investigación
Este es el impactante testimonio de la esposa del fallecido Jorge Enrique Pizano; se habla de un presunto soborno millonario
El infarto del controller Jorge Pizano, el envenenamiento accidental de su hijo Alejandro, testimonios de su esposa y empleada, un presunto soborno y una nota que parece póstuma, elementos clave en el caso.
“Él me decía que prefería morirse antes de que se lo llevaran preso”. Esta trascendental declaración la entregó Elvira Ponce de León, esposa del fallecido Jorge Pizano, exgerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá y excontroller del proyecto de la Ruta del Sol 2 con Odebrecht, en la investigación que la Fiscalía abrió después de la muerte de su hijo, Alejandro Pizano, y que está a punto de precluir.
La declaración no se puede desligar de la participación de Jorge Pizano, como gerente del Acueducto de Bogotá, según un documento de 77 páginas de la Fiscalía, en las presuntas irregularidades para la adjudicación del contrato de la planta de tratamiento de aguas de Tunjuelo-Canoas, por la que le habrían entregado dinero en efectivo.
En este contrato se habrían juntado las cabezas de los escándalos más grandes de corrupción en Colombia: el carrusel de la contratación en Bogotá y los sobornos electorales de Odebrecht.
Por estos hechos, Pizano fue investigado y citado a imputación de cargos por enriquecimiento ilícito y celebración indebida de contratos antes de su muerte por un infarto y la de su hijo, unos días después, al tomar el líquido contaminado de cianuro.
En su declaración, la señora Elvira les dijo a los investigadores que ese 11 de noviembre de 2018, cuando falleció su hijo, estaba en la finca de la familia y Alejandro tenía “muchas ilusiones” de mantener la propiedad, pese a la reciente pérdida de su papá.
“Alejandro empezó a decir que se iba a vestir como a su padre le gustaría que se vistiera un arquitecto, por lo que se puso unos zapatos y una camisa de él”, señala el testimonio de la señora Elvira.
Ese día, Alejandro estaba con su mamá y su hermana en la habitación de Pizano; el resto de la familia permanecía en el primer piso. Según la declaración, preguntó por una botella que estaba en la habitación y su madre respondió que eran las aguas de “Macas”, como le decía de cariño al excontroller. Acto seguido, Alejandro bebió de esa botella.
“La destapa y toma diciendo ‘qué es esta seba’, deja la botella y Juanita (su hermana) la pone en sus labios y siente que le quema. Mientras tanto, mi hijo baja diciendo ‘qué fue lo que me tomé’. Llega a la cocina, donde se encuentra su esposa, Eugenia, quien empieza a gritar”, dijo la señora Elvira en su declaración.
Los siguientes minutos fueron aterradores. Todos corren a auxiliar a Alejandro y los gritos alertan al mayordomo, quien se lo carga en el hombro, lo lleva hasta la camioneta y lo deja en el mismo puesto que, cuatro días antes, fue usado para llevar a Jorge Pizano hasta un hospital tras sufrir un infarto.
“Al escuchar los gritos, Juan, el mayordomo, sube corriendo, monta a Alejandro al hombro y lo lleva en la camioneta en el mismo lugar donde se llevó a Jorge. Mientras íbamos, llamó por radio para que en el centro de salud dispusieran todo para recibirlo”, señala la declaración.
Los testimonios forman parte integral de la solicitud de la Fiscalía para precluir la investigación por homicidio culposo que dejó como víctima a Alejandro Pizano luego de consumir de la botella de su padre contaminada con cianuro.
La nota póstuma
Según los informes de Medicina Legal, Pizano murió de un infarto, algo que nadie puede predecir, pero las indicaciones que dejó en un documento escrito en computador se leen como directrices de alguien que sabe de su próxima ausencia.
“En ese momento, vi en el piso una hoja tamaño carta escrita en computador, tenía un título de cosas por hacer (…). Le tomé una fotografía a ese documento y lo dejé en el escritorio, la botella con agua también y bajé a la cocina”, dice el revelador testimonio de la empleada doméstica de la familia Pizano.
La mujer explicó que, días después de la muerte de Jorge Pizano, llegó a la finca y, cuando entró a la habitación, observó la botella y una hoja en el piso que tenía como título “Tareas por hacer”, con instrucciones precisas, que más parece una nota póstuma.
El documento, en poder de SEMANA, señala que “hay que ir a Protección, la pensión, la beneficiaria es Inés Elvira; dentro de los folders, dentro de las cajas, hay un folder con todos los registros de matrimonio y de bautizos. Hay una carpeta transparente que dice pensión en Protección de Inés Elvira, es para hacer los trámites”.
Son 11 instrucciones, con teléfono de contador incluido, entre las que están: incorporar en una escritura obras que se hicieron en 1998 con ubicación de los planos; otras escrituras de unos lotes de su hijo Alejandro; pagar la administración de una propiedad en “Irotama reservado” y los salarios de “Arasely y Juan”, dos de los empleados.
Y un dato fundamental: “En el folder de Secretary Exchange Commision está el CD con las grabaciones, este folder está en mi escritorio. Las grabaciones las tiene en el FBI Jared Randa”, se lee.
En la declaración, la empleada asegura que estuvo a punto de tomar de la botella de agua, pues la vio casi completa. Pero lo pensó y desistió al continuar con sus actividades de limpieza. Eso probablemente salvó su vida.
“Yo cogí la botella, se veía que ya habían tomado agua, dos o tres sorbos; la tapa está abierta, pero puesta en la botella, pensé dentro de mí: ‘me la voy a tomar porque está casi entera’”.
El matrimonio corrupto
En poder de SEMANA está una resolución que advierte las medidas cautelares contra los implicados en el escándalo del proyecto Tunjuelo-Canoas, la planta de tratamiento de aguas residuales para Bogotá que terminó en otro multimillonario elefante blanco. En esa obra se combinó una fórmula nefasta: la suma de protagonistas de los escándalos de corrupción del carrusel de la contratación y de las millonarias coimas electorales de Odebrecht.
El documento, de 77 páginas, recuerda los peores años para la contratación en Bogotá. Aparecen los nombres de Manuel Sánchez, Emilio Tapia, Iván y Samuel Moreno, junto con quienes, 12 años después, se convirtieron en protagonistas del escándalo de Odebrecht: Luiz Antonio Bueno, Federico Gaviria y Orlando Fajardo Castillo.
Pizano estuvo de dos lados, el primero como gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá y luego como controller de la Ruta del Sol 2.
La Fiscalía explicó en el documento la participación de Pizano, como gerente del Acueducto, en las irregularidades identificadas. Al excontroller le habrían entregado dinero en efectivo por la adjudicación del millonario contrato.
Por estos hechos fue investigado y citado a imputación por enriquecimiento ilícito y celebración indebida de contratos, tal y como quedó en las declaraciones, cuando su familia advirtió que el anuncio de imputación de cargos le causó “desespero y ansiedad”.
“La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá entregó al Consorcio Canoas, como anticipo, el 20 % del valor del contrato, correspondiente a 48.000 millones de pesos, dinero consignado en la cuenta del Consorcio Norberto Odebrecht”, señala el documento.
En la investigación que adelantó la Fiscalía se explica cómo se repartieron las coimas entregadas por el Consorcio a partir de los anticipos que entregó el mismo Acueducto de Bogotá. Es decir, con el dinero de los contribuyentes se pagaron los sobornos.
El acuerdo criminal Odebrecht-carrusel de contratos incluyó un pago de 1.000 millones de pesos a los hermanos Samuel e Iván Moreno en cuatro partes iguales y envueltos en papel de color beige. El primero fue llevado a la casa paterna de los Moreno, la icónica vivienda que pertenecía al expresidente Gustavo Rojas Pinilla, en el sector de Teusaquillo.
“Andrés Cardona se encontró con Emilio Tapia, ingresaron por una puerta metálica y, sin dejar registro en el libro de minuta, entregó de manera directa al señor Iván Moreno la suma correspondiente a los 250 millones”, señala la resolución.
El próximo 25 de septiembre se tiene citada una audiencia para precluir la investigación por la muerte de Alejandro Pizano. La Fiscalía insistirá ante un juez en que la muerte fue consecuencia del consumo de la mezcla mortal de agua con cianuro que su propio padre dejó en la habitación, un error fatal e involuntario con un trágico resultado.