Justicia
Las ambulancias del distrito que no salvan vidas y terminan causando muertes, estos son los testimonios ante la Fiscalía
La denuncia hecha por SEMANA se convirtió en una investigación de la Fiscalía, cuyos testimonios son aterradores. Hay muertos por fallas en estos vehículos que, en realidad, son furgones modificados.
Irónicamente, Bogotá puede ser la única ciudad del mundo donde las ambulancias, carros fabricados con la intención de salvar vidas, hacen todo lo contrario. Quien es transportado puede terminar muerto y no por la enfermedad o emergencia, sino por fallas técnicas en estos vehículos, que resultaron ser furgones mal adaptados e incapaces de soportar el voltaje de los elementos de primeros auxilios que tienen que utilizar para atender a las personas. Ambulancias que se pueden relacionar más con coches fúnebres.
La reveladora denuncia realizada por SEMANA, cuyo saldo va mucho más allá de los 36.000 millones de pesos que costaron las más de 150 ambulancias, y que en realidad se está pagando con vidas, está en manos de la Fiscalía, que ha recibido testimonios aterradores sobre lo que pasa en estos carros y ya alista las primeras imputaciones.
Los testimonios que ha obtenido el fiscal 212 de la Unidad de Delitos contra la administración pública dejan claro que montarse en estas ambulancias es un riesgo de muerte. “El vehículo en tránsito con todas las luces prendidas, en traslado con paciente, al conectarle todos los aditamentos, se apagaba de un momento a otro. En ocasiones, cuando el paciente se encontraba muy grave, al apagarse el vehículo, se empeoraba su situación. Hay testigos de pacientes que por fallas de los vehículos perdieron su vida”.
Además, dejan claro que el problema es la chambonada que significa haber adaptado furgones para este uso. “Esas ambulancias tienen adicionadas partes que no fueron acordadas con el fabricante, por lo cual los vehículos han estado presentando fallas continuas, ocasionando pérdidas de muchas vidas”, señala otro testimonio de personal técnico del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (Crue).
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Advierte que con estas ambulancias todo se hizo mal, “la instalación debería tener un plano aprobado por un ingeniero, pero aún más por el fabricante de los vehículos, con el fin de que su funcionamiento fuera el adecuado, de acuerdo con las especificaciones que se entregaron”.
En los testimonios en poder de SEMANA se habla con nombre propio. Uno de los conductores aseguró que “es falso lo que dice el señor Andrés Álvarez, director del Crue, que los carros están ajustados a la norma para ser usados en la labor de ambulancias para los servicios de atención prehospitalaria (APH).
En las lomas, con las vías que tiene Bogotá, no funcionan. Yo, que he sido conductor de camión, sé que estos son vehículos NHR, camiones de carga sin la suspensión adecuada para el traslado de personas en condición de salud vulnerable o discapacidad”.
El asunto es tan complejo que estas ambulancias, prácticamente nuevas, sin llegar a los 10.000 kilómetros han tendido que ir más de seis y siete veces a mantenimientos en la sede de la ensambladora que está ubicada en Tocancipá, porque las fallas eléctricas son tan evidentes que se han venido quemando, semana a semana, las luces que están fabricadas para 60.000 horas de uso.
La Fiscalía tiene claro, con los testimonios que viene recogiendo, que está en juego la vida de los bogotanos, como narran los testimonios, “la falla más evidente era que los catalizadores se taponaban; como solución, los técnicos mecánicos de la subred le colocaban un tornillo que generaba una fuga de gas, la cual afectaba a los conductores, operadores y pacientes. Hasta las puertas de estos carros nuevos se abrían solas”.
Cuando SEMANA indagó por estos preocupantes hechos, parecía imperar la ley del silencio y hasta empleados señalaron que no se podía ni reportar las novedades porque de inmediato llegaban las amonestaciones; ahora ante la Fiscalía el asunto es a otro precio y vienen decisiones de fondo ante esta chambonada que cobra vidas.