Judicial
Capitán del Ejército que atentó contra Iván Duque apareció en lista para ser “gestor de paz”
SEMANA revela la estrategia de El Capi, el militar que ordenó el atentado contra el presidente y el ministro de Defensa, y quien está ‘ad portas’ de la extradición por el atentado terrorista en la Brigada 30, ubicada en Cúcuta.
Como el más aventajado jugador de póquer, desde su celda en cárcel La Picota, el capitán en retiro Andrés Fernando Medina Rodríguez sacó un as bajo la manga para evitar su inminente extradición a los Estados Unidos, donde es requerido para que responda por el vil acto de terrorismo registrado en la tarde del 15 de junio de 2021, en la Brigada 30 del Ejército Nacional, ubicada en Cúcuta, y que dejó 44 personas gravemente lesionadas, entre ellos varios militares estadounidenses que se encontraban en un curso de capacitación.
El oficial tocó las puertas de la Corte Suprema de Justicia para, entre otras cosas, avisarles que su nombre había sido escogido para integrar la lista de “gestores de paz”. Sí, el mismo capitán que también quiso atentar contra la vida del presidente Iván Duque; el ministro de Defensa Diego Molano, y su comitiva atacando a mansalva el helicóptero en el que se movilizaban tras realizar, en Cúcuta, un consejo extraordinario de seguridad por el atentado terrorista.
No por nada, el militar fue catalogado por el jefe de Estado como un “traidor de la patria”. Pero, ¿qué hace este militar en el mencionado listado? La respuesta, pese a lo sencilla, es más que sorprendente: Medina Rodríguez fue designado como gestor de paz por el frente 33 de las disidentes de las Farc, comandadas por el temido Javier Alonso García, alias John Mechas, quien ha sembrado el terror en el departamento de Norte de Santander.
Según la comunicación firmada por la abogada Cielo Fonseca Sierra, el capitán fue escogido por el propio John Mechas para ser gestor de paz. La jurista fue incluso un poco más allá y aclaró que el verdadero sobrenombre del militar dentro de las disidencias era El Gemelo “y no El Capi, ya que quien le dio ese alias fue la Fiscalía”. Esto con el fin de evitar malos entendidos en un futuro.
Con este memorial, que bien podría verse como su última carta de salvación, el capitán en retiro quiere hacerle el quite, una vez más, a la justicia. Y es que tras su captura, el 22 de julio de 2021, utilizó toda su astucia: pese a que se declaró inocente de los delitos de terrorismo agravado; homicidio agravado en grado de tentativa; concierto para delinquir agravado; daño en bien ajeno agravado, y fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos agravado, vislumbró que buscaría un preacuerdo con la Fiscalía, entregando información clave con el fin de recibir una rebaja en su pena.
Sin embargo, todo esto se truncó por el pedido de extradición formalizado en marzo de 2022. Con esto, el proceso penal en Colombia quedó suspendido mientras la Corte Suprema de Justicia toma una decisión sobre su futuro.
“Ahí están los gringos”
Como ‘Pedro por su casa’, el 27 de mayo de 2021, el capitán Medina ingresó en una camioneta de su propiedad a las instalaciones de la Brigada 30. Dentro del vehículo blindado y con vidrios polarizados sacó su teléfono celular para grabar su recorrido y dar instrucciones precisas sobre los lugares en los que se debían instalar unos paquetes.
Aprovechándose del hecho que era reconocido, el capitán ingresó en otras dos oportunidades para repetir el mismo modus operandi. En las grabaciones se escucha cómo el militar saluda a varios de sus excompañeros, algunos con los que luchó mano a mano por más de doce años y participó en actividades en contra del narcotráfico en el departamento de Norte de Santander.
“Ahí están los gringos, está el general, el comandante de la Brigada (...). Comando, vamos a identificar a las fuerzas especiales y la aviación”. El militar, quien hizo alarde de sus cursos de inteligencia y contrainteligencia, y le señaló claramente a su interlocutor los puntos estratégicos. “Aquí está la parte de inteligencia, véalos ahí reunidos”.
El 15 de junio, con esta información y una camioneta nueva que compró el padre del capitán por 120 millones de pesos, el militar ingresó nuevamente al Batallón en compañía de un conductor. Parquearon el vehículo cargado con pentrita y TNT. Dos horas después de dejarlo, la camioneta explotó. Cuatro minutos después se presentó el segundo estallido.
Las pruebas encontradas en el propio celular del capitán y unas interceptaciones telefónicas son el sustento de su extradición, donde se expone a una pena altísima por la gravedad de los hechos.