CONFLICTO
La Seguridad Democrática llegó a su techo: Arco Iris
En su balance anual sobre el estado del conflicto armado en Colombia, la Corporación Nuevo Arco Iris asegura que si bien hubo éxitos militares contra las Farc, éstas han recuperado territorios; el Eln ha renacido y los paras están generando más violencia que la guerrilla.
La Seguridad Democrática está apunto de cumplir ocho años y aún así la violencia en Colombia sigue siendo extraordinaria y los grupos ilegales armados, poderosos. Es verdad que la gente se siente más segura por los golpes a las Farc y que seguramente, para la época de fin de año, las carreteras del país volverán a congestionarse de turistas que hoy tienen más confianza en la protección que les brinda la fuerza pública que hace una década.
Sin embargo, la situación de seguridad es más difícil de lo que parece porque los avances de los últimos años no siempre se han podido sostener. Así lo revela este miércoles la Corporación Nuevo Arco Iris, que dirige el politólogo León Valencia, en su informe “¿El declive de la seguridad democrática?” que, basado en cifras oficiales y una detallada investigación de campo, determina qué tanto las Farc se han adaptado a la ofensiva militar y la resisten con gran costo para la fuerza pública; el Eln renace en alianza con narcotraficantes en unos lados y en otros erradicando cultivos ilícitos; los paramilitares están generando más violencia que las guerrillas y no sólo son bandas de narcos, sino que en algunas zonas actúan política e ideológicamente; y se han explayado las bandas emergentes en Bogotá y Medellín, en lo corrido del año.
Dice Nuevo Arco Iris que la Política de Seguridad Democrática ha llegado a un techo en términos de resultados militares y que ahora existen sólo dos alternativas: o se profundiza en la guerra o se escoge la vía negociada.
El informe revela que las acciones de los paramilitares aumentaron en 2009 a tal punto que lograron superar las de las Farc. (Ver artículo)
En cuanto a las Farc, entre enero y el 20 de octubre del 2009 el número de acciones militares se incrementaron en algo más del 25 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. Lo más grave es que están utilizando las minas antipersona como su principal estrategia para mantener a raya a las Fuerzas Militares.
“El sembrado de minas antipersona es una táctica defensiva, con la que se busca impedir la penetración a los campamentos, la erradicación de cultivos ilícitos, proteger las zonas de control, evitar la persecución por tierra. A las minas antipersona se han sumado lo que ellos denominan campos minados muertos, que son activados a control remoto o detonados al paso de patrullas de la fuerza pública. Es decir, han desarrollado minas con carácter ofensivo”, señala Nuevo Arcoiris.
En cuanto a la recuperación plena del territorio por parte del Estado, dice Nuevo Arco Iris que “hace falta recuperar un 55 por ciento del territorio nacional, es decir, que necesitaríamos una inversión alta para llevar a las Farc a su derrota militar (...) cerca de 300 municipios se encuentran afectados por la presencia de los grupos emergentes, rearmados y disidentes, el Eln presenta un fortalecimiento en Cauca, Nariño y Arauca, y la inseguridad urbana se ha incrementado en el último año. Con ello, cerca de 600 de los 1090 municipios presenta actividad de los grupos armados ilegales”.
Zonas de guerra
En 2009 se configuraron tres ejes o corredores de conflicto. El primero está en el Pacífico colombiano que comprende Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Allí las Farc han entablado una fuerte confrontación contra el ELN y contra Los Rastrojos, además de un fortalecimiento de los denominados grupos emergentes rearmados y disidentes.
El segundo corredor es Arauca, Casanare, Meta, Vichada y Guaviare, donde el tema agrario y de ocupación de la tierra pasa necesariamente por las Farc. El tercer corredor de conflicto es la región del Norte del Chocó, el Urabá antioqueño, el norte Antioqueño, el bajo Cauca Antioqueño, el Sur de Bolívar, parte del departamento de Santander y Norte de Santander, donde la tierra, algunos proyectos de hidroeléctricas, explotaciones mineras, los cultivos y rutas de narcotráfico han marcado el devenir de las disputas en esta región del país.
El informe también destaca las acciones de los militares en las zonas centrales de Colombia: “La captura de uno de los comandantes guerrilleros del Frente 22, alias el Negro Antonio y la muerte de algo más de 25 guerrilleros en los operativos desarrollados por la fuerza pública en el páramo del Sumapaz muestran el nivel de control de la fuerza pública en el centro del país. Operativos similares se produjeron en el norte del Tolima que causó la muerte del comandante principal del frente 25”.
Un fenómeno se está dando en el sur oriente del país, donde se viven dos estadios de confrontación fuerte. Uno es en el Guaviare, donde la reactivación de las Farc después de la Operación Jaque ha sido evidente. “Miraflores está prácticamente sitiada por las Farc. Según fuentes militares, las Farc han abierto un nuevo frente en la región, el 81, también llamado ‘Reinaldo Cuellar'. Aseguran que el Frente 1 que solía tener presencia en la Amazonía se desdobló dando origen al 81 en el Guaviare, por eso, aunque no tenga más hombres, parece que estuviera creciendo”, cita el informe.
El ELN sobrevive
Tras la desmovilización de los paramilitares, el ELN ganó el control de algunas zonas en Arauca, Cauca y Nariño, donde hasta hace muy poco mantenía una tendencia a desaparecer. La investigación señala que el fortalecimiento de este grupo, que hoy hace presencia en 22 municipios más comparado con el año pasado, se debe a las alianzas con otros grupos armados ilegales como “Los Rastrojos”.
“El fortalecimiento del ELN en estas regiones y en general de otros grupos armados ilegales no obedece únicamente al narcotráfico. Por ejemplo, en Arauca el ELN siempre se ha mantenido renuente a ingresar al negocio del narcotráfico e incluso la reducción sustancial del cultivo de hoja de coca en algunos municipios del departamento es producto de la presión de este grupo armados ilegales que obliga a los campesinos a erradicarla”, dice el documento.