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La herencia maldita de Pablo Escobar: su hija Juana Manuela Marroquín tendrá que pagar los impuestos de los bienes que le dejó el capo. Esta es la historia
SEMANA revela en exclusiva el fallo que obliga a la hija del jefe del Cartel de Medellín a pagar sus impuestos en Colombia por los edificios Mónaco y Dallas, emblemáticos en tiempos de guerra entre los narcos.
Hace diez años reapareció, de forma sigilosa, fiel al estilo que la vida le obligó a adoptar desde que era una niña, Juana Manuela Marroquín Santos, la hija consentida del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien interpuso un rosario de demandas en contra de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) por lo que considera un cobro absurdo, inconcebible e injustificado de impuestos.
¿Cómo le iban a cobrar si con tan solo 10 años tuvo que abandonar para siempre Colombia junto con su familia después de un operativo en el que fue abatido su padre, el temido jefe del Cartel de Medellín? En las demandas, conocidas en su totalidad por SEMANA, hay un factor común: no tenía la madurez para tener bienes a su nombre, por lo que no podía pagar ningún tipo de impuesto de patrimonio como lo ordena la ley.
Igualmente, advertía que muchos de los bienes de Pablo Escobar habían pasado, a comienzos del nuevo milenio, a extinción de dominio, por lo que ella ya había perdido total control. El 15 de agosto de 2018 recibió el primer golpe en su contra: el Tribunal Administrativo de Antioquia negó, una a una, sus pretensiones alegando que las propiedades estaban a su nombre y que, por años, había omitido el pago de impuestos.
En los documentos de tradición y libertad le registraban 120 inmuebles, entre los que se encontraban los tristemente célebres edificios Mónaco y Dallas, en Medellín, todos a nombre de Manuela Escobar Henao, nombre de pila de la hija del capo, quien el 8 de junio de 1998, como consta en la escritura pública número 4.678, había cambiado su identidad para desprenderse del lastre que cargaba con el apellido Escobar, que representa a uno de los criminales más peligrosos del mundo.
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Así como era pesado cargar con el apellido, resultó peor la herencia. La declaración de renta del 2006 fue su perdición. Aparecía el listado de los bienes que poseía en Colombia y un patrimonio superior a los 5.400 millones de pesos. Ahí mismo se alertaba que en ese periodo no había cancelado sus obligaciones con la Dian. Pese a que intentó responsabilizar a un contador cercano a la familia, la evidencia no fue suficiente para achacar estas culpas a un tercero.
Inmediatamente, de manera hábil y juiciosa, radicó un recurso de apelación ante el Consejo de Estado reclamando que se revisara el fallo y advirtiendo que se trataba de un malentendido. Sin embargo, en el alto tribunal no tuvo mejor suerte y, en 2002, se ratificó que tenía que cancelar sus deudas. El fallo fue claro: “No se demostró que la contribuyente hubiera incurrido en un error en la declaración de renta del año 2006, ni que esta última hubiera sido objeto de corrección”.
Con la misma pericia y tenacidad, que parecen heredadas, se jugó una última carta. Un recurso extraordinario ante el mismo Consejo de Estado para que anularan todos los fallos judiciales que pesaban en su contra y así hacerle el quite al pago de impuestos en Colombia, el mismo país que abandonó cuando tenía tan solo 10 años de edad para radicarse en Argentina y rehacer su vida.
“La señora Juana Manuela Marroquín Santos era menor incapaz cuando los predios que originaron el impuesto al patrimonio fueron puestos a nombre suyo por sus padres, tras lo cual aquella dejó el país sin que tuviera conocimiento de que le pertenecieran tales bienes cuando se encontraba bajo la postura administrativa del Estado colombiano”, resaltaba la demanda al advertir que este trámite se había dado cuando tenía solo tres años.
Igualmente, cuestionaba la posición de la Dian en este proceso asegurando que no tuvo en cuenta las pruebas que demostraban que ella no tenía la capacidad para asimilar lo que estaba ocurriendo cuando sus padres pusieron ese patrimonio a su nombre y destacando que “no tenía ingresos, tampoco patrimonio, residencia ni domicilio en Colombia y, que ella es una persona nacida en Ciudad de Panamá y no tenía la obligación de llevar contabilidad”.
En el fallo conocido en exclusiva por SEMANA se negaron definitivamente las pretensiones de la hija de Escobar, puesto que no pudo demostrar un error humano o una irregularidad en la presentación de su declaración de renta. En este caso, se concluyó que, pese a los reclamos, la Sección Cuarta del Consejo de Estado no solo revisó de manera minuciosa todos los certificados de tradición y libertad que estaban a nombre de la hija del capo y no se encontró que “el patrimonio líquido denunciado por la contribuyente fuera diferente del que había sido declarado con ocasión de la presentación de su declaración de renta del año gravable 2006”. En cortas palabras, no se demostró un cobro injustificado o abusivo.
De esta forma Juana Manuela, quien alcanzó la figura de mito en un momento al ser catalogada la “niña más rica del mundo” por la fortuna que le había dejado su padre, tendrá que pagarle 168 millones de pesos a la Dian por impuestos atrasados. Como si fuera poco, en medio de este complejo litigio, el Consejo de Estado le ordenó pagarle un salario mínimo directamente a la entidad después de que se declararan infundadas sus pretensiones.
Resulta una ironía que mientras Pablo Escobar contaba el dinero por millones de dólares, incluso le tocaba pesarlo para establecer cuál era el monto que tenía en cada una de sus caletas, ahora su hija tenga que darse una batalla para pagar una cifra que hubiera sido moneda menuda para el poderosísimo narco.
Por el momento, la veintena de demandas que existen en contra de la Dian siguen su curso. SEMANA pudo establecer que en la que se le reclama el cobro de 103 millones de pesos por no pagar el impuesto al patrimonio en 2009, la misma Juana Manuela se ofreció para rendir personalmente su testimonio. Sin embargo, el despacho del magistrado César Palomino Cortés no lo consideró pertinente, por el momento.
Pelea contra su familia
Como dato curioso, Juana Manuela también interpuso, junto con su hermano Sebastián, siete denuncias y demandas en contra de su propios tíos Gloria Inés, Alba Marina, Roberto de Jesús y Argemiro de Jesús Escobar Gaviria, por la herencia del capo del narcotráfico. El caso se resolvió en 2014, según reseña la rama judicial, y se ordenó la devolución de 50 millones de pesos a los hijos de Pablo Escobar y una renuncia a reclamos posteriores sobre este tema.
De Juana Manuela muy poco se sabe. Contrario a la posición que han tomado su hermano y su madre, ella ha preferido mantenerse en la sombra, nunca ha dado una entrevista, no tiene redes sociales, nadie sabe cómo luce hoy, a qué se dedica, con quién vive, si tiene hijos; mutismo total.
Por esto, el mito sobre ella sigue creciendo. Hoy son más rumores que certezas las que existen frente a la niña de la que se dijo que su padre le regaló un unicornio por atender uno de sus caprichos de cumpleaños, que quemó dos millones de dólares en efectivo en una chimenea para que estuviera caliente mientras se escondían de las autoridades y que era la única que podía calmarlo cuando todo el mundo, literalmente, estaba detrás de su cabeza.