JUSTICIA

El agente de la DEA que ayudó a los Ambuila y lavaba dinero de cartel colombiano

José Irizarry y su esposa colombiana fueron detenidos en Puerto Rico por evitar que millones de nacodólares pudieran ser incautados por la agencia antidrogas de Estados Unidos.

21 de febrero de 2020
| Foto: Facebook Jenny Ambuila

Quien fuera un destacado agente federal antinarcóticos de Estados Unidos, conocido por su afición a los autos de lujo y la joyería, fue detenido por cargos de asociación delictuosa para lavar dinero con el mismo cartel colombiano del narcotráfico al que supuestamente combatía.

El FBI arrestó a José Irizarry -estadounidense de origen puertorriqueño- y a su esposa Nathalia Gómez Irizarry -colombiana- este viernes en su casa ubicada cerca de San Juan, Puerto Rico, de acuerdo con un funcionario policial al tanto del caso.

Fiscales federales de Tampa, Florida, acusaron a Irizarry de “utilizar secretamente su posición y su acceso especial a la información” para desviar millones de dólares de ganancias de las drogas para que no fueran incautados por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), de acuerdo con un acta de acusación dada a conocer el viernes.

Los fiscales alegan que la asociación delictuosa no sólo enriqueció al agente, sino que benefició a dos cómplices que no han sido acusados y que no son nombrados en el acta. Uno era funcionario público de Colombia, mientras que el otro es descrito como el líder colombiano de una organización de narcotráfico y lavado de dinero que se convirtió en el padrino de los hijos de la pareja Irizarry en 2015. En ese entonces, el exagente laboraba en la ciudad turística colombiana de Cartagena.

Cuando The Associated Press reveló el año pasado la magnitud del presunto comportamiento ilegal de Irizarry, el hecho sacudió a la DEA, donde sus ostentosos hábitos y relatos de ruidosas fiestas en yates con prostitutas en bikini eran algo legendario entre los agentes.

Pero antes de ser expuesto, Irizarry había sido un agente ejemplar, ganando premios y los elogios de sus supervisores. Cuando era un agente en Miami a principios de 2009, le fue confiado un operativo encubierto de lavado de dinero utilizando empresas fachada, cuentas en bancos ficticios y mensajería. Irizarry renunció en enero de 2018, luego de ser reasignado a Washington cuando su jefe en Colombia comenzó a sospechar.

Es un golpe duro para la DEA tener a uno de sus agentes envuelto en un nivel de corrupción tan alto”, dijo Mike Vigil, exdirector de Operativos Internacionales de la agencia. Sin embargo, dio crédito a las autoridades federales por detectar el plan delictivo y presentar los cargos.

El caso ha planteado inquietudes dentro de la DEA de que la asociación delictuosa pueda haber comprometido operativos encubiertos y trastocar casos penales.

Nexos con los Ambuila 

La DEA ha rechazado comentar sobre la contratación de Irizarry y sobre las posibles alertas rojas que surgieron durante su proceso de revisión. Irizarry fue contratado por la agencia pese a indicios de que mostró señales de engaño en una prueba de polígrafo, y a que se había declarado en bancarrota con deudas de casi 500.000 dólares. Aun así, le permitieron manejar transacciones financieras tras ser contratado por la DEA.

En total, Irizarry y los informantes bajo su mando se encargaron de manejar por lo menos 3,8 millones de dólares que debieron haber sido monitoreados de cerca por la DEA como parte de las investigaciones encubiertas de lavado de dinero.

Los cómplices no se llevaron todo el dinero. Pero el expediente señala que se pagaron al menos 900.000 dólares desde una sola cuenta criminal abierta por Irizarry y un informante utilizando el nombre, pasaporte y número de seguridad social de una persona externa que no estaba al tanto de que le habían robado su identidad.

Las ganancias de la presunta trama financiaron la compra de un anillo de diamantes Tiffany con valor de 30.000 dólares, un automóvil BMV, tres camionetas Land Rover y una residencia de 767.000 dólares en Cartagena, así como viviendas en el sur de Florida y Puerto Rico, donde la pareja ha vivido. Para esconder su rastro, Irizarry aparentemente abrió una cuenta bancaria a nombre de alguien más, falsificando la firma de la víctima y utilizando su número de seguridad social.

También financió la compra de un vehículo Huracan Spyder modelo 2017 de Lamborghini en Miami a nombre de un familiar del segundo cómplice.

Un Lamborghini color rojo con la misma identificación del vehículo mencionada en el acta pertenece a Jenny Ambuila, quien fue detenida el año pasado en Colombia junto con su padre, Omar Ambuila, un agente aduanero del puerto de Buenaventura, un punto de paso importante para la cocaína y productos de contrabando utilizados para ocultar las ganancias de las ventas de narcóticos. Previo a su arresto, la mujer compartió fotografías y videos en su cuenta de Facebook en los que posaba junto al auto deportivo rojo, que tiene un valor de más de 300.000 dólares.

Omar Ambuila es el otro cómplice que se menciona en el acta de acusación, de acuerdo con las dos personas familiarizadas con la investigación.

El acta de acusación fue entregada una semana después de que otro agente de la DEA fue sentenciado a cuatro años en una prisión federal por su papel en una trama que involucró el tráfico de miles de kilogramos de cocaína de Puerto Rico a Nueva York a lo largo de una década.

AP

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