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Esta es la extravagante confesión de Jenny Ambuila en Estados Unidos: “Estaba muy deprimida y quería el Lamborghini, me salvaron la vida”
SEMANA revela un explosivo documento con las declaraciones de Jenny Ambuila a la justicia de Estados Unidos y los seguimientos a las inexplicables y millonarias transacciones que hacía con sus padres.
Estaba muy deprimida en ese momento y quería el Lamborghini, me salvaron la vida (...) mis padres van a la iglesia todas las semanas y son supersantos (...) en Miami se necesita demostrar que tienes dinero para ganar dinero”, estos son solo algunos detalles de las sorprendentes declaraciones que dio ante la justicia estadounidense la joven Jenny Ambuila, conocida por jactarse en las redes sociales con derroches, extravagancias, gastos millonarios y hasta lujosos carros como Lamborghinis y Porsches, todo, al parecer, fruto de una gigantesca operación de lavado de activos.
Fue esa opulencia la que puso la mirada de las autoridades de Estados Unidos en la familia Ambuila, y hoy Ómar, su papá, un exfuncionario de la Dian que tenía un cargo medio, resultó manejando cientos de millones de pesos y está a un paso de la extradición. Jenny y su mamá, Elba Chará, también están siendo procesadas por la justicia colombiana.
SEMANA revela en exclusiva un documento confidencial del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que muestra el detalle, día tras día, de la manera como agentes de ese país le seguían el rastro a la joven Ambuila, quien residía y estudiaba en una prestigiosa y costosa universidad de ese país y llevaba una vida de millonaria.
El documento de más de 100 páginas, rotulado como “caso legal sensible del Departamento de Seguridad Nacional” y que claramente advierte que es un informe exclusivo de uso oficial para la investigación, ya forma parte de los expedientes que hoy tienen a la familia Ambuila contra las cuerdas y en la mira de la justicia de Colombia y de Estados Unidos.
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El documento inicia con una revelación. A Jenny Ambuila la justicia le registró su casa en Miami por orden de un juez, y los agentes especiales Ross Spencer y Deven Williams le tomaron la explosiva declaración, que más parecía una confesión en la que relataba todos los lujos y extravagancias que la familia no tenía cómo soportar con ingresos legales.
Los primeros cuestionamientos de los agentes estadounidenses fueron justamente por lo evidente: ¿de dónde sacó la plata para comprar los lujosos carros? La respuesta resultó sorprendente: “Estaba muy deprimida en ese momento y quería el Lamborghini; por eso mis padres me compraron el auto como regalo de cumpleaños”.
El rastreo del Departamento del Tesoro señala que este carro, que costó cerca de 300.000 dólares, “provino de la venta de una casa, ubicada en el barrio Ciudad Jardín de Cali, realizada por su padre, quien transfirió 1.000 millones de pesos colombianos al concesionario Lamborghini desde una compañía colombiana propiedad de su primo. Además, se pagó un depósito de otros 20.000 dólares con una transferencia bancaria hecha por su madre”.
Pero este no era el único vehículo de lujo. La joven, en su vida de millonaria en Estados Unidos, también tenía parqueado un Porsche sobre el cual dijo en su declaración que lo compró modelo 2017 “con dinero que su padre le envió. Esta transacción se hizo cambiando otro carro de la misma marca, pero modelo 2013; el resto de dinero se pagó en efectivo con la venta de un BMW en Colombia”. El documento reservado deja claro que los vehículos están a nombre de Jenny Ambuila, pero no los pagó con su dinero.
En otra parte de la declaración que dio ante los agentes especiales, la joven reconoció: “Mi papá me dijo que necesitaba conseguir trabajo y me aconsejó que no comprara el Lamborghini, él hubiera preferido que invirtiera el dinero, pero yo le dije que quería el Lamborghini porque quería vivir la experiencia. Le expliqué que en Miami se necesita demostrar que tienes dinero para ganar dinero”.
Llama la atención que en su declaración, que más parece una confesión, la joven dijo que los ingresos de su papá eran de cerca de 5.000 dólares mensuales, por lo cual no tiene ninguna explicación que sea el mismo monto del canon de arrendamiento de su vivienda en Estados Unidos. “Los padres de la señorita Ambuila pagan 5.000 (dólares) mensuales por concepto del arriendo en un condominio, ubicado en Trump Royale. Transfieren el dinero a la cuenta de la señorita Ambuila en el Chase Bank, y ella paga el arriendo en cheque o en forma electrónica”, señala el informe confidencial.
Y es que claramente las cuentas están lejos de cuadrar. Así lo describe el informe construido por las autoridades norteamericanas, que está en poder de SEMANA, en el cual se lee que “cuando se le preguntó cómo su padre podía comprarle un automóvil de 300.000 dólares con un salario de 5.000 al mes, la señorita Ambuila dijo que le debe dinero a su primo (sic), que ha prestado dinero al banco y agregó que sus padres no han hecho nada malo, que ni siquiera beben licor, que van a la iglesia todas las semanas y son supersantos”. Y es que pareciera evidente que los Ambuila han tratado, de manera casi que inexplicable o inocente, burlar a las autoridades del Tesoro de Estados Unidos, tal como lo narra un episodio que se dio al regreso de la joven de unas vacaciones en Cali, cuando trató de meter a escondidas un dinero sin reportar por el aeropuerto.
“La señorita Ambuila regresó a los Estados Unidos procedente de Colombia, al ingresar declaró que tenía un total de 7.000 dólares. Sin embargo, cuando la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (U. S. Customs and Border Protection, CBP) le preguntó durante una evaluación secundaria, se descubrió que llevaba 12.500 dólares”, se lee en el documento.
Esta cifra, en lugar de aclarar, dejó más dudas a los funcionarios de aduanas. “Explicó la diferencia como producto de un error que sus padres le habían dado una suma y no la había contado, por tanto, no sabía cuánto tenía. Una vez en los Estados Unidos, depositó alrededor de 9.000 dólares en el Chase Bank y se quedó con los restantes 3.500”.
Los lujos por los que la familia Ambuila se hizo célebre en Colombia y que Jenny exponía en sus redes sociales como la estrafalaria vida de una celebridad también llamaron la atención del agente especial Spencer en los Estados Unidos, quien le cuestionó por este tema. “Explicó que algunas veces cambia sus cuentas de Instagram y Facebook de públicas a privadas porque hay ciertas personas en Colombia que podrían ver que tiene plata y podrían perseguir a su familia o a ella para pedir rescate. Según dijo, su papá le ha dicho que necesita tener cuidado con las redes sociales porque la gente en Colombia podría tener envidia por su riqueza”, fue el resumen que dio el agente Spencer.
Pero los millonarios e inexplicables gastos de los Ambuila en Estados Unidos no solo eran para lujos y excentricidades, también pagaron costosísimas universidades para Jenny, quien, según el documento, se graduó de Finanzas y Mercadeo en University of Miami, asistió a University of South Florida y recibió un curso de verano en Harvard.
La trazabilidad financiera la tiene muy clara el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, que discrimina en una tabla todas las transacciones y advierte que “desde el 19 de julio de 2014 hasta el 6 de enero de 2017, la cuenta de Jenny en la universidad (University of Miami-matrícula/gastos) recibió 17 pagos con tarjetas de crédito y pagos electrónicos que ascienden a un total de 145.548,09 dólares”.
Jenny Ambuila era seguida tan de cerca por las autoridades de Estados Unidos, que fue abordada nuevamente en el Aeropuerto Internacional de Miami, cuando iba a tomar un vuelo de regreso a Cali, en esta declaración incluso puso sobre la mesa su interés de posar como empresaria y poner una gran heladería en ese país.
“Se observó a Ambuila abordando el avión AV 39 con destino a Cali. Señaló que es estudiante de la Universidad de Miami, residente en Trump Royale Sunny lsles y que ella y su madre eran propietarias de Nelato, una tienda de helados en Colombia, y que estaban abriendo un nuevo local en Wynwood, Miami. Señaló que la tienda en Cali genera alrededor de 20.000 dólares al mes en ventas; su madre es abogada y su padre es de la aduana (Dian)”, reseñaron las autoridades.
Sobre el negocio de helados se volvió a referir nuevamente cuando regresó a Estados Unidos y otra vez fue requerida por las autoridades. En esta ocasión entró con 7.000 dólares en efectivo, contó de los estudios que había realizado en universidades de ese país, pero que de acuerdo con las normas migratorias le exigían un empleo o montar un negocio para mantener su residencia. Por ese motivo, respondió a los agentes que prefería abrir una tienda de helados en el barrio Wynwood, pero la respuesta siguiente los dejó desconcertados, pues dijo que no tenía ni idea cuánto costaría el arriendo y el montaje del negocio. Sin embargo, aclaró que iba a recibir un préstamo de 50.000 dólares en Colombia.
En una de las inspecciones de los agentes especiales, estaba en la casa Elba Chará, mamá de Jenny, quien también declaró, eso sí, con la advertencia de los agentes, de que entregar información falsa o engañosa era un delito federal. Dijo que “ni ella, ni nadie de su familia tenían nada que ocultar, que era cristiana y no una delincuente”. Además, explicó que había sido abogada durante 30 años, que tenía negocios de bienes raíces, la famosa heladería y, nuevamente, que su esposo trabajaba en la Dian.
Incluso habló de otras fuentes de financiación heredadas, “explicó que se ganó el derecho a vivir con un buen estilo de vida luego de pasar años trabajando muy duro. Dijo que tenía otras fuentes de financiación porque su padre había sido asesinado y heredó los derechos a una plantación de café y varias minas de oro”.En esa misma entrevista intervino Jenny para justificar, muy a su modo, la compra del Lamborghini. “Lo compraron porque en realidad lo necesitaba, estaba deprimida, y me salvaron la vida”, a lo que agregó, haciendo referencia a Ómar, su papá, que “todavía estaba trabajando, porque tengo gustos muy costosos y él quiere que yo tenga una vida grandiosa como la que él no pudo disfrutar”. Incluso, dijo que los señalamientos contra su padre eran porque él trabajaba en un puerto y lo estaba “limpiando”.
Sin embargo, a lo largo del documento, se lee de forma reiterada en referencia a Ómar Ambuila que “el señor solicita sobornos para ejercer influencias en actos oficiales, que implican el hecho de permitir que cargas comerciales en contenedores evadan los aranceles de importación de la aduana colombiana. Luego lava las ganancias producto de la corrupción en los Estados Unidos”.“Estos contenedores transportan varios tipos de mercancías: licor, ropa, dispositivos electrónicos, joyería, que por lo general están mal etiquetados y subvalorados en la documentación pertinente. Se les permite pasar por la aduana debido a los sobornos pagados a Ambuila y sus socios”, se lee en el documento.
Ómar Ambuila, al igual que su hija, también trató de meter dinero en efectivo a escondidas por el aeropuerto de Miami. En esa ocasión viajaron en familia y él reportó el ingreso de 10.000 dólares. El área judicial lo escoltó y encontró que llevaba en realidad más de 20.000. Su excusa, que no dejó nada conformes a las autoridades, fue similar a las de su hija en ocasiones anteriores, como si se tratara de monedas, dijo que “se le había olvidado que su hija portaba divisas que le fueron entregadas por él y su tío”.
En el indictment con el que se solicita la extradición de Ómar Ambuila, que ya cuenta con el respaldo de la Procuraduría, se le acusa claramente por lavado de activos, pero también se hace referencia a una cómplice que, aunque no se señala con nombre propio por la reserva, todo indica que sería una persona cercana a él. Jenny fue detenida en Colombia, pero ahora se encuentra en libertad, al igual que su mamá, Elba Chará. Las dos están en pleno juicio por lavado de activos, contrabando y concierto para delinquir.