Investigación
El coronel Carlos Feria, imputado en la Fiscalía y protegido por Petro. SEMANA destapa el expediente que lo tiene respondiendo ante la justicia
SEMANA conoció el dosier de la Fiscalía y la Procuraduría contra el coronel Carlos Feria, jefe de seguridad del presidente Gustavo Petro, por el escándalo de la exniñera Marelbys Meza.
La Fiscalía no tiene duda de que el coronel Carlos Alberto Feria, jefe de seguridad del presidente Gustavo Petro, utilizó los recursos del Estado con fines “domésticos” para recuperar, a como diera lugar, el dinero que supuestamente fue hurtado del apartamento de Laura Sarabia, entonces jefa de gabinete de Petro. Las pruebas contra Feria salen de sus propios subalternos.
Las evidencias en poder de la Fiscalía, que sirvieron para imputar cargos al coronel Feria, el capitán Elkin Augusto Gómez y el intendente John Alexánder Sacristán, del equipo de seguridad presidencial, señalan, según el relato del fiscal, que el encargado de la seguridad del presidente Petro impartió órdenes a diestra y siniestra con el único objetivo de conocer lo que pasó en el apartamento de Sarabia y quiénes fueron los ladrones. “Mi coronel Feria me manifiesta que ya toma contacto con anticipativa, que es una coordinación de Presidencia para apoyarme con la investigación.
Pasados unos minutos a mí me llama el señor mayor Muñoz Hernández Duván Andrés”, afirmó en las declaraciones un subalterno del coronel Feria. Advirtió cómo las primeras órdenes salieron del oficial que, justamente, un día después de la imputación viajó a Dubái con el presidente.
La Fiscalía reconstruyó la novela que dejó como víctima a Marelbys Meza, la entonces niñera al servicio de Laura Sarabia y la primera señalada del hurto del dinero.
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Los capítulos se escribieron en varias escenas y lugares. En el apartamento de Sarabia arrancó la historia, luego en la Sijín de Bogotá y, finalmente, en los sótanos frente a la Casa de Nariño, donde estaban los equipos que se usaron para someter a Marelbys. En el expediente, la Fiscalía reseña que hubo un acuerdo entre el coronel Feria y sus subalternos para convertir a la niñera en la principal sospechosa del hurto y entre ellos hacer justicia. Abusaron de sus cargos, se extralimitaron y cumplieron lo que Laura Sarabia y su esposo le advirtieron a Marelbys: no solo acusarla del hurto, sino indicarle que debía someterse a una prueba de poligrafía.
“Acordó con sus subalternos realizar la prueba poligráfica a la señora Marelbys, abusó de su cargo al realizar funciones diversas, aquellas que legalmente le correspondían bajo el amparo de su cargo, extralimitándose al permitir esa actividad con uso de recursos tecnológicos de los que usted era responsable, a una ciudadana que no debía ser destinataria de las dependencias de su cargo”, señaló la Fiscalía durante la imputación al coronel Feria.
Según los testimonios de la Fiscalía, en poder de SEMANA, los encargados de la sala de poligrafía no preguntaron nada. Solo cumplieron órdenes, a pesar de que eran conscientes de que llevar a Marelbys Meza a los sótanos era inusual e ilegal. Los equipos que usaron mientras amenazaban a la niñera estaban destinados a la incorporación de funcionarios y, en lugar de eso, los emplearon para alambrar y someter a una ciudadana.
“Me llamó el señor mayor Muñoz Hernández Duván Andrés, integrante de la coordinación anticipativa, quien me indica que mi coronel Feria le había manifestado que se comunicara conmigo para una situación especial que se había presentado en casa de la doctora Laura. Le comenté cuál era la situación y me dijo que estuviera atenta al teléfono porque en unos minutos me contactaría alguien de la Sijín, y así fue. Pasados unos minutos tomó contacto un capitán de la Sijín de Bogotá”, señalan las declaraciones que dibujan con claridad de dónde salieron las órdenes.
Las imágenes de Marelbys atada a una silla y con cables en su pecho, más la expresión de su cara, fueron perturbadoras. Era una mujer frente a tres hombres que daban indicaciones en voz grave y que previamente le hicieron, según la Fiscalía, firmar un consentimiento para someterse a la prueba de poligrafía. Todo quedó en un video, que ahora es una prueba.
“Un hombre no identificado amenazó a Marelbys, la insultó, le dijo ladrona, que se iría a la cárcel, que le harían un allanamiento a su casa, que la iban a capturar, que no saldría de ese lugar, que su familia estaba en peligro”. Eso aparece en las declaraciones usadas por la Fiscalía para argumentar la imputación de cargos contra el coronel Feria y sus subalternos.
La Fiscalía estableció los detalles de cómo Marelbys fue trasladada, desde su casa, en el sur de Bogotá, hasta las instalaciones de la seguridad presidencial. El poder del Estado en contra de una ciudadana y de su familia.
“En carros oficiales, sin dejar registros en los libros o minutas de entrada, pasando controles y dispuestos a poner los equipos, los funcionarios y dependencias a su cargo, en una actividad doméstica”, dijo la Fiscalía cuando le recordó al coronel Feria lo que hizo. En las audiencias de imputación de cargos, cuando el coronel Feria solicitó que su caso aterrizara en la justicia penal militar, el fiscal a cargo del proceso insistió en que el oficial, el todopoderoso en la seguridad presidencial, usó a sus subalternos con el “único y exclusivo” objetivo de llevar a la niñera a un espacio reservado para los funcionarios de Presidencia.
“Usted, señor Carlos Alberto Feria, indebidamente permitió que sus subalternos usaran bienes del Estado que se habían confiado en razón a su cargo y funciones bajo la custodia de la dependencia que usted dirigía, todo para realizar la prueba poligráfica”, señaló el fiscal, que, finalmente, le ganó el pulso a la defensa de Feria y completó la audiencia que convirtió al jefe de seguridad de la Casa de Nariño en un indiciado por abuso de función pública y peculado por uso.
Irónicamente, las declaraciones, que parecían explicar la necesidad de someter a Marelbys al polígrafo, confirmaron que la actividad desplegada por la seguridad presidencial fue, en términos prácticos, un acuerdo entre el coronel Feria y sus subalternos, un pacto que se fracturó mientras convertían sus actuaciones ilegales, según la Fiscalía, en actos propios de su trabajo.
“La orden se actualiza justamente con lo dicho por el coronel, jefe de la seguridad presidencial, Carlos Alberto Feria Buitrago, en acuerdo previo y necesario con el que se le comunicó a la ciudadana la realización de la prueba. Esta situación implicó un desmedro en la voluntad de Marelbys Meza, pues con la necesidad de conservar su trabajo y demostrar su inocencia toleró acudir a esta convocatoria”, dijo el fiscal.
Las pruebas de poligrafía fueron el comienzo de una asonada contra la niñera. Allí mismo le quitaron el celular, luego le interceptaron las comunicaciones, le hicieron allanamientos, la sentaron varias veces en la Sijín. Ni su vida personal quedó a salvo. Los policías de la Dijín engañaron fiscales, se inventaron informantes y adulteraron informes, una cadena de delitos que, según la Fiscalía, no tenían justificación.
El coronel Feria, el capitán Gómez y el intendente Sacristán no aceptaron cargos. Se declararon inocentes. La Fiscalía está convencida de conseguir ante un juez una condena contra los funcionarios que se atrevieron a utilizar el poder de sus cargos para un propósito particular, no de seguridad nacional, como en un comienzo, y tras la revelación de SEMANA, se advirtió.