POLÍTICA
Sindicatos son pesimistas frente a las elecciones
Aunque el movimiento sindical desaprueba la gestión de Santos, la posibilidad de un triunfo uribista les hace temer un retorno a épocas peores.
“Este gobierno del presidente Santos, en el plano económico, continuó acentuando la desigualdad en la distribución del ingreso; aplicando la política de los Tratados de Libre Comercio que ha destruído la industria nacional y el agro; y acelerando el proceso de monopolización de la economía nacional por parte de las transnacionales”, aseguró el líder sindicalista Francisco Maltés Tello, de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT).
En lo político, el sindicalismo colombiano considera muy positiva la apuesta del presidente Santos por un diálogo con la insurgencia, particularmente con las FARC, pero cree necesario que esas conversaciones incluyan también a otro eslabón importante: el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Por otro lado, la CUT reconoce que la represión ejercida por el gobierno anterior del expresidente Álvaro Uribe sobre este movimiento sindical y social ha cesado un poco.
“En el gobierno del presidente Uribe se produjeron 535 asesinatos de dirigentes sindicales y sociales. En este han disminuido, pero sigue siendo condenable que hayan muerto 25 líderes sindicales, continúa la flexibilización laboral, la precarización de los trabajadores. Colombia tiene un porcentaje superior al 50 % en informalidad laboral -uno de los mayores en América- y la política del Gobierno para formalizar el empleo no genera medidas efectivas contra los empresarios que tercerizan, e incluso al interior del mismo Estado hay unos niveles bastante altos de flexibilización laboral”, asegura Maltés Tello.
El sindicalista reconoce algunos avances y expresa que “eso no significa que sea una política a favor de los trabajadores, es una política a favor de los empresarios, del gran capital; pero es evidente que hay una visión más abierta y liberal del presidente Santos frente al anterior gobierno de Uribe en el manejo de las relaciones con el movimiento sindical”.
Existe consenso entre los sindicalistas colombianos sobre el peor escenario tras las elecciones: que vuelva el gobierno de los patrocinadores de la guerra, de un gobierno anterior del que se demostró su corrupción y sus nexos con la extrema derecha paramilitar.
“Sería lo más nefasto para el país que volviéramos a las persecuciones contra la oposición, las cortes, el movimiento sindical y, sin duda, esto provocaría un rompimiento de los diálogos en La Habana, lo que podría significar un recrudecimiento de la violencia, en particular contra el movimiento sindical y contra la oposición democrática”, apunta el líder.
Aunque de los 22 millones de colombianos en edad laboral solo el 4 % esté sindicalizado, la explotación infantil alcance cifras alarmantes (más de un millón 200 mil niños trabajando en los sectores carbonero, agrícola y de las flores), siga siendo difícil tener cifras exactas del acelerado crecimiento del trabajo precario, y aún cuando continúe la depauperación de la inserción laboral y sindical de la mujer, Maltés Tello está convencido de que el trabajo de los sindicatos está en proceso de lograr sus metas.
Recientemente, han lanzado en la CUT el Plan Estratégico de Crecimiento con la idea de alcanzar 100 mil nuevos afiliados: “Esto nos permitiría una correlación de fuerzas mejor para enfrentar la difícil situación laboral que vivimos en Colombia. Hemos iniciado también Campañas de crecimiento en el sector industrial, en los servicios donde se habían destruido muchos sindicatos anteriormente, estamos haciendo énfasis en la construcción del movimiento sindical en las transnacionales, algo que consideramos muy importante”, dice Maltés.
El activista está convencido de que la mejor opción para lograr avances cualitativos y cuantitativos es a través de la perseverancia.
Malos tiempos para defensores de DD. HH.
“En un país con tendencia a un gobierno de derecha, la actividad de los defensores de los derechos humanos se ve como de izquierda. Y si es un gobierno de izquierda, su actividad se ve como de derecha”, dijo Carlos Guevara, de la organización colombiana Somos Defensores durante un foro sobre derechos humanos que tuvo lugar en Bruselas este 15 de mayo y convocado por Amnistía Internacional, Reporteros sin Fronteras y Kolko e. V.
“La criminalización de la protesta social es, en América Latina, un fenómeno transnacional y se va formalizando con leyes en Colombia, en Ecuador, en Paraguay, en Venezuela. Esas leyes restringen el derecho a la manifestación pacífica y buscan restringir las libertades de los ciudadanos a mostrar su inconformidad con las situaciones en sus países”, aseguró Guevara.
El derecho a la protesta, recuerda el activista, es transversal a todos los derechos fundamentales, que “todos los países latinoamericanos tienen inscritos en sus constituciones. Y los derechos de sus defensores constan también en los compromisos que han asumido ante la Organización de Naciones Unidas y en sus acuerdos con la Unión Europea”.
“Estamos viviendo un período posiblemente histórico, tras un conflicto armado tan largo. Apoyamos plenamente las negociaciones en La Habana y exhortamos a que también lo haga la comunidad internacional que nos ha acompañado en el pasado, les pedimos que sigan haciéndolo porque hay sectores militaristas en Colombia a los que les interesa que este conflicto no se supere”, dijo Diana Sánchez Lara, directora de la organización por los DD. HH. Minga, una de las invitadas a un debate convocado en Berlín.
La activista destacó que el desenlace electoral próximo decidirá si se sigue con la paz o con la guerra. “Santos tiene la bandera de la paz, sería su mayor logro y es estratégico, sin embargo los sectores militares lo minan siempre que pueden porque consideran que es una derrota frente a la guerrilla”, destaca.
Por su parte, la periodista Yenith González destacó que la perspectiva de que miles de hombres dejen las armas es motivo de esperanza, no obstante, subrayó la necesidad de una reforma al sistema de justicia que combata la impunidad, que es superior al 90 %, y que se convierta en un "vehículo para fomentar la memoria histórica con una ventana más visible a las víctimas".
Diana Sánchez concluyó su participación exhortando a la comunidad internacional y a las organizaciones alemanas a que sigan acompañando el proceso de paz en Colombia. “Algún día lograremos salir de ese túnel. No sabemos lo que es la paz, siempre hemos vivido en una guerra que expulsa a su gente. Ni los campesinos ni los indígenas creen en la paz. Somos hijos de la violencia”, finalizó.