Judicial
Escalofriante: “¿Si uno muere se condona la deuda con el Icetex?”. La última consulta en internet del joven de los Andes que se quitó la vida. Hay nuevas pruebas en el proceso
SEMANA accedió a pruebas que evidencian el bullying y la presión económica que sufrió el estudiante de Los Andes Sebastián Castellanos antes de quitarse la vida. El testimonio de una compañera es crucial.
Una exhaustiva investigación ha venido avanzando alrededor de los hechos que rodearon la muerte del estudiante de la Universidad de los Andes Sebastián Castellanos quien, tal como denunció SEMANA, estaba siendo víctima de matoneo, y su sueño de ser profesional se convirtió en una deuda impagable. Los detalles son demoledores.
Antes de tomar la decisión de quitarse la vida, el joven realizó una búsqueda en su computador que deja en evidencia la presión económica: “Si uno muere, se condona la deuda en el Icetex”, se lee en la consulta que se transformó en sentencia. Además, entre las nuevas pruebas, una compañera de la universidad confirmó el matoneo que vivió Castellanos en el centro académico. La joven contó todo, nombres de docentes, actos, acoso y las circunstancias que rodearon la fatal decisión de quitarse la vida.
Todo empezó con un sueño; Sebastián era oriundo de Paipa, Boyacá; su familia no tenía los recursos para que estudiara en una de las universidades más prestigiosas del país, pero su capacidad académica le permitió acceder a una beca del Icetex a través del programa Generación E. Sin embargo, todo terminó mal. Desde hace varias semanas, un grupo de curtidos investigadores forenses ha revisado minuciosamente cada detalle y archivos de los equipos digitales que tenía el joven de 20 años en su poder: un computador, un iPad y un teléfono celular.
En medio de las pesquisas a esos aparatos, aparecieron los primeros hallazgos que confirman los motivos del desenlace fatal. Felipe Alzate, el abogado que lleva el caso de Castellanos, le confirmó a SEMANA la última búsqueda que hizo Sebastián en su computador antes de quitarse la vida, sobre la condonación de la deuda en el Icetex si el deudor fallecía.
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La empírica búsqueda de la respuesta en la página web del Instituto de Crédito Educativo, señala Alzate, pudo desencadenar el hecho: “Condonará las obligaciones de los beneficiarios en los siguientes eventos: por muerte del beneficiario, certificada mediante la presentación del registro civil de defunción en original o fotocopia auténtica”, se lee en la web.
La situación en la que se encontraba Sebastián era muy compleja. Su mamá y compañeros han advertido que académicamente no estaba rindiendo por la presión social en Los Andes. Eso terminó desencadenando en una preocupación enorme frente a la deuda que venía adquiriendo con el Icetex para seguir estudiando Medicina, una carrera que por semestre supera los 34 millones de pesos. Por los cuatro semestres que había cursado ya adeudaba cerca de 140 millones de pesos.
Sin embargo, la única forma para que le condonaran el 100 por ciento del crédito educativo era terminando la carrera, que en su situación no era fácil. Oliva Romero, madre de Castellanos, le contó a SEMANA que su hijo pensó en cambiar de universidad por el bullying que sufrió, y hasta tuvo que aplazar varios semestres para trabajar y mantenerse en la costosa universidad, situaciones que causaban la suspensión definitiva de la beca, quedando con la robusta deuda.
Sebastián se encontraba entre la espada y la pared, y en la última conversación que sostuvo con una amiga cercana, sacó a flote el difícil panorama que estaba enfrentando. SEMANA tuvo acceso a una entrevista de 42 minutos que entregó una estudiante de Medicina de Los Andes. Ese testimonio, que es crucial en la investigación, cuenta detalles fundamentales de todo lo que presuntamente sufrió.
Según cuenta, Sebastián manifestó que sentía que no podía más y que se le habían acumulado muchas cosas. Ese mensaje lo tomaron como una alerta de suicidio que finalmente se cumplió. Un día después, el director de pregrado, Diego Vivas, envió un correo electrónico lamentando la muerte del joven.
En la narración hay un hecho que no pasa por alto. Antes de que sucediera el fatídico desenlace, la estudiante explicó que “para final de semestre les llegó un correo de profesores de cuarto semestre: Olga Sarmiento, el doctor Jhon Mario, Ricardo Peña, Diana Cañón; a algunos de tercero también les llegó. Con copia a Diego Vivas y Natalia Mejía (decana de Medicina). El correo decía que los profesores eran unos vagos, que se la pasaban repitiendo parciales, y eso era un fraude. Era un semestre donde se hacía fraude a niveles descarados”.
No se sabe quién fue el autor del correo, pero en los pasillos de Los Andes se empezó a rumorar que Sebastián era el responsable. La ola de odio en su contra creció como espuma, los parciales difíciles se volvieron imposibles, el ambiente se volvió pesado académica y socialmente, contó la testigo en el video.
Pero su testimonio fue más allá y advirtió que “la mamá me contó que Sebastián sufrió bullying de la profesora de Patología, Diana Cañón. Es una profesora hecha a la antigua, me refiero a punta de maltrato. Humilla a los estudiantes, les dice brutos, vagos, ineptos, incompetentes. Los grita, los trata mal, los agrede. Yo fui agredida físicamente por ella; me sacó a empujones del salón y me rasguñó, simplemente porque no recordaba mi cara”.
La estudiante reconfirmó que la profesora Cañón le manifestó a Sebastián que “es muy fácil acabar con usted”, después de que lo corchó con una serie de preguntas, al parecer pensando que el joven Castellanos era el autor del correo.
Por si fuera poco, hay un documento escrito de puño y letra de su mamá, Oliva Romero, en el que describe el acoso de profesores y alumnos, uno a uno, con su respectivo nombre y acciones. SEMANA tuvo acceso a la historia clínica del joven de 20 años, quien terminó hospitalizado en abril de 2023, en la Clínica Montserrat. En ese documento registraron que venía presentando depresión, déficit de atención e ideas de muerte. Hasta el momento, desde Los Andes no han dado ninguna respuesta sobre la atención que le brindaron a la salud mental de Sebastián.
De hecho, la joven que brindó su testimonio en este caso alertó que “hay estudiantes con depresión, ansiedad y hasta pensamientos suicidas, y la universidad se lo toma como normal, porque la carrera es pesada”. La defensa de la familia de Castellanos radicó desde el pasado 9 de agosto un derecho de petición a la rectora de la universidad, Raquel Bernal, para saber cómo iba académicamente, cuál fue el acompañamiento que le brindaron psicológicamente, si se reportó algún caso de maltrato en su contra, pero, hasta el momento, no han tenido ninguna respuesta.
Felipe Alzate, abogado de la familia, indicó que “fue la crónica de una muerte anunciada. Hemos podido evidenciar que él buscó ayuda en múltiples ocasiones, que terceros e instituciones conocían de la situación e hicieron muy poco. La lamentable decisión que tomó fue el resultado de varios factores: perder la beca, el rechazo de compañeros y profesores, y los actos de discriminación por sus diferencias socioeconómicas”.
El caso de Sebastián Castellanos está bajo la mirada de las autoridades. Se encuentra abierto en el SPOA, donde se registra que lo lleva el fiscal 34 seccional de la Dirección de Bolívar, en Cartagena, ciudad donde finalmente el mejor Icfes de Boyacá decidió acabar con su vida. Ahora se necesitan responsables y respuestas.