Justicia
Exclusivo: habla el soldado Cristian Saavedra, acusado de matar a Julianita, una mujer trans, luego de que se volaran un retén. “Soy inocente”, afirma
El soldado Cristian Saavedra, acusado de asesinar a la mujer trans Juliana Giraldo, habla por primera vez. Está a punto de ser condenado, pero afirma que es inocente y que tiene pruebas para demostrarlo.
El país recuerda con claridad el homicidio de Julianita en el municipio de Miranda, Cauca, hace ya más de tres años, cuando se volaron un retén militar. Los gritos, lágrimas y sollozos de Francisco Larrañaga, quien era su pareja, siguen retumbando. “Me la mataron, me la mataron, mataron a Julianita”, repetía una y otra vez. En ese momento toda la responsabilidad apuntó al soldado Cristian Saavedra, quien abrió fuego contra el vehículo. Desde entonces está en juicio y a punto de ser condenado. Saavedra decidió hablar por primera vez con un medio de comunicación. Contó lo que ha vivido desde que fue capturado, afirma que es inocente, y sostiene la tesis que Julianita, la mujer trans de la tragedia, ya venía muerta en el vehículo.
SEMANA: Arranca el juicio por el asesinato de Juliana, la mujer trans que falleció luego de volarse un retén. Usted es el único acusado. ¿Cómo vive esta situación?
C.S.: Creo que en este país la justicia se ha convertido en un limbo donde, sin pruebas, culpan las personas, y, en realidad, uno ve a los verdaderos criminales haciendo la de ellos, burlando la autoridad.
SEMANA: ¿Quién es usted? Está imputado por este crimen, pero no se sabe nada acerca de su vida.
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C.S.: Soy un ciudadano colombiano que por la ley me fui al servicio militar, a prestar servicio como soldado regular; ya cumpliendo el tiempo, a escasos 20 días de irme de baja, resulté involucrado en este lamentable hecho en el que la justicia me ha querido hacer ver como un criminal, pero soy un campesino que solo estaba cumpliendo un servicio a la patria.
SEMANA: Usted es joven y se expone a una sentencia de hasta 50 años de cárcel. ¿Cómo asume esta situación?
C.S.: Me están juzgando sin un argumento probatorio, pero sé que la voluntad de Dios es perfecta y no seré vencido en juicio. Esto se esclarecerá confiando en la sabiduría del juez, que no se dejará engañar ni por la fiscal ni por el balístico, que ha sido mentiroso.
SEMANA: Nunca ha hablado en medios de lo que pasó, ¿por qué decide hacerlo ahora?
C.S.: He tratado de confiar en la justicia, pero después de tres años me di cuenta de que me estoy convirtiendo en un falso positivo para la justicia. Por eso lo hago.
SEMANA: ¿Cuál es su versión de lo que pasó?
C.S.: Mi única versión es que en ese vehículo se transportaba una persona muerta y por eso hicieron caso omiso a la orden del pare.
SEMANA: ¿Pero la Fiscalía afirma que usted termina disparando y causando la muerte de Juliana?
C.S.: En ningún momento le causé la muerte a ninguna persona. Nuestra reacción fue detener el vehículo para su revisión, pero el vehículo me arrolló para pasar por encima de mi integridad física; me pudo matar, pero no lo logró. Para la fiscal Yira Johana Bolaños, la vida de un soldado no tiene ningún valor.
SEMANA: ¿Usted era consciente de que disparar a un carro en movimiento era un riesgo y podría resultar alguien herido o incluso muerto, como ocurrió con Juliana?
C.S.: Sí, soy consciente de eso, pero hasta el momento no se ha comprobado que yo disparé contra la integridad de esa persona, ni tampoco otro miembro del Ejército, porque ese disparo no corresponde con las características de un tiro de fusil que todo el mundo, y más los peritos balísticos, saben que tiene efectos devastadores en el cráneo.
SEMANA: La entonces pareja de Juliana los acusaba y, entre sollozos, aseguraba que los militares del retén la mataron. ¿Qué tiene que decir al respecto?
C.S.: Primero que todo, el señor Francisco, ¿por qué razón aseguraba que estaba muerta? ¿Y por qué también nos impidió verificar el estado de esa persona, ya que nosotros contamos con personal especializado en primeros auxilios? Por el contrario, el señor Francisco no lo permitió y solo se dedicó a gritar que le ayudaran a hacer el video viral, mas nunca pidió la ayuda para la víctima. Extrañamente, le importó más hacerse famoso que ayudar a su pareja. Hoy es claro que él y sus acompañantes, todos, tenían antecedentes delictivos. La fiscal Yira Johanna Bolaños desvía la investigación para dirigirla en mi contra valiéndose de un perito malicioso.
SEMANA: ¿Qué sintió cuando llegan al carro y encuentran muerta a Juliana?
SEMANA: ¿Conocía a Juliana o a sus acompañantes o había una orden de detener un carro con esas características?
C.S.: No los conocía, pero había orden de detener un carro de las mismas características porque al parecer se transportaban artefactos explosivos por datos suministrados por inteligencia y también por orden del comandante de batallón.
SEMANA: ¿Se trató de un crimen de género? ¿Usted tiene algo en contra de la población LGBTI?
C.S.: No tengo nada en contra de ninguna comunidad LGBTI, no tenía conocimiento de que en el vehículo se movilizaba una persona de dicha comunidad, es que no se veía porque la traían acostada y no bajaron los vidrios, que eran polarizados. Incluso el señor Larrañaga me dijo que venían fumando marihuana antes de atropellarme.
SEMANA: ¿Usted trató de quitarse la vida, de suicidarse?
C.S.: Soy un campesino, tengo 23 años, tres de ellos preso injustamente. Nunca he tenido problemas. Cuando escuché a Francisco Larrañaga acusándome y juzgándome sentí mucho desespero, hasta pensé en quitarme la vida, ya que fue un momento muy confuso para mí.
SEMANA: La Fiscalía dice que usted es el responsable, pero la tesis de su defensa, con estudios forenses, ha planteado que ella podía ir muerta en el carro. Cuéntenos esa versión…
C.S.: La fiscal Bolaños lleva tres años tratando de demostrar mi culpabilidad, pero ha fracasado porque no hay una prueba contundente. Incluso ha usado la trampa en el proceso, pues en menos de un mes devolvió el carro involucrado en los hechos a la madre de Larrañaga de manera directa y sin permiso del juez de Control de Garantías. Cuando mis abogados le pidieron el carro, la fiscal se negó a que se lo entregaran, impidiendo que se hiciera la prueba de balística, con el pretexto que la Fiscalía no sabía dónde estaba, pero cuando mi defensor interrogó al señor Francisco este confesó que lo tenía en su poder. Y si era testigo de la fiscal, pues esta funcionaria tenía necesariamente que saber dónde estaba el carro y estaba obligada a prestarlo a la defensa y no lo hizo. La fiscal ha abusado de su poder.
SEMANA: ¿Qué órdenes tenían usted y sus compañeros? ¿Por qué abrió fuego?
C.S.: La orden era detener los vehículos que se transportaran por dicho lugar y que tuvieran esas características. Le hicimos las señales, pero ese vehículo me arrolló para matarme, al final jamás se supo qué más ilícitos transportaban además del cuerpo, porque los indígenas lo impidieron. Incluso movieron el cuerpo, que aparece sentado cuando venía acostado, por eso los que venían atrás tenían sangre en las piernas, como se ve en los videos.
SEMANA: ¿Qué le dice a la mamá y a la familia de Juliana por este hecho?
SEMANA: ¿Cómo está su familia?
C.S.: Mi familia se encuentra muy afectada por la negligencia y la falta de justicia en este país. La fiscal solo quiere condenarme y salir rápido del proceso con una prueba técnica, el dictamen falso del perito Eduar René Gracia, pero que otros peritos de la misma Fiscalía lo contradicen y desmienten. Es que incluso encontraron anillo de ahumamiento, lo que indica que el disparo fue propinado a contacto y no tiene ninguna característica similar a las que deja un tiro de fusil como el que usamos los miembros del Ejército.