JEP
“Quiero dar la cara... Los jóvenes no eran guerrilleros, eran gente buena”: el perdón que los militares pidieron ante la JEP
Dos militares retirados y condenados por varios casos de falsos positivos entregaron sus medallas a las familias de las víctimas.
“Mi nombre es Mauricio Ordóñez, yo fui el comandante del Gaula del Valle durante varios años y comandante del capitán Jorge Florián, en su momento. Hoy estoy acá presentándome y poniendo la cara, después de haber recorrido un largo trecho por el vergonzoso y espinoso camino de la negación”.
Durante su periodo al mando del Gaula del Valle del Cauca (de 2006 a 2007), Ordóñez fue uno de los responsables de los “falsos positivos”, uno de los delitos más escabrosos del conflicto armando en Colombia, mediante el cual, jóvenes inocentes fueron asesinados para hacerlos pasar como bajas y triunfos del Ejército, en combate.
Por este caso, el mayor Ordóñez fue judicializado, pero tras los acuerdos de paz de La Habana con la guerrilla de las Farc, decidió acogerse a la justicia transicional de la JEP y sumarse a los actos de verdad y reparación. “Estuve muchos años en la justicia ordinaria, enfrenté un juicio y fui condenado. Duré muchos años detenido, privado de la libertad, pero eso nunca logró darme ningún tipo de oportunidad para reparar, para contar la verdad y para resarcir el daño que hice, ejerciendo el uso de la fuerza contra los ciudadanos que debimos haber defendido”. Afirmó mirando a los ojos de los familiares de sus víctimas.
El lunes 5 de junio, en una diligencia judicial restaurativa, el mayor Ordóñez entregó las medallas ganadas ilegítimamente por sus supuestos triunfos contra la guerrilla. Tanto Ordóñez como su compañero, el coronel retirado Jorge Enrique Florián, escucharon los desgarradores testimonios del dolor que causaron en los familiares de las víctimas. Con lágrimas en sus ojos y la voz cortada, varias madres de familia miraron a la cara a los artífices del asesinato de sus hijos y les contaron la historia de estos. Jóvenes cuyas esperanzas fueron apagadas y sepultadas bajo tierra y un uniforme de la guerrilla, que nunca fue de ellos.
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Tras el sentido acto, tanto Florián como Ordóñez dieron unas palabras expresando su remordimiento y culpa, antes de hacer entrega de las medallas a los familiares. En su discurso, Ordóñez se disculpó y reconoció verbalmente lo que hizo. Además de que pidió perdón a las víctimas, una a una.
“Veo la claridad de toda esta terrible situación. Reconozco en ustedes personas buenas, personas honestas, personas dignas, que hoy me están dando la oportunidad que yo no le di a sus hijos, a sus padres”, dijo.
“Hoy yo quiero confesar, quiero dar la cara y quiero decirles que lo siento mucho. Todo empieza con la palabra, empezamos a construir una falsa narrativa de sus familiares. Fueron seleccionados, fueron maquillados, fueron presentados como si pertenecieran a una organización criminal, como si fueran la guerrilla”, dijo Ordóñez al describir los hechos.
Lleno de arrepentimiento, decidió disculparse con cada una de las familias. De esta manera nombró a cada víctima y reconoció ante el país algo que, si bien ya se sabía, era algo que se necesitaba escuchar: “Que ninguno de aquellos jóvenes era un guerrillero, que eran gente buena”.
Escuche aquí los testimonios completos:
“Ustedes son gente buena y quiero decirlo individualmente. Porque Marco Antonio Nieto Molina no era un guerrillero, era una persona buena. Harol Alberto Ramos Moreno no era un guerrillero, era una persona de bien. Andrés Angola Martínez no era un guerrillero, era una persona buena, lo siento. Mauricio Alejandro Mindineros González no era un guerrillero, era una persona buena, lo siento.
John James Rosso Montoya no era un guerrillero, era una persona buena, era una persona de bien, de todo corazón, lo siento. Carlos Andrés Túquerres Balanta, no era un guerrillero, ni era un delincuente, era una persona de bien, era un trabajador, era un buen hijo y un buen esposo.
Fabio Nelson Carabalí Abonia, no era un guerrillero, era una persona buena y lo siento. Rubén Darío Quilindo La Torre no era un guerrillero, era una persona buena. Jesús María Cabal Balanta no era un guerrillero, era una persona buena. Henry Beltrán Rico no era un guerrillero, era una persona buena. Lo siento.”
Después de su testimonio, procedió a entregar sus medallas a las familias.