Nación
La Oficina de Tuluá: la banda delincuencial que recibe órdenes desde la cárcel y tiene en jaque las elecciones
Periodistas, empresarios y un precandidato a la Alcaldía de Tuluá están amenazados.
En Tuluá, Valle del Cauca, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice. Hablar o apoyar a cierto candidato a la Alcaldía puede traducirse en un lugar en el cementerio del municipio.
Esa es la dura advertencia de La Oficina, la banda delincuencial que tiene tomada por los cabellos a esta localidad del norte del departamento. Panfletos en los que declaran “objetivo militar” a periodistas, amenazas a empresarios e intimidaciones con disparos a plena luz del día, son el menú criminal por estos días en Tuluá.
La Oficina -también conocida como La Inmaculada- se ha dedicado por años a la venta de estupefacientes, el sicariato, las extorsiones y el tráfico de armas en Tuluá. Y aunque han caído sujetos de jerarquía criminal, la estructura sigue delinquiendo, ahora con más fuerza.
Informes de inteligencia indican que los miembros de La Oficina reciben órdenes desde una celda de La Picota, en Bogotá. Felipe Marín Silva, conocido como alias Pipe, responsable de más de treinta homicidios y capturado en 2015, se ha encargado de dirigir el andamiaje de esta estructura desde los diferentes penales del país en las que ha estado.
La orden que llegó a pocos meses de los comicios es clara: asesinar a todo el que apoye la campaña o hable en medios de comunicación del precandidato Gustavo Vélez, quien fue alcalde de Tuluá en el periodo 2016 - 2019 y busca volver al primer cargo del municipio.
En palabra vedada se ha convertido el nombre del precandidato. Los periodistas están en jaque, algunos no se atreven a hablar sobre el tema y los que lo hacen dicen que tienen miedo, todo después de que sujetos en moto repartieron panfletos a medios de comunicación y periodistas.
SEMANA conoció que un importante medio de comunicación ha contemplado cerrar por temor a las represalias y que alias Pipe, desde la cárcel, habría citado a periodistas en una videollamada para hacerles fuertes advertencias.
El 6 de junio, como si se tratara de una película de mafia italiana, hombres armados se bajaron de un vehículo y dispararon contra la entrada del Parque Industrial de Tuluá, donde el precandidato Vélez tiene una oficina.
A los pocos días, la violencia escalaría una vez más, esta vez contra el precandidato al Concejo Alejandro Forero Valderrama, quien recibió varios disparos en un centro comercial y en un taxi, cuando era trasladado a un centro asistencial. El ataque provino, al parecer, de La Oficina, y le cobró la vida en el hospital dos días después.
Vélez ha tenido que cancelar ruedas de prensa con periodistas del municipio y salidas a espacios públicos por cuenta de las intimidaciones. En conversación con SEMANA, aseguró que entra y sale de Tuluá constantemente por razones de seguridad.
“Las amenazas empezaron hace once meses. Han disparado a mi oficina, han quemado maquinaria mía que servía a una obra en Tuluá, me han hecho llegar panfletos. Quieren que me vaya de la ciudad y que no participe en la contienda electoral. Desde que anuncié mi intención de lanzarme a la Alcaldía, intensificaron los ataques”, afirma el precandidato.
El precandidato no dejó limpio al alcalde John Jairo Gómez y lanzó serias acusaciones. “Esta banda teme que con mi llegada a la Alcaldía se intensifique la forma de acabarla, pero también hay un interés político de que no llegue a la Alcaldía porque hoy tienen carteles para el manejo de la venta de alimentos y hasta participación en la misma administración. Están viendo en riesgo que se acabe esa permisividad (...) El silencio cómplice del alcalde dice mucho”.
Un panfleto emitido supuestamente por las Farc acusa al mandatario de tener vínculos con los líderes de La Oficina. Gómez solo ha apuntado a decir que esos señalamientos son “injurias” y falsedades. SEMANA intentó hablar con el alcalde de Tuluá en varias ocasiones para ampliar su versión al respecto y conocer su posición frente a la situación de orden público que atraviesa el municipio, pero este -como en otras oportunidades- no respondió.