La Remington en llamas. La primera máquina de escribir de García Márquez fue un regalo de su padre. Eran los años cuarenta y Gabo terminaba sus estudios de bachillerato en el Liceo Nacional de Zipaquirá. Se trataba de una Remington portátil y desapareció el 9 de abril de 1948 en una tienda de empeño del centro de Bogotá, en medio del fuego y el caos que produjo el Bogotazo.
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Underwood SX100. Uno de las columnas más recordadas del periódico El Heraldo de Barranquilla es la que realizó García Márquez entre 1950 y 1952 bajo el seudónimo de Septimus. Por esos años se utilizaban en el periódico barranquillero las máquinas de escribir Underwood SX100, donde Gabo escribió cerca de 400 textos periodísticos.
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Remington Standard 31. El paso de García Márquez por El Universal de Cartagena (1948-1949), El Nacional de Barranquilla (1953) y El Espectador en Bogotá (1954-1956) tuvo en común la máquina de escribir Remington Standard 31. Los tres diarios contaban con este modelo en sus salas de redacción en las cuales Gabo produjo un buen número de textos periodísticos, entre ellos Relato de un náufrago.
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Olivetti Lettera 22. Esta máquina acompañó a García Márquez desde 1956 en París, hasta su traslado a Caracas dos años después. La adquirió por medio de Plinio Apuleyo Mendoza y en ella escribió El coronel no tiene quien le escriba.
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La Torpedo. Gabo llegó a Cara- cas en 1958, sin la Lettera 22, que dejó en París. Allí, en Venezuela, adquiró una Torpedo, la máquina donde escribió el relato de Los funerales de la Mamá Grande y textos que García Márquez hacía para la revista Momento, en Caracas. Así mismo, la Torpedo lo acompañó hasta México donde trabajó, entre 1961 y 1965, en las revistas La Familia y Sucesos. En esta máquina surgieron los primeros capítulos de Cien años de soledad.
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Olivetti Lexikon 80. Con el triunfo de la revolución cubana, el gobierno de Fidel Castro creó la agencia de noticias Prensa Latina, donde García Márquez trabajó entre 1959 y 1961, acompañado por la máquina de escribir Olivetti Lexikon 80. Aún lo acompañaba la Torpedo que adquirió en Caracas años antes.
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Las Smith–Corona eléctricas. En 1964, compra una Smith–Corona eléctrica. Cuenta su amigo Daniel Samper Pizano que con ella Gabo alcanzó un nivel de perfección envidiable, además de ser la testigo de la terminación de la gran obra, Cien años de soledad. Barcelona recibió a García Márquez en 1967, donde adquirió una nueva Smith – Corona de enchufar, allí escribió El otoño del patriarca y La cándida Eréndida. Tiempo después, su hijo Rodrigo se quedaría con ella.
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Smith–Corona Coronamatic. La adquisición de esta máquina de escribir va de la mano del nacimiento de la revista Alternativa en 1973. En la Smith–Corona Coronamatic Gabo redactó algunos textos para dicha publicación, así como el reportaje a los guerrilleros sandinistas que asaltaron el Palacio Nacional en Managua. Esta máquina reposó por mucho tiempo en el apartamento de García Márquez en Bogotá.
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Macintosh. En 1984 salió al mercado la computadora Macintosh, y Gabo adquirió una de inmediato. En esta máquina escribió El amor en los tiempos del cólera y los textos originales quedaron almacenados en disquetes. Se supo que tiempo después, estos disquetes desaparecieron en Madrid. Desde ese momento, García Márquez nunca dejó el mundo de los computadores. Fue uno de los primeros escritores de habla hispana que innovó en sus herramientas de escritura. Después vinieron otros computadores pasajeros, en los cuales redactaría sus últimos textos y de los que no se tiene mayor referencia.