Justicia
Estas son las pistas desconocidas del crimen del director de La Modelo. Nadie se explica por qué no tenía seguridad
El vil homicidio del director de la cárcel La Modelo en Bogotá dejó mal parado al Estado, que no le garantizó la vida pese a las amenazas de muerte. Los caciques de las bandas criminales están molestos porque consideran que les hicieron trampa con el proyecto de la paz total. ¿Se trata de una venganza?
Después de las cinco de la tarde del pasado jueves 16 de mayo, el horror se apoderó de la carrera 30 con calle 80. En el sector, dos sicarios que se movilizaban en una moto de mediano cilindraje ejecutaron el terrible caso de sicariato dirigido al coronel en retiro Élmer Fernández, director de la cárcel La Modelo de Bogotá. El funcionario había salido del centro penitenciario tomando camino hacia su casa.
Se montó en el vehículo que le había asignado el Inpec, junto con su conductor y el subdirector de la cárcel. Los tres iban en el vehículo de propiedad del Estado, el cual no tenía blindaje, condición que fue aprovechada por los sicarios.
El inicio del recorrido y gran parte del él se dio con normalidad, incluso, el subdirector de la cárcel, que viajaba con Fernández, se bajó unas cuadras antes para irse en TransMilenio. Se quedó a la altura de la calle 63 con carrera 30, mientras que Élmer y su conductor continuaron la marcha hacia el norte de la ciudad. Al llegar a la altura de la 30 con 80, se dio el terrorífico evento.
El director de la cárcel, que viajaba como copiloto en la camioneta Nissan de placas OLM 121, fue baleado. Los sicarios lo abordaron por el lado derecho teniendo claro que ahí iba el funcionario encargado de mantener en orden a miles de presos de alta peligrosidad que se encuentran en La Modelo.
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Fue un solo disparo. La bala que salió de la pistola 9 mm del sicario rompió el cristal de la ventana, impactó a Fernández, quien se desgonzó tras recibir el balazo y murió sentado dentro del vehículo.
La versión del conductor
Al llegar la Fiscalía a la escena del crimen, el principal testigo de los hechos, el conductor de Fernández, fue apartado y montado en una camioneta del CTI para que brindara su versión de lo ocurrido. Dentro de lo que les dijo a los investigadores, que tomaron atenta nota de lo que él iba narrando, se encontraron con varios detalles.
De acuerdo con el dragoneante, que servía como conductor del director de La Modelo, se estaban movilizando con normalidad, nada fuera de lo común. No se había presentado ningún contratiempo, ni siquiera en el momento en que se bajó del carro en la calle 63 el subdirector de la cárcel, el coronel en retiro Óscar Tovar Moreno, quien luego del crimen presentó su carta de renuncia irrevocable. El conductor del coronel Fernández reveló que en el momento del ataque al sicario se le trabó el arma de fuego y por eso solo disparó una vez. Además, le detalló a la Fiscalía que la pistola tenía silenciador, versión que ahora es parte de la investigación y entra en fase de corroboración.
“Fue por retaliación”
El ministro de Justicia, Néstor Osuna, señaló en unas primeras declaraciones luego del crimen que este se había dado como retaliación por los operativos que viene haciendo el Inpec contra los grupos criminales y los caciques de las más temidas bandas del país, que siguen ordenando desde las prisiones secuestros, homicidios y extorsiones. Como se recordará, el Inpec ha adelantado una ofensiva de aislamiento y requisas, llamada Operación Dominó, a los cabecillas de la temida banda la Inmaculada, de Tuluá; del Negro Over, de los Costeños en Atlántico; y Satanás, del Tren de Aragua, entre otros.
Sin embargo, un día después, el ministro sorprendió con otra declaración. Posiblemente, el crimen del director de La Modelo no estaría relacionado con las amenazas y recordó que el ex comisionado para la paz Danilo Rueda había sostenido conversaciones con la Inmaculada de Pipe Tuluá, en las que, al parecer, se le habrían ofrecido beneficios jurídicos a cambio de frenar sus actuaciones criminales.
Diálogos que fracasaron, según el mismo ministro Osuna, quien señaló que con la llegada del comisionado Otty Patiño y la salida de Rueda se encontró que la Inmaculada no tenía intenciones de abandonar sus actividades delincuenciales, por lo que se optó por no avanzar en lo que había dejado el comisionado Rueda, hombre de confianza del presidente Gustavo Petro y a quien puso a liderar el proyecto de paz total en sus inicios.
Desde meses atrás, y así lo había documentado SEMANA, diferentes sindicatos del Inpec venían denunciando que los cabecillas de las organizaciones criminales se sentían traicionados por el proyecto de paz total del Gobierno y habían emprendido un plan criminal contra los funcionarios del instituto de prisiones.
De acuerdo con guardianes del Inpec, que han hablado con criminales de la Inmaculada, el entonces comisionado Rueda les habría prometido más de lo que podría darles. Rueda, señalan, llegó a los centros de reclusión y les habría asegurado mejores condiciones en los pabellones, participación en mesas de paz, beneficios por sentarse a dialogar y hasta la posibilidad de salir en libertad.
“No hay voluntad real de sometimiento a la justicia por parte de esta estructura”, dijo el ministro Osuna al referirse a la situación actual de la Inmaculada y al argumento para no seguir con los diálogos pese a las promesas hechas por Rueda. Esta condición del hasta ahora polémico proyecto de paz total con dichas estructuras de alto impacto y las promesas incumplidas podrían ser el origen de la estela de violencia contra funcionarios del Inpec.
Las amenazas
El coronel (r) Fernández llevaba poco tiempo en el cargo, había asumido funciones el pasado 4 de abril y ya había ordenado las primeras medidas. Requisas en el patio cuatro, donde se encuentra detenido alias Pedro Pluma, quien, al parecer, sería el responsable de las recientes amenazas.
A través de panfletos que hicieron circular en la cárcel, en uno de ellos apareció el siguiente mensaje: “De parte de Pedro Pluma, del pabellón 4to., para el director: si vuelve a meter una requisa para el patio, le mato a la familia”. Pese a dichas amenazas de muerte, ni el Gobierno, ni ninguna de sus dependencias, como la Unidad Nacional de Protección, le habían otorgado un esquema de seguridad al director de La Modelo.
Las entidades gubernamentales se han tirado la pelota, como se dice popularmente. El ministro Osuna aceptó que el coronel Fernández puso la denuncia en la Fiscalía, pero de allí en adelante todo se quedó en trámites.
“El procedimiento regular, usual, cuando cualquier persona tiene un problema de seguridad y solicita, tarda varias semanas. Es un procedimiento que, por la experiencia tan terrible que hemos vivido, nos indica que tendremos que aligerar”, dijo el ministro.
Alias Pedro Pluma, de acuerdo con el director del Inpec, el coronel Daniel Gutiérrez, tiene 16 ingresos a las cárceles, delitos por fuga de presos, porte de armas, está condenado a cinco años y lleva dos años en La Modelo.
“Continuamos haciendo operativos aleatorios en todas las cárceles del país y podemos decir que no tenemos un descontrol de las cárceles”, dijo el director del Inpec. Por su parte, Óscar Robayo, presidente de uno de los sindicatos del Inpec, clamó por un diálogo real con estas estructuras para que dejen de asesinar a los funcionarios del Inpec. “Hacemos un llamado al comisionado para la paz (Otty Patiño) a fin de que interceda”, dijo.
La crisis carcelaria no da espera, los criminales ahora son inmanejables aun estando encerrados. Amenazan, intimidan y asesinan si no se cumplen sus caprichos y, de fondo, está una lánguida promesa de “paz total”, que nunca fue clara ni para el país ni para los delincuentes.