Nación
Condenaron a 17 años de cárcel a hombre encargado de la logística de peligrosa banda de Bogotá dedicada al tráfico de drogas
La empresa de la que hacía parte -según la Fiscalía- el sentenciado, delinquía en las localidades de Rafael Uribe Uribe, Usme, Chapinero y Santa Fe de Bogotá.
Javier Nabor Castaño Arteaga era, según la Fiscalía, uno de los hombres importantes de la banda de microtráfico conocida como La Empresa, que delinque en Bogotá en al menos cuatro localidades, en donde venden estupefacientes al menudeo.
El rol de Castaño Arteaga, de acuerdo con el ente investigador, consistía en prestar seguridad a los responsables de comercializar las sustancias ilegales. También custodiaba el dinero producto de las ventas de sustancias ilegales, establecía las estrategias para vulnerar los controles de las autoridades, y adelantaba las acciones necesarias para mantener el control en las zonas donde se cumplía el expendio de las drogas.
“Interceptación de líneas telefónicas, vigilancias, seguimientos, entre otras labores de policía judicial adelantadas por servidores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), evidenciaron que Castaño Arteaga. Se logró determinar que Javier Nabor Castaño Arteaga es responsable de delitos como concierto para delinquir y homicidio, ambos agravados”, dijo la Fiscalía General de la Nación.
El ente investigador agregó que “la determinación (condena) fue adoptada luego de comprobarse que el sentenciado hacía parte de la organización ilegal ‘La Empresa’, responsable comercializar estupefacientes en las localidades de Rafael Uribe Uribe, Usme, Chapinero y Santa Fe en la capital del país”.
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Y es que sobre el consumo de drogas en Bogotá, SEMANA reveló recientemente lo que sería una aterradora radiografía de los que están consumiendo adolescentes y adultos en la ciudad, en especial en las zonas de rumba.
Por localidades se evidenció que en Teusaquillo, Barrios Unidos, Chapinero, Usaquén y Suba, zonas donde existe un amplio número de bares y discotecas, las drogas sintéticas (mezcla de diferentes químicos) mandan la parada y se venden entre 180.000 y 350.000 pesos.
Mientras que en Bosa, Kennedy, Fontibón y Engativá se evidenció que el consumo es de drogas más económicas, como el bazuco, con un valor entre 3.000 y 5.000 pesos por papeleta, y las anfetaminas, entre 50.000 y 70.000 pesos.
Dentro de la alarma que encendieron las autoridades, además del consumo, es que los microtraficantes están adulterando los estupefacientes con analgésicos y medicamentos para el tratamiento de la epilepsia.
“También encontramos que en algunos casos las muestras no arrojaron positivo para estupefaciente, es decir, que los dealers venden esencias, colorantes o polvos y les hacen creer a sus clientes que les están vendiendo cocaína, perico y anfetaminas, entre otros”, dijo la investigadora que trabajo en el estudio de la Policía Metropolitana de Bogotá.
“Las ketaminas y anfetaminas son drogas emergentes, mal llamadas drogas recreativas, y son sustancias que se usan de manera clandestina para generar efectos más potentes a las drogas clásicas que alejan al consumidor de la realidad y le produce alucinaciones”, dijo a SEMANA por su parte el doctor Pedro Granja, médico especialista de la Universidad de Buenos Aires.
La Policía también señaló que para alterar la composición química del estupefaciente no se necesitan grandes laboratorios, simplemente la cocina de una casa. “Allí muelen las pastillas, las convierten en polvo y sin ningún conocimiento médico o químico hacen la peligrosa fusión, poniendo en riesgo la vida de miles de personas. Hay que mencionar que, en diferentes allanamientos de la Policía a las denominadas ollas de vicio, se han encontrado prensas manuales con las cuales los dealers transforman el polvo mezclado en cápsulas listas para comercializar”, añadió la investigadora de la Policía.