Durante casi un lustro, la banda de los Guajiros atemorizó a los ricos empresarios y políticos de la región Caribe. Entre 2012 y 2015, la organización criminal secuestró al menos a nueve personajes importantes de la costa, disfrazándose de funcionarios estatales para capturarlos en sus fincas y exigir millonarios rescates por su liberación. Después de una labor de investigación de más de un año, el Gaula de la Policía logró aprehender a los cerebros de la empresa y desarticular a la última banda dedicada al secuestro de alto impacto, conocida en el país.De acuerdo con uno de los comandantes que estuvo al mando de la operación, el negocio de los Guajiros inició el 11 de noviembre de 2012, con el secuestro del comerciante Rafael Augusto Jaraba. Ese día, cerca de las once de la noche, cuatro hombres armados penetraron en el rancho Madre Tierra de su propiedad, amordazaron a los convives, les retiraron sus celulares y se llevaron al empresario hacia un rumbo desconocido en su propia camioneta. Durante casi un mes, sus familiares mantuvieron negociaciones con uno de los cautores que se presentó como alias Robertico, comandante del frente 59 de las FARC, quién les exigió 2 millones de dólares de rescate, de los cuáles se pagaron 500 millones de pesos colombianos. A pesar de que hubo acercamientos entre las partes y la entrega de una carta manuscrita de Jaraba como prueba de vida, no volvieron a saber nada más de él, hasta que en 2014 una llamada las indicó el lugar en el que se encontraban enterrados los restos óseos del comerciante samario.Esa era su manera de operar, explica el comandante en cuestión. Buscaban gente cercana a los empresarios, que les indicaban cuando podía realizarse el secuestro sin peligro. Luego se acercaban a la finca disfrazados de empleados públicos para que la víctima no se asuste y en cuanto lo tenían en su poder, mandaban emisarios para “colaborarle a los familiares con la liberación de la persona. Al señor Mario de Jesús Bayón lo secuestraron disfrazados de funcionarios de Electricaribe, eran gente profesional que iba con una sola arma por carro para que cuando los atrape la Policía puedan decir que les habían prestado el vehículo y que la pistola ya se encontraba allí, precisa.Si los Guajiros eran tan profesionales, era porque dos de ellos eran desmovilizados del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en donde aprendieron a manejar la logística necesaria para la retención de personas y la evasión de acciones policiacas en su contra. Alias Doni fue uno de los que le enseñó las técnicas de negociación al cabecilla del grupo, Alias Daivi o Sangre, proveniente de una conocida familia de la región, y capacitó a los participantes menores del delito para que cumplan con su función. Aunque no mantuvieron ningún nexo con la guerrilla posteriormente, los agresores se siguieron identificando con el grupo armado para cometer sus delitos.También puede leer: Cronología del proceso de pazLa organización fue clave en el asunto. Porque para que opere un negocio de secuestros de ese nivel, hacen falta sujetos que sepan capturar, esconder y negociar la liberación de los reos, pero también gente que preste sus fincas o que vigile los terrenos aledaños y provea la comida necesaria para el crimen, indicó el investigador. En el caso de esta banda, además de los operativos propios, los Guajiros extendieron sus actividades a las regiones vecinas del César y el Magdalena con la complicidad de pequeños delincuentes locales a quienes emplearon como franquicias de su empresa criminal.Por eso es que a pesar de que ya habían sido arrestados 15 delincuentes ligados a los Guajiros, fue hasta abril de 2017 que el Gaula pudo coger a los cerebros del grupo. Gracias a una minuciosa operación en la que se estudiaron las llamadas realizadas en diferentes parte del Caribe con celulares “brujos”, como se llama a los aparatos utilizados en las negociaciones, se logró finalmente demostrar la relación entre la voz que realizaba los convenios y los sospechosos que fueron capturados el 25 de abril en sus casas con mandato judicial e imputados por los cargos de secuestro extorsivo agravado, concierto para delinquir con fines extorsivos, homicido agravado y porte ilegal de arma de fuego por los que podrían ser condenados hasta a 50 años de prisión.Audio de la negociación entre familiares de Lacouture y los secuestradores:La propia existencia de esta banda sorprendió a los investigadores, quienes pensaban que habían prácticamente desaparecido las organizaciones criminales dedicadas a la rentención con fines económicos. Si bien en el año 2000 habían cerca de 10 colombianos secuestrados a diario, la cifra cayó a 188 en 2016, lo que evidenció una reducción del 90%, en su mayoría producto de la delincuencia común, según indicó a AFP la directora de la Fundación País Libre, María Consuelo Jáuregui.Entre los empresarios que fueron capturados por los Guajiros, seis fueron liberados por operativos de la Policía, uno tuvo que pagar un rescate de más de 800 millones de pesos y otro falleció, pero la banda quedó desmantelada y así se evitaron 5 secuestros más que estaban previstos para este año, declaró a Semana.com el director del grupo Gaula de la Policía Nacional, el general Fernando Murillo.Recomendamos: La madre que aún espera el regreso de su hijo secuestrado por las FARC