Judicial
Este es el verdadero Miguel Ángel del Río, un abogado polémico y protagonista en el Gobierno Petro y con trinchera en Twitter
Miguel Ángel del Río logró convertirse en uno de los abogados petristas más reconocidos. Hoy, los ojos del país están puestos sobre su papel en el escándalo por el polígrafo a Marelbys Meza y las chuzadas en las que estarían implicados varios policías que él defiende.
Antes de que el país conociera quién era Miguel Ángel del Río, este abogado barranquillero se mostró como un defensor de derechos humanos, pero ajeno a los encantos de la política, incluso dejó muy claro que no quería ser vinculado a ningún color ideológico. Pero el tiempo reveló su verdadera cara hasta convertirse, según algunos, en el defensor de confianza del petrismo y en una especie de abogado del régimen.
Desde hace unos años, la defensa de Del Río aparece como protagonista en los escándalos político-judiciales más notados del país, como el proceso por la compra de votos en la costa Caribe y la llamada Casa Blanca, donde saltó el nombre de la excongresista Aida Merlano; la investigación contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por la presunta presión a testigos; la denominada Ñeñepolítica; el feminicidio de la DJ Valentina Trespalacios y recientemente el escándalo revelado por SEMANA: las ‘chuzadas’ a Marelbys Meza y la muerte del coronel Óscar Dávila.
El abogado Del Río convirtió las redes sociales en su tarima de protesta y sin tapujos se enfrenta a la Fiscalía. En su cuenta en Twitter, el defensor lanza duros ataques contra el fiscal Francisco Barbosa, hasta el punto de desafiar, públicamente, a la justicia, por ejemplo, cuando hace unos días le advirtió al ente acusador que no asistiría a una diligencia de declaración en la investigación por la muerte del coronel Dávila, de quien alcanzó a ser su abogado durante algunas horas.
Aunque públicamente Del Río insiste en defender las causas sociales, afines al petrismo, personas cercanas a él, consultadas por SEMANA, insisten en que su aspiración profesional estaría en ser el jefe de la Fiscalía. Advierten incluso que aprovecha su trabajo como defensor del petrismo para abonar el terreno y ganarse un puesto en la terna que enviará el presidente Gustavo Petro a la Corte Suprema de Justicia. Francisco Barbosa termina su periodo en febrero de 2024, y Petro aseguró que la terna se conocerá en diciembre.
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Sin embargo, Del Río no cumple con los requisitos. Para empezar su tarjeta profesional de abogado es de 2011 y no tiene 15 años de experiencia.
Su candidatura, por así decirlo, ha sido promovida y apoyada por los seguidores más radicales del presidente Petro, todos mediante las redes sociales, como quedó demostrado en el incendiario y amenazante trino publicado a las 9:18 de la noche del viernes 7 de mayo de 2021:
“Lo voy a decir sin ambages: cuando se recupere en las urnas el poder que nos pertenece y se asuma el control democrático de las instituciones, vamos a ir detrás de las fieras que tanto horror sembraron para llevarlos ante la justicia. Se esconderán en las cuevas o en el exilio”.
El mismo Del Río ha manifestado públicamente que son pocos los encuentros con el presidente Petro; sin embargo, en la pasada campaña por la presidencia fue visto en distintos actos y reuniones mientras promovía la campaña del Pacto Histórico no solo en Bogotá, sino en distintas regiones del país.
Su afición a la política le obligó dejar a un lado su rol de abogado y buscó convertirse en la cabeza de lista del Pacto Histórico para la Cámara de Representantes en Atlántico. Pero, por decisiones internas, el nombre que apareció en la primera casilla fue el del actor y presentador Agmeth Escaf, quien tenía una amistad con Verónica Alcocer, primera dama de la nación.
Esta decisión generó una notable y pública molestia del abogado, que utilizó sus redes sociales para desahogarse y cuestionar la lista que fue hecha por el mismo Pacto Histórico. Ya con su nombre fuera de la competencia por llegar al Congreso, a Del Río le dan una nueva misión. En plena campaña, el entonces candidato Petro lo designó como un “zar anticorrupción” para blindar de dineros y personas “dudosas” la contienda electoral en la costa caribe.
Lo extraño es que nunca reportó nada públicamente acerca de lo que hoy investiga la Fiscalía: la posible entrada de dineros sucios y los presuntos nexos de Nicolás Petro con el exnarcotraficante conocido con el alias del Hombre Marlboro y con el hijo del polémico Turco Hilsaca. Entre los dos habrían aportado alrededor de 1.000 millones de pesos, cifra que el hijo del presidente se habría apropiado, según la denuncia de Day Vásquez, su exesposa.
Como es habitual, Petro utilizó su cuenta de Twitter para anunciar el 23 de abril de 2022, con bombos y platillos, que había designado a Del Río para que “construya el equipo” que “procesará judicialmente a todos los compradores de votos en el Caribe”, para lo cual le pidió a sus seguidores realizar todas las denuncias. “Que sepan que no van a poder”.
El nuevo encargo del petrismo a Del Río incluyó trabajar con Nicolás Petro. Los dos tenían una estrecha amistad, una “amalgama” contra la corrupción, pero la estrategia y la amistad terminó mal. Mientras Nicolás apoyó a Escaf, se distanció del abogado Del Río.
Evidentemente, quedó demostrado que los filtros y el “blindaje” que se dispuso por el hoy presidente Gustavo Petro y en nombre de Miguel Ángel del Río habrían fallado. Los dineros y personajes que tanto criticaron en campaña finalmente habrían llegado a la misma. La realidad y certeza de las declaraciones de Day Vásquez son materia de investigación.
Antes de navegar por el derecho estuvo vinculado a una importante aerolínea en el país: fue auxiliar de vuelo. Sin embargo, fue cuando asumió la representación de víctimas, en el sonado caso de la Ñeñepolítica donde su nombre saltó a los reflectores.
Era frecuente verlo haciendo graves denuncias sobre este proceso y solicitando a la justicia investigar la entrada de dineros irregulares a la campaña del entonces presidente Iván Duque. En ese momento, Del Río insistió en que no tenía ningún interés político, que su único objetivo era que la justicia actuara en derecho, pero con el paso del tiempo su arremetida en redes sociales contra sectores políticos distintos lo acercaron al petrismo.
Del Río, con el cambio de Gobierno, aterrizó en el proceso que dejó condenada a la excongresista Aida Merlano. El abogado desempeñó un papel fundamental para lograr lo que se creía casi imposible: que Merlano regresara al país. Hizo todas las gestiones, incluso llegar a Venezuela, para que la excongresista atendiera la justicia de Colombia.
Merlano llegó a Colombia como una rockstar, en avión privado, con prendas de lujo y un recibimiento mediático sin precedentes para un extraditado. Hasta tuvo la oportunidad de dar una rueda de prensa escoltada por la entonces directora de la Dijín, que le cargó su costosa cartera mientras la condenada excongresista se despachó frente a los micrófonos.
En los últimos días, Del Río logró que trasladaran a Merlano del Buen Pastor en Bogotá a una guarnición militar en el Atlántico, su tierra natal, justo en pleno año electoral.
Pero la Ñeñepolítica y Aida Merlano no son los únicos procesos mediáticos en los que el abogado supo colarse. También apareció como representante de víctimas en el llamado caso Uribe, las supuestas presiones a testigos que llevaron al expresidente a la detención domiciliaria. Del Río se convirtió en el abogado de Deyanira Gómez, la excompañera sentimental del polémico testigo Juan Guillermo Monsalve.
Lo mediático de un caso parece enamorar al abogado. Incluso se convirtió en defensor de los familiares de la DJ Valentina Trespalacios, cuyo cuerpo apareció en una maleta en un contenedor de basuras en Fontibón. Este proceso llamó la atención de todos los medios de comunicación del mundo, teniendo en cuenta que el asesino, según la defensa de la víctima, fue su pareja, un ciudadano estadounidense identificado como John Poulos.
Del Río también apareció en el escándalo que generó una profunda crisis en el Gobierno Petro. Se trata de las graves denuncias que hizo Marelbys Meza, la niñera de la entonces jefa de gabinete del Gobierno; específicamente, de la poligrafía y las interceptaciones ilegales que, de acuerdo con la Fiscalía, se hicieron con el objetivo de recuperar una suma indeterminada de dinero hurtado, aún por definir, en el apartamento de Sarabia, quien recientemente presentó una nueva versión sobre lo que se extravió.
En medio de todas estas investigaciones, apareció sin vida, según la Fiscalía, por suicidio, el coronel Óscar Dávila, jefe de la oficina de Anticipación de la Presidencia. Del Río terminó contando que estuvo hablando con la víctima y que le entregó 50 millones de pesos en efectivo para su defensa. Ahora, el mismo abogado pidió a la Fiscalía que investigue una inducción al suicidio.