerra interminable entre estos grupos, que se disputan el control de rutas de narcotráfico, minería ilegal y territorios estratégicos.
Las autoridades han señalado a las disidencias de las Farc como los actores principales de dicha espiral de muerte. Estas estructuras armadas, que aún mantienen una presencia significativa en el sur del país, continúan sembrando el terror en el Cauca, un territorio históricamente afectado por el conflicto armado.
Los homicidios, según información de la Fiscalía General de la Nación entregada a SEMANA, están estrechamente ligados a las actividades de las disidencias de las Farc. A la cabeza de estas organizaciones se encuentra alias Iván Mordisco, quien lidera las estructuras armadas que actúan tanto en el sur como en el norte del Cauca.
En particular, el frente Carlos Patiño opera en zonas claves como el cañón del Micay, Argelia y El Plateado, áreas situadas en la frontera con el vecino departamento de Nariño. Por su parte, en el norte del Cauca delinquen los frentes Dagoberto Ramos y Jaime Martínez, responsables de numerosos actos de violencia, extorsión y asesinato.
Estos grupos han convertido al Cauca en un campo de batalla constante, en el que los civiles se ven atrapados entre los enfrentamientos armados, las emboscadas y las disputas por el control territorial. La presencia de actores ilegales ha llevado a enfrentamientos con las fuerzas del orden, dispuestas por el Estado, lo que ha dejado como saldo centenares de muertos de la fuerza pública, muchos de ellos de forma violenta y cruel.
Las cifras
Según datos oficiales de la Fiscalía General de la Nación, el número total de homicidios en el Cauca ha sido estremecedor: en 2022 ocurrieron 1.146; en 2023, la cifra ascendió a 1.169, y en 2024 (hasta agosto) iban 888. En total, se han reportado 3.203 homicidios entre 2022 y 2024, y en muchas ocasiones los responsables han sido los grupos disidentes que operan en el territorio. Los homicidios no se distribuyen de manera uniforme por todo el Cauca, sino que hay ciertos municipios que concentran la mayor parte de estos crímenes.
Entre los más afectados por la violencia lidera Popayán, con un total de 523 homicidios, seguido por Santander de Quilichao, que registra 460 muertes violentas. A continuación, se encuentran Puerto Tejada con 174 homicidios, Patía con 159 y El Tambo con 129. Asimismo, Corinto reporta 115 muertes, mientras que Miranda y Argelia registran 110 y 109, respectivamente.
Los otros municipios con cifras elevadas son Guachené, que reporta 108 muertes violentas, seguido por Caloto con 89 y Suárez con 88. Villa Rica y Bolívar presentan 86 y 85 homicidios, respectivamente. A estos se suman Buenos Aires y Cajibío, ambos con 78 asesinatos cada uno, mientras que Morales registra 64, Piendamó 63 y Balboa 60. Otros municipios como Caldono con 57, Toribío con 53 y Páez con 51 también figuran entre los más afectados.
Las cifras reflejan la intensidad de la violencia en estas localidades, que se han convertido en los principales epicentros de la crisis de seguridad departamental.
Una de las características más alarmantes de este conflicto es que gran parte de las muertes se producen en el marco de enfrentamientos entre los grupos armados ilegales, sin que las víctimas, en su mayoría civiles, puedan escapar del fuego cruzado.
De acuerdo con la información suministrada por Medicina Legal a SEMANA, al menos 85 muertes están relacionadas con combates entre los actores armados en la región. Estos enfrentamientos no solo dejan fallecidos, sino también desplazados y comunidades enteras que viven bajo la amenaza constante de los disparos.
Medicina Legal, a través del Sistema Sirdec, también reportó que, de las 85 necropsias realizadas entre 2022 y 2024, 31 fueron casos entregados a las autoridades correspondientes, mientras que 3 fueron incidentes sometidos a inhumación estatal por autorización de la Fiscalía.
Sin embargo, fuentes militares le indicaron a SEMANA que podría existir un subregistro de muertes, pues muchos de los cuerpos caídos en combate entre los grupos armados no son reportados, y numerosos son enterrados en fosas comunes. Un alto funcionario militar relató que en la vereda Bolivia, en el Cauca, se descubrió una fosa con al menos 40 cadáveres de presuntos integrantes de grupos armados, lo que da cuenta de la magnitud de las muertes no reportadas.
Además, un habitante del corregimiento de El Plateado indicó que las disidencias de las Farc son las responsables de ocultar los cuerpos de los caídos en territorios que controlan, y que en ocasiones los familiares de las víctimas son llamados para sepultar los cadáveres en zonas remotas sin que se lleve a cabo una identificación adecuada.
Las fosas comunes: el silencio de la muerte
El fenómeno de las fosas comunes se ha convertido en una de las trágicas realidades del conflicto armado en el Cauca. Los cuerpos de los asesinados, en su mayoría personas vinculadas con los grupos armados ilegales, terminan en sitios apartados, alejados de los ojos del Estado y de la sociedad civil. Son fosas comunes de difícil acceso, ubicadas en terrenos controlados por los disidentes, quienes aseguran que el Estado no tiene presencia en esas zonas, aprovechadas para ocultar allí la verdadera magnitud de la violencia.
La versión de las fuentes militares y los testimonios de los habitantes de las áreas más afectadas confirman que este fenómeno sigue ocurriendo sin que haya un control efectivo de las autoridades. “Los cuerpos los entierran en zonas que controlan las disidencias, y los familiares son llamados para darles sepultura. Entre los fallecidos hay menores de edad y adultos”, dijo un habitante del corregimiento El Plateado.
El Cauca vive una de las etapas más oscuras de su historia reciente, con la violencia desbordada y la vida de sus habitantes constantemente amenazada por los grupos armados ilegales. Mientras que el Estado colombiano sigue esforzándose por recuperar el control en estas regiones, la situación continúa empeorando, con cifras alarmantes de homicidios y un conflicto que parece no tener fin.
La información proporcionada por la Fiscalía General y Medicina Legal pone de manifiesto la magnitud del problema, pero también subraya la necesidad urgente de fortalecer la presencia estatal en estas zonas y proteger a los ciudadanos inocentes atrapados en el fuego cruzado.
La violencia, las fosas comunes y el subregistro de muertes son una tragedia que exige un llamado inmediato a la acción, tanto a nivel nacional como internacional, para garantizar la justicia y la paz en el Cauca y en toda Colombia.